Blessing ~•[Meanie][Seventeen]•~

16.

Su cuerpo golpeó con brusquedad la puerta principal del hospital, sus piernas se movían por inercia y con rapidez, ignorando a la enfermera que había tirado por entrar de esa manera.

—El joven Jeon WonWoo —pregunto con desesperación — ¿Donde esta?

La enfermera reviso los archivos y negó —No tenemos ningún paciente con ese nombre

La desesperación de MinGyu aumentó, su manos golpearon con fuerza el mostrador mientras las lágrimas bañaban sus mejillas, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió tan patético.

—Joder, debe de haber alguien —murmuró con la voz áspera un pequeño segundo basto para que su mente procesara— ¡Kim WonWoo! Busque por Kim WonWoo.

La enfermera asintió, con un poco de pena al notar el estado en que MinGyu se encontraba. Su respiración era acelerada y las lágrimas humedecían su rostro al tiempo que sus manos no dejaban de temblar.

—En el área MI/PI —respondió la enfermera— la sala de emergencia —Kim asintió— Por favor, calmese.

MinGyu negó mientras corría al área indicada. Cuando JiHoon lo llamó no tuvo tiempo a preguntar que había pasado, sólo se dedicó a salir del colegio. Sabía que su ángel había sido internado de emergencia, más no sabía la razón, quizá era porqué -o al menos eso quería creer- el nacimiento se había adelantado.

JiHoon esperaba fuera de la sala de emergencia con lo que parecía ser una bata en el regazo.

—¿Qué paso? ¿Cómo esta? —pregunto de inmediato el moreno— Dime que esta bien, por favor...

—No lo se Min, yo estaba haciendo mis prácticas cuando ingresaron a WonWoo de manera rápida —respondió Hoon— Llevan menos de una hora ahí dentro...

El moreno suspiró recargando su frente en la pared más cercana, su mente buscaba una razón lógica para aquella situación, el silencio que cubría todo el lugar sólo lo hacía desesperar. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un llanto -proveniente de la puerta frente a él- embargo el lugar.

Min abrió los ojos de manera súbita, una pequeña felicidad recorrió su cuerpo, esperando un segundo llanto para estallar y poder llorar de la alegría.

Pero ese segundo llanto no llegó.

—O—

—Debe estar bajo observación —comentaba el doctor con delicadeza— El golpe que recibió su esposo afectó directamente el pulmón de uno de los fetos y causó una gran inflamación a dicho órgano —Kim mantenía la mirada baja— Si la inflamación disminuye la bebé estará bien.

—¿Mi esposo y mi otra hija? —pregunto con dificultad

—Su esposo estará sedado por lo que resta del día, y sus hijas se encuentran en el área de incubadoras —el doctor le entregó una tarjeta— Si quiere ir a verlas use este pase.

—O—

Unos pequeños ojos color avellana lo observaban con pereza, cerrándose de vez en cuando por el sueño. Sus manos sostenían con miedo a la bebé en sus brazos; pequeña y frágil. Junto a él una incubadora, su otra bebé yacía dentro de ella con delgados cables conectados a lo largo de su desnudó pecho y lo que parecía ser una versión pequeña de un respirador.

Por milésima ves en el día, el llanto embargo su cuerpo causando un estrago de sollozos contenidos al no querer despertar a la niña que tenía en brazos. Min acercó con delicadeza su mano al pequeño orificio que la incubadora tenía, sostuvo la regordeta manita de su bebé y se permitió soltar un sollozo.

—Por favor —murmuró con lágrimas en los ojos aún sabiendo que la niña no podría escucharlo— Resiste un poco más, mi amor —una lágrima resbaló por su mejilla— Quédate con nosotros, por favor, nena...