Capítulo 1.

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Miguel caminaba tranquilo por los pasillos de la universidad llevándose consigo las miradas y suspiros de las demás personas. Unas de amor, otras de admiración, algunas de envidia, y unas pocas más de odio, pero así era su día a día y ya estaba acostumbrado.
Fue de llegar a su casillero y que todas se acercaran a saludarlo, abrazarlo o sólo preguntarle como había estado el fin, a pesar de que ya estaban a mediados de semana, incluso una le había plantado un beso en la mejilla sin titubear, cumpliendo probablemente el sueño de su vida. O al menos Miguel lo veía así.

ㅡ Con permiso, señoritas. Tengo que hablar con el parguela este que aman.ㅡ Un chico de estatura mediana y abundante barba, hablaba por detrás de todas ellas, intentando colarse para acercarse a su amigo.

Miguel hizo una seña a las chicas para que estas se fueran, las cuales muy a su pesar lo hicieron, una que otra diciéndole un "llámame" mientras salían corriendo de aquel lugar, haciéndolo reír.

ㅡ Te envidio mucho, ¿Eh, Miguel? Todos los días estas plagado de chicas, ¿No te cansas?ㅡ Su amigo Abraham esbozaba esa típica sonrisa suya en los labios. Él parecía siempre estar muy feliz, además que no podía ocultar la gracia que le causaba que aquel chico fuera tan popular, pues él parecía pasar completamente del tema o no le interesaba demasiado hablar de ello.

ㅡ ¿Cansarme? Esto es el paraiso, Cheeto. En fin, ¿Qué venías a decirme?ㅡ Miguel permanecía guardando y sacando cosas de su casillero, mientras que su amigo continuaba recargado en algún otro a un lado suyo, aunque al final no terminaba usando ningún libro o libreta para hacer apuntes durante clases. Normalmente una chica hacía todo por él y él le pagaba con algo que definitivamente no era pasta.

ㅡ ¡Ah si! Que hoy habrá una fiesta en el campus vecino, y han invitado a todo nuestro instituto, así que debemos estar presentes si o si, ¿Qué dices?ㅡ Ese era Cheeto, el que le informaba siempre de todas las fiestas que habría cerca de ellos. No se le pasaba ninguna y si lo hacía no era por mucho, al final terminaban asistiendo así su llegada fuera a las tres de la mañana. Cheeto era conocido precisamente por eso, y aunque no era tan popular como Miguel, se podría decir que gran parte le reconocía.

ㅡ Es miércoles, Cheeto. ¿Cómo hacen una fiesta en miércoles?ㅡ Reprochó Miguel, haciendo que Abraham lo mirase extrañado ya que jamás le había importado la fecha o la hora, pero luego soltó una carcajada que le dió a entender que no era en serio. ㅡ Es broma, claro que iré. Eso no se pregunta.ㅡ

El barbudo sonrió, y dio un leve golpe en su hombro, pero en cuanto abrió la boca para hablar, una voz distinta lo hizo callar y prestar atención a quien era.

ㅡ ¿Podrías moverte? Estas sobre mi casillero.ㅡ Dijo un chico que a simple vista se veía menor que él, quizás por la estatura baja que tenía. Cabello negro y ligera barba le crecía en el mentón, pero sobre todo, tenía una cara de mala hostia que daba miedo, si no fuera por su estatura que principalmente lo hacía ver adorable, habría huido echando leches de ahí.

Abraham lo observó por unos segundos, hasta que al verlo alzar una ceja como esperando a que se moviera lo hizo, quedándose sin palabras por un momento. Eso Miguel lo notó, y quiso reír pero lo aguantó. Sabía cómo era Abraham de enamoradizo, así que dejó el tema.

El bajito se acercó hasta su casillero, sacó y guardó unas cosas, lo cerró y se fue sin más, ni un adiós, ni una mirada, pero claro, que no los conocía de nada. Entonces Miguel no lo soportó y rió a carcajadas.

ㅡ ¿Qué es tan gracioso?ㅡ Alzó una ceja por la repentina actitud del chico de lentes, e hizo una mueca. Sabía cuando quería molestarlo.

ㅡ Nada, nada. Sólo parece que ese tío te "hipnotizó" por un segundo.ㅡ Y una vez más, su risa se hizo escuchar, mosqueado más a su amigo.

It's Just A Game ; RubelangelNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ