Capítulo 9: La chica de ojos miel.

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¡Maldición MinHo, no lo mires!

¿No mirarlo? Cómo si eso fuera posible.

Las noches sin su cuerpo a su lado eran un infierno, ahora que lo tenía tan cerca estaba fundiéndose en el asiento junto a sus calzoncillos. Apretó las manos sobre el volante, forzándose a concentrarse en los coches.

—Gracias —TaeMin ya regresaba a los asientos delanteros, maniobrando con una mano la sombrilla y con la otra aferrándose al asiento del conductor para mantener el equilibrio. Una vez sentado se brochó el cinturón de seguridad.

— ¿Sucede algo? —estaba preocupado por la expresión de MinHo, tenía las mejillas levemente coloradas y parecía que en cualquier momento arrancaría el volante con las manos.

—No...no —tosió un poco para aclararse la garganta—, no sucede nada.

— ¿no tienes otra camisa? Sino tú eres quien terminará enfermo.

La voz preocupada de TaeMin lo llenada de recuerdos y mucha nostalgia, sonrió a medias, restándole importancia—. Estaré bien.

—MinHo —suplicó.

—No pienses que es una especie de chantaje.

TaeMin frunció el ceño por el repentino cambio de conversación—. ¿Qué cosa?

—El llevarte con SooJin, yo... hago esto porque quiero, no esperando que me dejes verla.

Aclarada la duda TaeMin se tranquilizó. Pasó un mechón de cabello detrás de su oreja, mientras dejaba que el perfume de MinHo se impregnara en su piel gracias a la sudadera. Cada respiración era gloriosa y le daba un delicioso escalofrió en el cuerpo.

—Lo sé, no te preocupes y gracias. Tú...puedes ver a SooJin cuando quieras.

— ¿En serio?

—Por supuesto, eres su padre...nunca dejaste de serlo.

Poco a poco la voz de TaeMin fue desvaneciéndose hasta morir en el silencio, inmensas ganas de llorar se apoderaron de él a medida que comprendía que tanto MinHo había extrañado a SooJin, y él era único responsable de esa separación, el peso de la culpa pudo más en su consciencia.

Su mirada se concentró en el parabrisas que luchaba por limpiar las gotas de agua en el cristal, mientras MinHo no perdía detalle de cada una de sus acciones, no sabía exactamente lo que podría estar pensando pero esa triste expresión en el rostro de TaeMin le desagradaba.

— ¿Es bonita? —de nuevo se vio en la necesidad de encaminar una conversación.

TaeMin pestañeó antes de regresar a la realidad —. ¿Hablas de SooJin? —el alto asintió—. Es hermosa y no lo digo porque sea mi bebé.

¿A caso TaeMin se daba cuenta de cómo se le iluminaba el rostro cuando hablaba de SooJin? Tal vez sea el mismo TaeMin quien no se hubiera percatado de ello, pero sin duda su belleza aumentaba al mencionar a su bebé.

A MinHo le gustaba mucho como irradiaba esa luz, era como ver a través de su alma.

—Puedo imaginarme cuanto —concluyó con una media sonrisa.

El auto poco a poco se detenía, yendo hasta un lugar para estacionarse, solo así se dio cuenta de que ya habían llegado y se lamentó por ello, es decir, quería tener a su bebé con él, pero ese breve momento a solas con MinHo fue precisamente eso, demasiado breve.

La lluvia había aminorado un poco pero se había detenido, así que TaeMin abrió la puerta dispuesto a salir, pero sintió como le era arrebatado la sombrilla desde el otro lado, apenas pudo ver una figura pasar delante del auto y pocos segundos después MinHo lo esperaba con la sobrilla al abrir la puerta.

Cuando te encuentreWhere stories live. Discover now