Capítulo Dos. Problemas de Clase Alta.

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- ¡Sí, sí lo harás! ¡Vamos, hace años que no sales con nosotros! – Ahora Bill se quejó.

Tom asintió y cogiéndome de las manos me hizo ponerme de pie.

- ¡Vas a venir, punto! – Me empujó en dirección a mi habitación y cerró las puertas corredizas detrás de mí.

Gruñí y me golpeé un poco las mejillas para poder despertar, en lugar de la diminuta falda me puse unos pantalones negros y salí de mi pijamas, fui al baño y rápidamente me puse algo de maquillaje, pensando en lo cansada que iba a estar a en la mañana.

Me resultaba imposible ponerme delineador, así que simplemente me enchine las pestañas y me puse mascara después de limpiar los restos de la del día anterior. Me puse una ligera capa de base y rubor, me puse un brillo labial que lucía algo rojizo y me cepillé el cabello; lo había alaciado esa mañana, así que lo recogí en una coleta y me fui.

- Ustedes dos, ¡los odio! – Grité cuando volví a entrar a mi sala con los tacones negros puestos.

- Pero mira, nada más. – Bill dejó la revista en la mesita del café y se puso de pie. - ¡Vámonos!

Me le quedé mirando a Tom, quien me dio una sonrisa con las comisuras de los labios hacia abajo, como diciendo "nada mal". Cogí mis llaves antes de salir y Tom señaló que él había escogido la blusa.

- Cállate. – Bill y yo dijimos al unísono.

Seguí a los chicos afuera, la vida nocturna de LA nos esperaba. Los chicos habían llegado en la Evoque blanca de Tom y una vez que bajamos las escaleras y llegamos al auto, Bill me abrió la puerta de adelante; no le gustaba ir de copiloto.

Tom se subió al auto y Bill en el asiento trasero sacó su móvil y ya se ocupaba en otra cosa cuando el auto comenzó a moverse.

- ¿Y Leah? – Le pregunté a Tom mientras manejaba con los lentes para el sol puestos.

Bill se aclaró la voz.

- No viene. – Dijo desde el asiento trasero, haciendo que me diera la vuelta en el mío para darle una mirada dubitativa.

- ¿Puedo preguntar... por qué? – Dije con cuidado.

Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que vi a Leah, normalmente ella salía con los chicos a los clubes o almorzaba con Tom, lo que la mayor parte del tiempo implicaba comer con Bill también; y aun así, no recordaba cuándo había sido la última vez que tuve una conversación ligeramente incómoda con ella.

No éramos muy grandes amigas, la verdad era que mientras que Bill y yo nos llevamos muy bien casi en seguida, Leah era una chica difícil de tratar... siempre sentí que me hablaba para que Tom se molestara con ella por no hacer el intento, pero resultaba obvio que le molestaba vernos hablar y bromear, especialmente porque muchas veces nuestros chistes venían del gimnasio y ella se quedaba fuera de las conversaciones. De cierto modo entendía que tuviera celos, pero si ella conocía a Tom mejor que yo, de seguro debía saber a la perfección que él no era un tipo capaz de jugarle mal. No estaba en él, Tom no era un mujeriego – como deseaba que las fans lo vieran –.

Tom suspiró y nos detuvimos en una luz roja, se pasó unos cabellos por detrás de la oreja. Su barba estaba fuera de control en ese punto... era claro que le hacía falta un corte.

- Lo que pasa...es que... como que rompí con ella. – Admitió.

Me quedé en silencio por un momento, por la sorpresa. Leah no era del todo agradable conmigo, pero era buena con Tom desde que la conocí.

Siempre me sentí un poco tímida con los gemelos. Nunca les mentí acerca de ser fan de Tokio Hotel, nuestra amistad comenzó a crecer lentamente hasta el punto en que no me sentía rara al decirles cosas sobre sus canciones. En un principio había sido extraño, y no quería que pensaran que estaba detrás de ellos como una loca que los idolatraba. Intenté verlos como un par de extraños y conocerlos como lo haría con cualquier otra persona.

Kings Of Suburbia (Tom Kaulitz FF) *En Español*Where stories live. Discover now