cuatro

589 78 22
                                    

Maya

Wayde Colton ex novio de mi hermana se encontraba más guapo, esa camisa blanca le quedaba muy bien, parece que estuvo ejercitándose. Su cabello rubio estaba más corto, los rizos ahora eran más notorios en su fleco, que estaba perfectamente peinado. Olía jodidamente bien, sus brazos estaban a mi alrededor.

—¿Qué demonios haces aquí?

—No soy Miah, tarado —me río histericamente. Cuando estoy borracha quiero llamar la atención en todo, riéndome, hablando, ¡no lo sé!.

—Vaya, realmente pareces Miah —me ve con el ceño fruncido— Tus puntas del cabello rosadas, tus ojos muy negros y un labial de un color muy triste... pareces Miah de diecisiete años.

—Uh eso me dolió. Y tú pareces un niño mimado de papá, ¿te ganaste la lotería o algo? —Mi mundo comenzó a dar vueltas, de nuevo. Comencé a tener mucho asco.

—No.

—Oh por Dios —exclamé, sintiendo el vómito querer salir de mi garganta. Dí una arcada, esta fue suficiente para que Wayde se alejara de mí y mi vómito saliera disparado en el taburete donde él estaba sentando.

—Te ves muy jodida Maya —me dice, tomando en brazos y llevandome afuera del lugar.

Me conduce a lo que al parecer es su auto, este era distinto al que tenía en Connecticut, con el que iba a recoger a Miah a veces. Este auto era más elegante.

—Toma —me lanza una botella de agua, abre la puerta y me obliga a sentarme en el asiento del copiloto, deja la puerta abierta por si deseo volver a vomitar.

—No sé que me dió el bartender —le digo riendo— pero sí que me dió fuerte.

—Maya ¿qué haces acá? ¿Dónde está Miah? ¿Cómo está?

—No me hagasss muchas preguntas —pase mi mano por mi frente. Él se cruza de brazos, mientras termino toda la botella de agua— ¿Puedes llevarme a casa? No sé cómo regresar y tengo frío. Quiero orinar.

Le dije a Wayde la dirección del apartamento, este me llevó y tuvo que soportar mis chistes de ebria incoherente. Fingía reír o simplemente asentía.

—¿Qué te trajo a Nueva York?

—Mis sueños de niña pequeña —observé todo el recorrido— Miah y yo teníamos ganas de mudarnos juntas y simplemente elegimos Nueva York.

—¿Por qué?

—Porque es una hermosa ciudad. Aparte creo que Miah quería seguir siendo follada por Scott —me eché a reír fuerte. Soltando carcajadas.

—¿Qué?

—Te pusiste guapo, ¿o estoy demasiado borracha? —lo veo y él tiene una mueca en su rostro.

—Maya por favor, basta. ¿El edificio es el de la esquina? —niego.

—Pasa ese edificio y cuando recuerde el edificio te digo —bostecé— ya no quiero vomitar pero quiero dormir —me acomodé en el asiento.

—Maya, no sé donde demonios vives, no te vayas a quedar dormida.

No lo escuché, cayendo en un profundo sueño. Lo último que logré escuchar fue un suspiro frustrante por parte de Wayde. Cuando volví a abrir los ojos, seguía siendo de noche y estaba lloviendo. Miré a mi izquierda y me sorprendí al ver a Wayde... ¿era realmente él?

—¿Wayde?

—¡Gracias a Dios, Maya! —volvió a encender el auto— Es medianoche y apenas despertaste, parecía que estabas en un coma.

—¿Cómo mierda llegué a ti?

—¿Ya se te bajó lo borracha? —hice una mueca— Te encontré en el Chelsea, el bar, estabas literalmente muerta sobre la barra y después me notaste. Estuviste a punto de vomitarme y te estaba llevando a tu casa hasta que te quedaste dormida. Tengo que trabajar mañana Maya, por favor sólo dime cuál es tu edificio y por qué estás aquí en Nueva York.

—Tengo la misma pregunta pero en cuestión a ti, ¿qué haces tú en Nueva York? ¿No te habías mudado a Nueva Jersey? —él asintió— Me siento muy mal...

—No vayas a vomitar y sí, me mudé a Nueva Jersey, pero ahora estoy trabajando acá. Iba a trabajar en Washington pero fui trasladado a Nueva York. ¿Y tú? ¿Vienes con Miah?

—Sí, nos mudamos hace poco, hace como tres días. —él asiente— es ese, el que está a lado de la tiendita esa —señalo. Él vuelve a asentir y se estaciona, la lluvia sigue.

—Maya, por favor no le digas a Miah que nos encontramos. No quiero que sepa que estoy viviendo aquí, no quiero que sepa que estoy en el mismo lugar que ella.

—No te preocupes no lo haré —abrí la puerta del auto y me sentí mareada— ¿Puedes acompañarme aunque sea a la puerta? No creo poder caminar —él sólo volvió a asentir y abrió la puerta, sin siquiera importarle la lluvia me ayudó a caminar hasta la entrada, abriendo la puerta por mí— Gracias Wayde.

—Hasta luego, Maya.





xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Les dejaré otro capítulo más, porque me emociona ver que casi todos los días recibo votos en los libros de El Club Del Suicidio!!! Eso me pone tan feliz!!!

Voten y comenten, que quiero saber sus opiniones <3 

Maya y Miah ►Del Club del Suicidio◄Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang