La sangre es más espesa que el agua

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-Hola Fer, ¿como va todo?- pregunto girándome hacia él.

Sin duda es un chico lindo. Es el típico niño bien, rubio de ojos verdes y cuerpo que te mueres, pero el es consiente de lo que causa en las chicas y no duda en piropear a cada una que se le atraviesa y esa es la principal razón por la que no me termina por convencer.

-Nada bien. Hay una chica que me gusta, pero no me hace caso- dice acercándose a mi- ¿Que me recomiendas para tener su atencion?

Dejo mi bolsa en el escritorio y tomo una liga para levantarme el cabello. Fernando se acerca para ayudarme y me pone la liga. Ese gesto mueve algo dentro de mi, ese pequeño gesto me recuerda como es que alguien se preocupe por ti.

-Deja de ser tan ojo alegre y quizá ella te vea como una buena opción- digo caminando a la puerta de la oficina.

-Pensé que eso llamaría su atencion. Pero si no está funcionando me concentrare solo en ella- dice sonriéndome.

-Vamos, tenemos que trabajar- digo sonriendo de regreso.

Después de las primeras horas, quede sorprendida por la cantidad de gente reunida y como es que los meseros y barman atendían a una velocidad impresionante.

Ya había ido al bar como cliente, pero estar en esta posición era distinto.

El teléfono de la oficina suena y rebota la llamada a mi celular porque lo tengo enrutado. 

-Bar Sombras, buenas noches- contesto.

-Buenas noches, estoy llamando de las oficinas Herrera y asociados. Es para hacer el encargo de siempre, el señor Herrera desea que su pedido llegue lo antes posible.

-Muy bien, nos haremos cargo- contesto.

-Muchas gracias- responde la voz al otro la do de la linea, seguido del corte de ella.

Me quedo observando el teléfono pues no alcance a preguntar el pedido, el lugar... Nada.

Salgo a la barra y me acerco a Fer.

-Oye, llamo una persona de Herrera y asociados para encargar lo de siempre, pero no me dio mas información- digo nerviosa.

-Tranquila- dice Fernando mientras sonríe por mi pequeña falla- Yo me encargo del pedido, pero tu vas a tener que entregarlo. Este cliente es bastante especial y pide que lo entregue el encargado. Por lo general es Andres o su padre, pero como solo estas tu, esa sera tu labor.

En unos minutos, Fer prepara en una bolsa para llevar unas botellas y una orden de todos los acompañamientos. Ambos salimos a su auto y el conduce hacia una zona de dinero.

Cuando llegamos a una residencia de departamentos de lujo, el se queda en el auto y me indica a cual ir.

Me maravillo con el lujo que me rodea recordando como hace algunos años me rodeaba de ello. Subo al ultimo piso y cuando toco el timbre un escalofrió recorre mi cuerpo.

Un chico abre la puerta y no es otro que Marcos. Me mira sorprendido y antes de que alguno pueda decir algo Alberto aparece tras el.

Los tres nos quedamos en silencio por un largo momento.

Puedo notar a primera vista que el Alberto que yo conocía no es este. El chico que tengo frente a mi es mas sofisticado y serio, incluso diría que más maduro, pero hay algo en sus ojos que refleja tristeza y cansancio, algo que no tenia cuando se fue.

-Mel, ¿que haces aquí?- rompe el silencio Marcos.

-Vine a entregar esto- contesto señalando la bolsa.

Alberto me la arrebata a la vez de que me mira con desprecio.

-¿Quieres pasar?- pregunta Marcos un tanto incomodo por la situación.

-No no quiere- contesta Alberto por mi.

-¿porque tardan tanto?- dice una voz tras de ellos.

Al escucharla algo dentro de mi se rompe y mi mente regresa al día en que la encontré con Leonardo en la cama.

Antes de que ella pueda verme, me dirijo al ascensor. La espera se me hace eterna, pero cuando las puertas se abre, entro y dejo salir las lagrimas. Una mano impide el cierre de puertas, Marcos entra en el elevador conmigo y pulsa el botón de planta baja.

-¿Que haces aquí Mel?- pregunta- Y no me refiero a la entrega de comida.

-¿Como que que hago aquí?- contesto entre hipos- He estado aquí durante cuatro años estudiando. Puedes preguntarle a esa golfa. De primera fuente lo supo el día que la encontré con Leonardo.

Marcos abre los ojos sorprendido y después tensa la mandíbula.

-¿Como que cuatro años?- pregunta confundido.

En ese momento las puertas se abren y yo aprovecho para escapar. Subo al auto y le pido a Fer que arranque. 

Lo ultimo que escucho antes de perder el control, son los gritos de Marcos. Para mi suerte Fer no pregunta nada y solo conduce. Cuando llegamos al bar logro controlarme un poco.

-No quiero presionarte, pero necesito que me contestes si te hicieron algo- Fer intenta paracer tranquilo pero puedo sentir lo enojado que esta.

-No- logro contestar- No paso nada.

Fernando me mira pero no parece creerme.

-¿Segura?

Asiento.

Ambos entramos al bar. Yo me dirijo a la oficina a arreglarme un poco mientras que Fernando toma su puesto en la barra.

Cuando abro la puerta me encuentro con la persona que menos esperaba ver en mi vida.

-¿Papá?- digo al verlo sentado tras el escritorio.

El shock recorre mi cuerpo por segunda vez en una noche.



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