treinta

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Maya

Al despertar, sentí que había dormido una eternidad. Mi boca estaba seca, tenía un poco de calor, además me sentía débil. Levanté la cabeza y me encontré con una habitación que no era mía. Color verde pálido, con escasos muebles, mis manos tenían agujas que atravesaban mi piel y no sólo en mis manos, podía sentirlos en otros lugares de mi cuerpo. Cuando me moví, sentí un dolor en mi vientre, dolor que me hizo soltar un jadeo, pasando mis manos por mi vientre. No sé por qué pero me sentía tan vacía.

Permanecí callada y sola por un buen rato, pensando en el por qué estaba aquí. El dolor en mi vientre me hizo recordar los acontecimientos de anoche, acaricie mi estómago.

- Ya estamos bien -susurré.

Momentos después, entró una mujer a la habitación. Al parecer una doctora, me retorcí incómoda en la cama.

- Vaya Maya, despertaste más temprano de lo que teníamos pensado -me sonríe. Yo simplemente asiento- Son las diez de la mañana, ¿cómo te sientes?

- Débil, mareada... como si hubiera dormido una eternidad -me cruzo de brazos. Ella asiente y lo escribe en la tabla que trae en sus manos- ¿Qué pasó con mi bebé doctora...? -traté de adivinar su nombre, ella no mostraba alguna expresión.

- Doctora Ville -acerca su silla hacia mí, causando un sonido que me incomoda- Maya, yo...

- ¿Qué pasó? -la interrumpo.

- Llegaste aquí casi a la una de la mañana, con una hemorragia... -la veo y escucho atentamente- Con casi cuatro meses de embarazo, lamento informarte que tuviste un aborto.

- ¿Qué? -susurro, sintiendo un horrible dolor en mi pecho- ¿Qu..qué?

-Desafortunadamente perdiste al bebé, por un pequeño problema en tu útero, además tu cuerpo no estaba preparado... -frunci el ceño, con lágrimas en mis ojos- También hemos descubierto que después de esto, por desgracia será complicado volver a embarazarte Maya.

Las lágrimas comenzaron a caer, en mi pecho sentía una horrible presión, como si fuera a llorar desgarradoramente. La doctora tocó mi mano, acariciando.

- Lo lamento mucho Maya.

Seco mis lágrimas.

- En unas horas más tarde te daremos de alta, mientras tanto haremos unos últimos chequeos en tu cuerpo ¿bien? -Asiento, lagrimeando y comenzando a sollozar- ¿Tienes hambre?

Niego.

- ¿Pu...puedo estar sola? -titubeo.

Ella se levanta de la silla

- Claro -sonríe amablemente- Una enfermera vendrá a revisarte en veinte minutos, ¿bien?

Asiento. No puedo hablar, sólo hay lagrimas, sollozos, una habitación sola donde lo único que se escuchaba era mi sufrimiento, abracé mi vientre con fuerza, me era difícil respirar, mi vientre dolía pero a la vez se sentía solo, vacío. ¿Por qué la desgracia me perseguía? ¿Por qué?

15 minutos después llegó a la habitación una enfermera, esbozando una sonrisa junto a una bandeja de comida. Mis llanto había cesado, pero mis ojos estaban rojos.

Maya y Miah ►Del Club del Suicidio◄Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang