Capítulo 6.

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Rubén y Mangel llevaban aproximadamente una semana saliendo. Nadie lo sabía, ni siquiera sus amigos sólo ellos dos. Y preferían mantenerlo así.
Uno, por no crear chismes en la universidad los cuales de por sí se esparcían como el aire, y dos, por que Mangel aún tenía que cumplir su cometido. Rubén era más difícil de lo que creía y a decir verdad Miguel sí sentía cosas por él. Esas que sintió miedo de volver a sentir por alguien cuando una vez una chica logró burlarse de él en el pasado, razón por su actual comportamiento.

El cumpleaños de Mangel estaba a unos días y Rubén había planeado algo realmente especial para él. Era vergonzoso decirlo pero Miguel era su primer novio, y no sabía exactamente como tratarlo, qué decirle o como llamarle, pero se las ingeniaba preguntándole a Celia, ya que ella era la única que sabía ese oscuro secreto.

Por otro lado, Alex ya había salido con Cheeto y Rubén seguía sin poder creerselo. Su mejor amigo, el más gruñón de todos, saliendo con alguien. Sí que era algo digno de admirarse.

Rubén esperaba a Miguel en el patio de la universidad, las clases ya habían terminado y habían quedado de verse ahí pues tenían planeado salir esa noche a algún lugar interesante. Rubius había estado esperando ese día con ansias debido a que había preparado algo para el menor y nada ni nadie iba a poder arruinarlo.

ㅡ Rubius... Ya estoy aquí. ¿Quiéres que nos vayamos?ㅡ Preguntó acercándose hasta el noruego plantándole un sonoro beso en la mejilla, para luego sonreír justo como el rubio ahora lo hacía.

ㅡ Hm... Sí, pero... ¿Te parece si vamos a otro lugar?ㅡ El andaluz arqueó una ceja, confundido. Habían planeado esa salida hace días y que quisiera cambiar los planes le parecía extraño. Pero nada costaba aceptar por lo que asintió, ganándose una hermosa sonrisa blanca por parte del de ojos verdes.

La sorpresa según Rubén, incluía caminar hasta el lugar al que se suponía iban a ir. Aunque no lo mostrara Miguel estaba emocionado, no era la primera vez que Rubén mostraba algún tipo de iniciativa, pero siempre le parecía agradable e interesante que lo hiciera, además también estaba emocionado por ir a un lugar nuevo y poder pasar el tiempo con alguien a quien había llegado a apreciar en tan poco tiempo. Lo quería y de eso no había dudas.

Cruzaron un robusto bosque el cual Miguel no conocía, ya que Madrid no solía ser una ciudad con demasiada naturaleza de ese estilo. En el camino el andaluz no podía dejar de ver la unión que sus manos tenían y la espalda de aquel hermoso y delgado cuerpo quien se adelantaba centímetros mas. Entonces se preguntó qué tan hijo de puta sería como para lastimar a alguien tan hermoso como él. El remordimiento venía y le recordaba que en cualquier momento podría parar con ello, antes de que fuese tarde y Rubén llegara a odiarlo de por vida, pero algo había cambiado. No quería parar y si en el futuro tendría que llegar a arrepentirse lo aceptaría pues él se lo habría buscado, pero lo recordaría como una de las mejores anécdotas que en definitiva podría contar en el futuro, quizás como algo preventivo más que otra cosa.

El bosque les condujo a un mirador bastante hermoso en realidad, en el cual el atardecer casi anochecer de Madrid se podía disfrutar en todo su esplendor.
Miguel sonrió, y Rubén se giró para verlo también.

ㅡ ¿Qué te parece, Mangel?ㅡ Preguntó con una tímida sonrisa, pero Miguel simplemente quedó encantado. No sólo por el paisaje, sino también por el reflejo del atardecer en el rostro de Rubén. Sus ojos verdes brillaban más que nunca y su cabello parecía de un rubio perfecto, un rubio que podías confundir con el oro o esas hojuelas de cereal que usualmente la gente solía comer en las mañanas. Una risita por parte del noruego lo sacó de sus pensamientos. ㅡ ¿Qué estas pensando?ㅡ Mangel sonrió.

ㅡ En lo hermoso que te ves...ㅡ El comentario hizo sonrojar al rubio un poco, y Miguel rió al darse cuenta de lo que estaba diciendo.ㅡ Este lugar es precioso, no lo conocía.ㅡ

Rubius suspiró y caminó hasta una de las bancas frente a la barandilla que daba hacia el vacío, y hacia la hermosa ciudad Madrileña. El cielo comenzaba a tornarse oscuro, y las estrellas adornaban parte de este. Miguel se sentó a su lado.

ㅡ El padrino me traía aquí cuando veníamos de visita a Madrid.ㅡ Una sonrisa melancólica se formó en su rostro.ㅡ Eres la primera persona que traigo aquí. El padrino dijo que trajera a alguien especial algún día. Y tu eres especial.ㅡ Rubén miró a Mangel un momento y metió la mano en el bolso que llevaba encontrando lo que tanto tiempo le había costado conseguir.ㅡ En unos días es tu cumpleaños y tengo un regalo adelantado.

Mangel levantó ambas cejas, pero antes de que pudiera hablar, Rubén sacó aquello que tenía y lo puso frente a su cara. Miguel se tardó en reaccionar, pero cuando observó que era, su corazón se aceleró y creyó estar soñando.

ㅡ No puede ser... ¡NO PUEDE SER! Creí que estaban agotados... ¿Cómo los has conseguido?ㅡ Le quitó de las manos esos largos pedazos de papel, y los observó de mejor manera. Eran dos pases VIP para ver a Twenty One Pilots en su próxima visita a Madrid, que casualmente caía el día del cumpleaños de Mangel y no podía ser aún más perfecto.

ㅡ Tengo mis contactos...ㅡ Dijo con orgullo el noruego para reír después, en realidad había estado buscando horas y horas por internet hasta dar con un lugar confiable donde comprar.ㅡ Me han costado un ojo de la cara, así que espero que te hayan gustado. Iremos a ver a Twenty One Pilots, por fin podré escuchar la voz de Tyler en vivo, ¿Sabes lo que es eso?ㅡ

Miguel sin poder contener su emoción abrazó el delgado cuerpo del rubio entre sus brazos y el mayor le correspondió el abrazo con la misma intensidad que el moreno. La culpa más seria que nunca veía a Mangel furiosa por no hacerlo entender que quizás ese era el momento preciso para detenerse y no lastimar más el corazón noble de ese rubio noruego de ojos verdes.

Tomó las mejillas del rubio y sin esperar plantó un beso sobre sus labios suavemente siendo correspondido casi al instante. El noruego pasó los brazos por sus costados y lo atrajo a él sin despegar sus bocas ni un instante.

Y sólo se veían aquellos chicos demostrándose el supuesto amor que se tenían bajo las estrellas y la luna que comenzaban a salir. Testigos del error en el que Rubén y Miguel se habían metido. Si la luna pudiese hablar, esta ya le habría dicho a Rubén que estaba perdiendo su tiempo.

Pero ahora era cuestión de tiempo para que la bomba estallara.

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Hasta aquí el capítulo♡.
Perdón por tardar en actualizar, pero he tenido muchos problemas;;

Sé que es corto, pero se viene lo bueno, SEÑORES. Preparen sus pañuelos porque todos vamos a llorar a mares(?)

Eso si, tardaré un poco en actualizar;;
Espero me entiendan. Sjdnjjnd.
Sigan apoyando esta historia, no olviden lo mucho que las/los(?) Quiero.

Nos leemos pronto♡♡

It's Just A Game ; RubelangelWhere stories live. Discover now