12.

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MinGyu sostenía el rostro del menor con sus manos, acariciando sus sonrojadas mejillas con los pulgares, sintiendo los suaves movimientos de los bebés al tener sus cuerpos demasiado juntos. La cama parecía demasiado grande para ambos, y mas cuando se abrazaban de esa forma; cálida, reconfortante, complementándose, haciéndose un sólo ser con un simple abrazo. La sonrisa que el mayor mantenía en su rostro hacia el corazón del menor rebozar de alegría al saber que pese a la situación y su corta edad podía hacer feliz a un ángel como lo era WonWoo, porque sí, para MinGyu lo más cercano y parecido a un ángel era el hermoso WonWoo.

Aún con aquella alegría albergando su corazón, el moreno delineo el rostro del mayor: acarició sus cejas, marcándolas con las yemas de los dedos; beso sus rosados párpados con parsimonia, transmitiendo calor; acarició sus pómulos con el dorso de la mano, sintiendo lo suaves que eran; perfilo aquella nariz angular con la propia, en un tierno beso de esquimal. El recorrido término en los dulces labios del blanquecino; los admiro por segundos, perdiéndose en aquel color -como el de un durazno- y en la pequeña forma de corazón que estos poseían, algo hermoso.

MinGyu unió sus labios, un beso lento, con tanta pasión que olvido su propio nombre. El moreno siguió repartiendo besos y caricias por toda la extensión de la anatomía del blanquecino, se detuvo en el cuello; besando y rozando con aquellos colmillos que tanto le encantaban al mayor, unos segundos más y los labios de Kim ya se encontraban recorriendo las marcadas clavículas de Jeon, mordiendo y succionando con fervor, como si quisiera llevarlo al éxtasis con tan sólo esos toques.

WonWoo se concentró en aquella sensación de placer al saber como sus cuerpos desordenaban la cama y llenaban la habitación de sus gemidos y gruñidos. Se apoderaron del lugar con el calor que sus cuerpos emitían, cada caricia llena de algo indescriptible, tan conocido y desconocido a la vez.

—Principe, te amo —la voz áspera del menor acarició con desenfreno el corazón de Jeon— Más que a nada.

Las lágrimas se acumulaban en los ojos de WonWoo al sentir las cariñosas y delicadas caricias y besos que su pareja daba a su vientre; como si estuviera pidiendo permiso para continuar con aquel acto casi prohibido -debido a la condición del mayor-. De nuevo los juguetones labios del moreno atacaron los de WonWoo, esta vez, aún más cálido.

Era una danza de labios, manos, brazos y cuerpos rozándose. Una sincronía de piel contra piel, susurros provocadores que quedaban gravados en las mejillas del más pálido. Sus manos tocaban cada rincón, junto con sus lenguas y labios que succionaban, dejando pequeñas marcas a su paso. Delicados roces que mandaban descargas de placer a sus partes más sensibles.

MinGyu observaba maravillado el cuerpo de su pareja. La piel blanquecina brillaba como una perla por el sudor, su rostro sonrojado por el calor, la manera tan tierna y lasciva en que Jeon contraía sus piernas por los espasmos de placer, y aquel vientre que resguardaba lo más preciado de su relación.

Sus cuerpos se complementaban mas haya de lo físico. El sonido casi vulgar que dejaba el choque entre ellos embargaba la habitación, acompañado de murmullos seductores y palabras de amor.

—Oh, M-Minnie~ —gemia el mayor con las piernas temblorosas por tanto placer.

—¿Te gusta, Angel? —la sonrisita de Min aumentó cuando su pareja encorvó su espalda— Se que te encanta.


—O—


La semana había transcurrido con rapidez, WonWoo se encontraba haciendo la pequeña lista de artículos que debían comprar para hacer de su casa un recinto adecuado para sus bebés, mientras, MinGyu terminaba de hacer unas tareas de la universidad, estaba en su último "parcial", en menos de tres meses sería alguien graduado y sobre todo; tendría a sus pequeños en brazos.

—Seguros de puerta, seguros para las cajoneras —WonWoo leía la lista— coberturas de enchufes, gomillas para las sillas de bebé, reja para las escaleras —mordio su labio pensando en que otra cosa hacia falta.

—¿Ya anotaste los tornillos para los muebles grandes? —Cuestiono Min entrando a la cocina.

WonWoo negó y comenzó a escribir. Ninguno pretendía hacer de su casa un lugar donde sus hijos no corrieran riesgo alguno, eso era imposible, solo querían reducir los más inminentes y catastróficos como una caída de las escaleras, una avalancha de algún mueble grande, o el que abrieran la cajonera donde guardaban los utensilios punzo-cortantes.

—¿Terminaste tus deberes? —pregunto el mayor quien fruncio el ceño al ver a su pareja— ¿Para que es eso?

—Ven, acompañame —Kim tiro de la mano al mayor.

MinGyu llevaba un par de almohadas y unas cuantas frazadas en sus manos, sonreía como un niño pequeño. WonWoo no entendía nada, pero aún así lo siguió. Ambos terminaron en el jardín trasero, el frío era característico del otoño, Kim tendió una de las grabadas en el pasto y acomodo el par de almohadas sobre ella.

—¿Que hacemos aquí, Minnie?

—No preguntes y siéntate junto a mi —Jeon rodó los ojos obedeciendo.

Ambos se mantenían sentados en silencio, MinGyu había pasado una frazada por la espalda de ambos, brindando calor a sus cuerpos pese a la noche fría.

—De verdad, Min ¿Que hacemos aquí?

—Angel, cállate y mira arriba.

WonWoo resoplo con fastidió, le desesperaba cuando su pareja se ponía así. Sin mucho ánimo miro hacia el cielo, donde una oscuridad acogedora fue interrumpida por un rápido destellos. Jeon abrió los ojos con entusiasmo en cuanto los destellos aumentaron; una preciosa lluvia de estrellas.

—¡Minnie, es como cuando... —la voz llena de emoción del mayor fue interrumpida.

—Si amor, como cuando te pedí ser mi novio.

Aquel recuerdo era uno de los mejores en la vida de WonWoo.

Blessing    ~•[Meanie][Seventeen]•~Where stories live. Discover now