Él se quedo pensativo obsevando hacia un punto al frente. Más tarde me di cuenta de que a lo que le prestaba tanta atención era a una chica con un silbato colgado al cuello y vestida con ropa deportiva, era indudable que ella era el árbitro. Giró la cabeza y me miró haciéndose el interesante.

—Mira y aprende.

Sin perder tiempo, Niall se encaminó hacia ella y a lo tonto se puso a charlar con ella animádamente, como si fueran amigos de toda la vida. Luego, por el acortamiento de distancia entre ellos y por las risas fáciles de ella supe que Niall ahora la trataba de engatusar, por no decir claramente que estaba ligándosela allí, delate de todo el mundo. Era sorprendente la facilidad que tenía para entablar una conversación con una chica de manera tan descarada y en tan poco tiempo, y que no lo mandaran a la mierda por ello.

Giré mi cabeza y observé las gradas con gran detenimiento. Intentaba visualizar a mi madre y a Katy entre la muchedumbre, pero entre tanta gente me resultó imposible. A la única que distinguí fue a Ainhoa, la profesora de Alemán del colegio, o de algún otro idioma. No recordaba exactamente. Al parecer ella también me observaba a mí en ese momento, ya que al cruzar miradas me sonrió ampliamente y agitó su mano en el aire saludándome. Yo le respondí con un leve movimiento de cabeza y una pequeña sonrisa.

—Listo. Problema solucionado —celebró Niall contento sentándose junto a mí en el banco—. Ya me podré sentar contigo en todos los partidos.

—¿Qué le has dicho?

—Bah, lo de siempre... —habló con chulería, como si embaucar a las chicas fuera su especialidad—. Ojos preciosos, cabello sedoso, y un par de frases que nunca fallan.

Yo puse mis ojos en blanco.

—¿Y que ha pasado con la chica aquella que no podías sacarte de la cabeza? —pregunté alzando las cejas. Había descubierto ya por mi propia cuenta quién era esa misteriosa chica, y la verdad era que no me había costado demasiado.

Su expresión se tornó de lo más seria y preocupada en menos de una milésima de segundo.

—No me hables de eso, por favor. Sabes que estoy tratando de olvidarlo —agachó su cabeza.

—Lo siento, pero es que no sé como piensas olvidarla si vienes hoy aquí precisamente para verla a ella. Es de tontos, perdóname que te diga.

Él alzó su cabeza de golpe y me miró con lo ojos bien abiertos.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—Pues desde que algunas noches, cuando te quedas a dormir en casa, te oigo hablar de ella en sueños —él balbuceó algo incomprensible golpeándose la cabeza con la mano—. Además, es indiscutible que ambos no paráis de miraros el uno al otro cuando estáis cerca.

Él se mostró algo avergonzado ante la situación, por lo que decidí no hablarle más sobre aquel tema por el resto del día.

—Chicas —las llamé a todas levantándome de mi sitio. Ellas se acercaron a mí y bebieron agua mientras me prestaban atención—, llegó el momento. Según me han dicho, este equipo no es de los más buenos que hay en la competición, pero igualmente tenéis que estar concentradas al máximo para poder poner en práctica todo lo que habéis aprendido estas semanas, ¿de acuerdo? —todas ellas asintieron entusiasmadas—. En el primer set saldréis todas menos... —busqué con la mirada a las dos que tenía en mi cabeza—, Ruth y Selena (una niña que no está en el curso de _____). Vosotras saldréis en el próximo.

Ellas dos fueron hasta el banquillo y se sentaron unos asientos a la derecha de Niall, poniendo bastate distancia entre medias. Las demás se repartieron por el campo, cada una en la posición que le había asignado, y chocaron sus manos las unas con las otras dándose ánimos.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now