Incierto: capitulo treinta y tres.

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Narrado por Jazzlyn:

Tal vez son los sucesos quienes nos hacen a nosotros, y no nosotros a ellos. No pensaba que los sucesos llegaran solo porque sí, siempre fui consciente de que nuestras decisiones alteran nuestro futuro, porque el mismo está en nuestras manos pero también fueron las circunstancias las que me llevaron a pensar que gracias a los sucesos yo formaba mi propia personalidad. 

Era una cadena de eslabones que jamás acababa realmente.

La muerte de Roger había sido un suceso, y ese suceso había cambiado algo en mi. No dejaría que cosas así volvieran a suceder, no inmiscuiría a más personas a mi mundo de manera innecesaria solo por querer sentirme comprendida. Quizás todo en mi vida era así, yo queriendo sentirme comprendida, yo queriendo sentirme aceptada, yo, yo y más yo. ¿Realmente había sido así de egoísta? Quería protegerlos, pero en primer instancia había sido yo quien los había metido en mi vida.

¿Cómo los protegía cuando el verdadero peligro era tenerme cerca? Vivía en un juego donde dar un paso en falso era retroceder y lamentablemente yo había ido hacía atrás saltando tan alto que había retrocedido miles de casilleros.

Mis dedos tocaron el pestillo de la puerta blindada frente a mi y aquel frío hizo que un espasmo me recorriera la espalda. Había tenido que meterme en la mente de varios guardias para llegar a las caballerizas que habían modificado para transformarlas en celdas de alta seguridad y hubiera mentido si aseguraba que llegar ahí había sido fácil. Había tenido que ser demasiado silenciosa para no despertar a Bastian y después, había tenido que buscar los puntos ciegos que tenían las cámaras.

La última vez que me había escapado en un intento de ser espía había sido al seguir a Bastian al acantilado y Agramon se había enterado por las cámaras. Cometer un error es normal, cometerlo dos veces es de estúpidos.

Miré la puerta frente a mi y me pregunté si realmente quería estar allí, si era correcto entrar a aquella habitación sabiendo que no estaba repuesta por completo y escucharía cosas que no me agradarían en lo absoluto. Aquella mujer había abusado de Bastian, me había secuestrado y aparte había asesinado a Roger, no había manera en que la tuviera en frente sin estallar de rabia y querer hacerle daño.

¿Quién me frenaba? Esa mujer era una puta ofrecida, pero no dejaba de ser una humana común y corriente que ponía en vergüenza a cualquier mujer.

Tal vez era mi falta de sentido común lo que me llevó a sacar la llave de mi bolsillo mientras quitaba los seguros superficiales de la puerta. Sabía que el verdadero poder lo tenía la llave que sostenía, y no me importó girarla en la cerradura para quedar en la misma habitación que aquella zorra estúpida.

—Vaya, no creí que alguien se animara a dar un paseo turístico por aquí. —Abrí la puerta por completo y pude ver un leve asombro en sus finos rasgos cuando me vio—. Somniatore, veo que aún respiras. No creí que tu corazón continuara latiendo después de que te sacaron de aquella celda. 

No me inquieté cuando la puerta se cerró, sabía que la que debía inquietarse era ella.

—¿Tanto puedes subestimarme? Deberías recordar que tu eres la perra barata que camina en dos patas, no yo. Si hay alguien que no respirará mucho tiempo, esa si serás tú —respondí—. ¿Crees que alguien quiere venir por aquí? Si quieren ver víboras van a un zoológico.

La vi sentarse en el suelo repleto de humedad y sacudir la gabardina que llevaba, la cual de manera automática reconocí como la de Bastian. Todo en mi pareció tensarse cuando vi a esa mujer con su ropa, no comprendí porque él tenía que dársela, cuando a duras penas me daba su abrigo a mi.

OcultoWhere stories live. Discover now