23| Sus labios no me gustan.

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Tomamos asiento una frente a la otra

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Tomamos asiento una frente a la otra. No digo nada mientras nos observamos, no sé qué decir.

—¿Y bien? — hablo rompiendo el incómodo silencio que se ha instalado en tan pronto hemos cerrado la puerta.

—¿Cómo has tomado lo de tu padre? Bueno, obviamente que no tan bien, pero ¿cómo te sientes?

Suspiro melancólicamente antes de que se instale en mi garganta el nudo que siempre me da al recordar todo esto. Al recordar lo miserable que se ha convertido mi vida.

—¿Cómo crees que me siento? — pregunto de vuelta — ¡Pues mal! Terriblemente mal. La soledad no ayuda con eso.

Se levanta y de inmediato me abraza sentándose a mi lado.

—Lo siento tanto, Rose. No quería que tomaras las cosas tan mal, mi intención jamás fue abandonarte, solo quería tener mi propio espacio.

—Pero esta era tu casa.

—No lo entenderías Rose.

Sollozo antes de responderle algo. La realidad es tan dura y brusca que molesta de una manera u otra.

—Soy una egoísta que solo pienso en mí — limpio mis lágrimas — Dime cómo estás, cómo has estado en este tiempo.

—He estado trabajando mucho, por eso no me había podido comunicar ni sacar tiempo para visitarte. Trabajo seis días a la semana y nueve horas diarias. Los días libre me los tomo para descansar o hacer compra y esas cosas.

Vuelvo a sollozar al darme cuenta que ella solo quería tener sus propias cosas, que está trabajando para mantenerse. Yo solo pensé que no querían saber más de mí. Como siempre siendo egoísta.

—¿Cómo ... cómo es que terminaste en la empresa de la revista?

—Siempre he trabajado ahí. Primero llevaba recados y ahora estoy ayudando con las sesiones fotográficas que hacen.

—Todo el tiempo te juzgue sin saber. Me siento terriblemente mal. Perdóname tú a mí por ser tan idiota. Lo siento tanto, Sophia.

—Ya no importa. Solo quiero estar contigo en estos momentos, sé que lo necesitas.

Ahora quien la abraza soy yo. Ahora me siento peor que antes de que ella viniera a visitarme. Mejor me hubiera quedado en la ignorancia sin saber la realidad de todo.

—¿Y el colegio?

Me quedo callada sin decir nada. Si supiera lo miserable que me siento desde que piso el primer escalón de ese maldito colegio. Pero como digo, debo ser fuerte ya que sola entré en esto y sola debo de aguantarlo.

—Si supieras...

—Estoy para escucharte. Tengo todo el tiempo del mundo, este día es para ti.

Una nerd con doble identidad.Where stories live. Discover now