Un viernes poco social

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Toda la semana la pasamos de compras

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Toda la semana la pasamos de compras. Roberto quería compenzar el tiempo que pasaba con mamá a solas comprando cosas, pero lo que él no entendía es que yo no necesitaba esas cosas. Lo que yo siempre había querido era importarle a alguien.

-Hija, hoy vamos a comer con lo vecinos- dijo mamá una vez que salí de la ducha- Así que usa algo casual.

Las palabra de Alberto regresaron a mi mente y por fin comprendí a lo que se refería. 

Sonreí y tome un vestido corto con vuelo color rojo. unos tenis de dela blancos sencillos y levante mi cabello en un chongo alto.

Me alegraba saber que iba a ver nuevamente a Alberto. Todos los días había salido a dar la vuelta con la esperanza de encontrarlo, pero no tuve suerte. 

Cuando mamá me grito desde las escaleras para que bajara, yo estaba lista y extrañamente emocionada. Al bajar encontré que Roberto y mamá solo esperaban por mi.

-Debo advertirte que la familia Baillères tiene un hijo muy problemático. Te recomiendo que te mantengas alejada de él si no quieres problemas- El tono sonó mas cono advertencia que como sugerencia, pero de algo estaba segura. Nadie me decía con quien estar o que hacer, así que asentí sabiendo que no le haría caso.

-Por otro lado ayer conocí a su hermano y es encantador- dijo mamá sonriendo como adolescente enamorada- No se, quizá podrías conocerlo más, tiene la misma edad que tú.

-Mamá detente. Sabes que me molesta hablar de estas cosas, así que por favor ahórrate la conversación.

Ahora que ella tenia con quien pasar el tiempo, creía que para compensar el tiempo que pasaba sola, yo también tenia que buscar a alguien pero así no funcionaba para mi.

Jamas había tenido novio y es que entre los problemas de mamá y el abandono de papá nunca tuve tiempo. Había ocasiones en que mamá se deprimía tanto que yo era la que tenia que mantener la casa. Buscar un trabajo a corta edad no era difícil, pero el pago era poco. 

Al ver las relaciones de mamá, me cuestionaba si el amor existía. En la escuela las pocas amigas que hice durante el tiempo que estuvimos estables tampoco me demostraban nada, ellas cambiaban de novio como de ropa, claramente eso no era amor.

De los quince años que había vivido, estaba segura que nunca había visto una pareja que se demostrara amor. Por lo tanto yo no lo buscaba, ¿para qué buscar algo que no existía?

-Bueno es hora de irnos- dijo Roberto cambiando de tema.

Cuando la chica del servicio abrió la puerta de la familia Baillères quede sorprendida por los lujos que me rodeaban. No me acostumbraba a las cosas que el dinero podía ofrecer.

-Pasen al jardín, los señores ya los esperan- dijo la empleada.

-Gracias- contesté al ver que nadie lo hacia. Yo no conocía a Roberto, pero si a mamá y no era propio de ella tratar así a la gente.

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