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Nuestro primer encuentro

Esta era la quita vez que mamá y yo nos mudábamos de estado. Dejábamos la ciudad de México para vivir en playa de Carmen, Quintana Roo donde vivía su nueva conquista. Yo odiaba los lugares calurosos, pero en esto yo no tenia voz ni voto.

Papá nos había dejado cuando cumplí cinco años. Un día salio a comprar la comida y jamas volvió. Fui testigo como mamá lo espero por mucho tiempo, pero después de dos años, era obvio que jamas regresaría. Desde entonces a estado buscando a la persona indicada para envejecer junto a ella, pero hasta ahora no ha tenido suerte. Pienso que se debe a que teme que le vuelvan abandonar, por eso no se permite amar con total libertad y deja a sus parejas antes de que ellos la dejen.

Ella me había prometido que era la ultima vez que lo hacíamos, que esta vez era el hombre adecuado. Pero yo no me hacia ilusiones.

Durante el camino y mientras mas nos acercábamos a los estados cálidos, comenzaba a sentir la humedad del habiente. Poco a poco me fui desprendiendo de mi sudadera y sueter para quedar en una playera de tirantes.

Cuando finalmente el carro se detuvo en una entrada residencial, suspiré por lo que se avecinaba. Una vez que autorizaron la entrada al carro, mamá comenzó a buscar el numero de la casa.

-Es esta- dijo señalando una casa a un costado de la playa. La casa era de dos pisos y tenia grandes ventanales.

-Por dios madre, ¿a este de donde lo sacaste? ¿Es narcotraficante o algo así?- pregunté sorprendida por lo lujosa que se veía la casa.

-Melisa no digas tonterías. Ya te dije que conocí a Roberto en fiesta que organice para el en la ciudad- contestó molesta mientras estacionaba el auto.

-Si, pero se te olvido comentar que es asquerosamente rico- baje del auto y recibí una mirada de molestia por parte de mi madre.

Ambas caminamos hacia la puerta y antes de tocar esta se abrió mostrando a un señor mas o menos de la edad de mamá bastante atractivo.