Una nueva oportunidad

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No me sorprendió ver a Melisa esperando el autobús, pero me molesto que no quisiera la chamarra

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No me sorprendió ver a Melisa esperando el autobús, pero me molesto que no quisiera la chamarra. Podía notar que estaba enfadada, pero no lograba comprender porque. Dudaba que fuera por el tiempo que la había estado evitando, pues no nos conocíamos tanto como para que le importara, pero era la única forma de mantener a Ariana lejos de ella.

Ariana era lo que se podía describir en palabras una chica con muchos problemas. Yo la describiria mejor como la versión femenina de mí, esa había sido la principal razón para salir con ella y la otra razón era que era una chica muy atractiva. Nos identificábamos y no intentábamos repararnos, sencillamente nos aceptábamos.

 Nos identificábamos y no intentábamos repararnos, sencillamente nos aceptábamos

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Pero por mucho que Ariana me comprendiera, no me hacia sentir esperanza. 

Al estar con Melisa sentía ganas de ser mejor persona. Melisa era mi luz en el inmenso poso en que me encontraba.

Decidí ir lento para que el trayecto durara más. 

La noche que Ariana nos había encontrado estaba furioso por como habían terminado las cosas. No había sido mi intensión dejar de hablarle, pero Ariana tenia mucha influencia en la costa y tanto como me agradaba que su influencia me ayudara en mis negocios sucios, también me hacían temer por Mel.

Cuando llegamos a su casa, ella no espero para bajarse de la moto. Se quito el casco y me lo entrego.

-Gracias por traerme- dicho se eso se giro en dirección a su casa.

Inmediatamente baje del la moto y la recargue en el pie para que no cayera. La alcance cuando la puerta se abría mostrando a su mamá.

-Hola hija ¿como te fue?- su madre la miro a ella y después a mi. Por su expresión no le agradaba, pero esa era una reacción general a cualquiera que me viera- Melisa ¿Te has montado en esa cosa?

Melisa observo la moto y después a mi. 

-Si madre y no es la primera vez. Ahora si nos disculpas vamos a estar en la habitación- dijo tomando mi mano. Nos llevo a la segunda planta y cuando estuvimos en su cuarto cerro la puerta.

-¡Melisa!- gritó su madre, pero ella decidió ignorarla.

Aventó su mochila a un rincón y se dijo caer en la cama. Por mi parte me senté en una silla que estaba junto a las ventanas del balcón. Su habitación era femenina, pero pude percibir cierto desorden en él. Ropa por aquí, zapatos por allá.

-No sabia que tuvieras tan mala relación con tu mamá- dije una vez que se sentó en la cama.

-No sabes nada de mi Alberto- contestó molesta- Y siento decirte que eso es tu culpa. Pensé que podríamos ser amigos, pero veo que no soy suficiente para ti y para tu vida.

Me levante de la silla y me senté junto a ella en la cama.

-No te equivoques Mel, tu eres demasiado buena en mi vida. Por eso intento mantenerte lejos. No quiero arruinarte- Y lo decía en serio. Ella era demasiado buena para mi y temía que perdiera toda esa luz a causa mía. Eso no me lo perdonaría.

-¿Por que dices que no quieres arruinarme? ¿No haz pensado que quizá ya este arruinada?- dijo con tanta tristeza que supe en ese momento que jamas la dejaría. Si en mis manos estaba poder hacerla feliz, haría lo posible para lograrlo.

-¿Que te parece si empezamos de nuevo?- tome su mano y la apreté.- Para demostrarte que voy enserio te voy a explicar porque te he evitado todo el mes.

Melisa parecía sorprendida por lo que acababa de decir.

-¿Me has estado evitando? ¿A propósito?- su voz derramaba decepción- Vaya, no sabia que era tan repulsiva.

Tome se rostro y la obligue a mirarme.

-Jamas pienses algo así. Lo único que quiero es estar cerca de ti, pero temo que te hagan daño o incluso yo te cause dolor por el egoísmo de tenerte a mi lado.

-¿Quien me haría daño? ¿Tu novia?- preguntó haciendo un puchero. Era evidente que estaba tratando de no llorar y por eso me gusto incluso un poco mas. 

-Ella entre otras personas. No me junto con la mejor clase de personas y las cosas que hago no son las mas legales- confesé apenado por lo que salia de mi boca. Jamas me había preocupado lo que la gente pensara de mi, pero con ella todo era diferente.

En ese momento su madre toco la puerta. Ella se aparto de mi y se dirigió a ella. Imagine que su madre le pediría que me largara, pero cuando Melisa regreso pidiendo que fuéramos a la charlar a la alberca quede bastante sorprendido.

-Pensé que tu madre te diría que me echaras- dije mientras nos sentábamos en una silla mecedora.

-No creo que sea capaz de hacer algo así. Es claro que no le agradas y no porque te sepa algo, es mas por la sarta de cosas que Rodrigo habla sobre ti.

-¿Y porque estas cerca de mi? ¿No te pareció sensato escucharlos?- pregunté curioso por su respuesta. 

-Sabes, siempre he creído que las personas "malas" tienen una razón para ser así. No es que nacieran siendo malos. Son las circunstancias las que los llevan a ser "malos" o en otras palabras a elegir la opción incorrecta. Creo que si esta en mis posibilidades ayudarte ¿por que no hacerlo?- Melisa me miro y sonrió.

-¿Así que tienes fe en que los malos podemos cambiar?- pregunte divertido. Jamas me abría imaginado una respuesta así- ¿No has pensado que pueda estar tan arruinado que sea imposible cambiar?

-No- contestó firme- Creo que debemos encontrar tu motivación para hacerlo.

Sin saberlo ella se había convertido en mi motivación, pero ese secreto lo guardaría hasta que ambos estuviéramos listos para decirlo en voz alta.

Después de eso, la conversación fluyo sin problema. Era como si nos conociéramos de toda la vida y no fuéramos dos extraños platicando acerca de sus vidas.

Yo le platique que había terminado la preparatoria pero había decidido no entrar a la universidad a pesar de que tenia becas completas por mi alto rendimiento. Le explique que lo hacia para dañar a mi padre quien después de que mi madre muriera se había juntado con mi actual madrastra y habían tenido un hijo al que se dedico dejándome de lado.

Mi madrastra no me había tratado mal, pero tampoco le importaba mi vida, así que ¿por que me iba importar a mi la de ellos?

Por su parte Melisa me explico todo lo que había tenido que pasar con el abandono de su padre.

Comprendía porque sonaba tan madura y también note que ambos teníamos cosas en común, solo que ella había decido hacerlo lo mejor para su madre en vez de desquitarse y yo... Yo lo había arruinado con mi familia.

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora