quince

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Miah

- Cualquier cosa extraña que te pase, puedes llamarme y yo estaré aquí ¿sí?  -Scott dice besando mi frente.

-Está bien, Maya ya volverá en unos minutos o eso dijo -le sonrío- No te preocupes por mí, sólo me pasó una vez no volverá a pasar otra vez.

- Confío en que estarás bien, preciosa -Trata de besar mis labios pero yo lo detengo- 

-Hasta luego...

Cierro la puerta y espero a que aparezca observando desde la ventana, así como se vaya yo también me iré. Lo veo cruzar hasta el otro lado de la calle y lo veo tomar un taxi. Enseguida arreglo mi cabello, viendo cómo lucía en el espejo. No me veía tan mal. 

Decidí no llevar un bolso, más que un suéter con bolsillos, ahí guardé mi teléfono y dinero en efectivo. Me puse perfume y delinee mis ojos.  Cerré la puerta y corrí hacia el elevador. Mi reloj marcaba las 8:40 de la noche. Cogí un taxi directo al Chelsea, el bar donde vi a Wayde.

Brandon no quería hablar conmigo después de que lo dejé solo en el bar, sin embargo terminó hablando bien conmigo porque le conté que intentaron asaltarme. Entonces aprovechó el momento para abrazarme y besuquearme la cara preguntando si yo estaba bien. Ese hombre no se cansará hasta que sus labios toquen los míos, o que incluso suceda algo más. No puedo visualizarlo. Le pedí al taxi que me dejara una calle antes, así permanecería afuera del lugar esperando a Wayde. Este era el momento de enfrentarlo, más bien, de poder hablar.  Me preguntará por qué huí de él eso lo sé, será ahí cuando le diga que no sé el por qué. 

Estaba temblando y no porque estuviera haciendo frío, si no por el nerviosismo que sentía. Me estaba preparando para sus posibles respuestas a mis preguntas, quisiera que al verme, corriera para besarme. Sin embargo no será así. Pasaron diez minutos y no había rastro de él, hasta que dieron las 9 de la noche. Giré, observando a mi derecha para verlo caminar lentamente. Comencé a sudar y sentía que me daría un paro cardíaco. Venía sin mostrar expresión alguna, entonces a un establecimiento antes se detuvo, abriendo sus ojos en grande. Yo caminé lentamente hacia él, viendo mis pies y no viéndolo a él.

- Hola... -titubeo cuando levanto la mirada y me encuentro con un Wayde tan cambiado.

-Miah... -susurra, siento sus brazos alrededor de mí. Las lágrimas quieren salir pero no lo voy a permitir. Este abrazo me reconstruyó por completo, hizo que viera estrellitas. Quería levantar mi cabeza y unir mis labios a los de él, pero es inadecuado. 

Me muerdo el labio cuando rompe el abrazo.

- ¿Me estabas esperando?

Asentí, tímida.

- No fue correcto haber huido la última vez... 

Su mirada, joder. Su cabello, su voz, su todo. Parece un Wayde distinto.

- ¿Si eras tú? Maldición, creí que había sido un sueño... -dice incrédulo- Pero ¡mírate! Estás más delgada y guapa, ¿qué te has hecho?

- Creo que debo decir lo mismo de tí, te ves más guapo con ese corte y vestido de gala... ¿Trabajas?

- Así es, en la empresa de mi padre, bueno la empresa está ubicada en Nueva Jersey pero mi padre me envió aquí. Creía que me iba a ir mejor pero honestamente, mi vida en Nueva York es una mierda -sonríe sarcasticamente- ¿Quieres ir a mi casa? No creo que en un bar tengamos la oportunidad de hablar...

Maya y Miah ►Del Club del Suicidio◄Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum