Capítulo Dos. Problemas de Clase Alta.

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O sea, me van a disculpar, pero no puedo dejar de escuchar el disco de Nicolas. 

¡Disfrútenlo!

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Me levanté de la cama, arrastrando los pies descalzos en el pasillo mientras caminaba hacia la puerta, ¿por qué tienen que venir tan tarde en la noche? Quiero decir... no eran ni siquiera las diez, pero tenía que levantarme a las cuatro para llegar al gimnasio a las cinco para atender mis primeras citas del día.

Miré a través del pequeño agujero en la puerta y suspiré, cubriéndome los ojos con una mano y abriendo la puerta.

- ¿Qué quieren? – Pregunté.

- Guau... te ves como si fuera de madrugada, ¿qué demonios te pasó?

Tom bajó la vista hacia su enorme reloj de pulsera mientras Bill me saludaba, entrando a mi apartamento.

- Tengo un empleo, Thomas. – Contesté y lo miré, imaginándome que tendría algunos restos de mascara manchándome el rostro debajo de los ojos. – Necesito levantarme temprano mañana.

- Es viernes... - Dijo y encogió los hombros, entrando detrás de mí.

Bill ya se sentía como en casa, sentado en mi sofá y leyendo la última edición de una de mis revistas de moda favoritas.

Tom puso sus manos sobre mis hombros y me hizo mirarlo.

- Vamos a salir, ¡anda, vístete! – Me urgió.

- Preferiría no. – Dije y me lancé al sofá junto a Bill, él me sonrió hacia abajo y volvió a prestarle atención a la revista.

- No sé por qué quiere salir, digo, acabamos de regresar de la gira...pero... ¡quiere seguir parrandeando! – Bill comentó.

- Y tu... - Me acurruqué a su lado, siempre olía muy bien... los dos, de hecho, - tú, siendo un buen hermano decidiste salir con él.

- Exactamente. – Sonrió.

Cerré los ojos por unos minutos y fui despertada de nuevo por una pila de cosas siendo arrojadas sobre mí.

- Solo ponte esto, ¿sí? – Dejé caer las cosas en mi regazo, sentándome.

- ¡No te atreviste a tocar mi closet! – Le dije molesta.

Ya habían pasado poco más de tres años desde que conocí a Tom, los dos nos habíamos hecho muy cercanos, pero había larga lista de cosas que me molestaban y para las que él era muy bueno. Estás eran las número siete y tres: entrar a mi habitación como si fuera la suya, y despertarme con planes propios.

La primera vez que me despertó y se dio cuenta de que no era una brillante idea despertarme en medio de la noche, fue cuando estaba de viaje en Alemania, obviamente no estaba en sus cinco sentidos y se olvidó por completo de dónde estaba, me llamó y me habló en alemán. No entendí ni una sola palabra y terminé por colgarle. Al día siguiente volvió a llamar, en esa ocasión me habló en español y nunca volvimos a hablar del tema después de que me pidiera disculpas.

- ¡Quiero dormir! – Me quejé.

- Oh, es una blusa bonita. – Bill alzó una blusa negra y luego le dio un vistazo a la minifalda negra en mi regazo. – Pero eso... - frunció el ceño.

- ¡Bill! – Dije con más fuerza de la que deseaba y le quité la blusa de las manos, ya sabían muy bien que era una persona detestable cuando interrumpían mi noche de sueño. - ¡No voy a ir!

Kings Of Suburbia (Tom Kaulitz FF) *En Español*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora