Capítulo 4: ¿Dónde está el amor?

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—Es porque es muy difícil hablar de ello, por favor no pienses...

—"...que no te tengo confianza" —terminó la frase—. Ya me harte de escuchar eso, es enserio TaeMin, yo quiero ayudarte, permíteme hacerlo.

Suplicar era otra cosa impropia de KiBum, pero debido al enorme cariño que le tenía a TaeMin podía mostrarse un poco débil ante él. Estuvo con él en los momentos más difíciles de su vida cuando MinHo no lo había estado y aunque solo supo la 'versión editada' de la verdad, todos esos años decidió darle espacio a su amigo para ordenar sus pensamientos...hasta que un día simplemente dejó de pesar demasiado en ello y el tema parecía haberse quedado en el pasado.

¿Pero acaso el destino en ocasiones no es cruel?

MinHo reapareció. Esa era la verdad.

—Papi ¿por qué lloras? —ambos chicos miraron hacia atrás, la misma escena de aquella madrugada parecía repetirse.

SooJin estaba ahí, abrazando una de sus muñecas, a punto de romper en llanto; plasmó tanta angustia en sus bellos y enormes ojos, eso hizo sentir pésimo a TaeMin, corrió hacia ella y la abrazó fuerte, por un momento vio en su mirada tierna e inocente aquella que MinHo siempre le regalaba desde el fondo de su corazón.

— ¿Ahora entiendes lo que te digo?

La voz de KiBum no sonaba a regaño, pero sí, había comprendido el punto de su amigo al decir que le estaba haciendo daño a su hija también.

—Papi...

—Shhh —le calló quedito, respiró su dulce aroma—, discúlpame nena, no es nada importante.

— ¿Seguro? —los pequeños brazos de SooJin se enredaron en el cuello de su padre; miró por sobre el hombro del castaño cuando KiBum se acercó y le sonrió.

—Sí bebé.

—Pero te ves triste, últimamente estás muy triste papi...

TaeMin cerró fuertemente los ojos y al abrirlos de nuevo, se dio lentamente la vuelta, derramando cuantas lágrimas pudo, le mostró la expresión de derrota a su amigo, que no podía esconder más.

—No tienes que decírmelo precisamente ahora —KiBum acarició el cuello de TaeMin, siendo condescendiente una vez más por el bienestar de su amigo—, pero más te vale que sea pronto, hablo enserio, ya me cansé de tus caprichos y tu maldita necedad de aparentar que no sucede nada.

Sabiamente el castaño no dijo nada, simplemente asintió, sintiéndose, más cansado pero un poco menos presionado.

Había querido decirle la verdad a KiBum desde el instante después que sucedió aquel conflicto, pero entonces hizo lo que la mayoría de la gente hace cuando no quiere afrontar su realidad.

Huir.

— ¿Te quedarás a cenar?

—Tio Kibumie quédate a cenar —SooJin giró el rostro tanto como pudo para mostrarle al pelinegro su tierno y chantajeador puchero.

Contra eso no podía, suspiró largo y pesado, enarcando una ceja ante la estampa que padre e hija le regalaban, SooJin a simple vista...podía notarse que tenía rasgos caucásicos en su cuerpo, si pensaba en MinHo al lado de ellos, tristemente podía decir que había poco en dónde podía encajar.

Entonces se preguntó de nuevo, lo que desde hace años hacía.

¿Qué sucedió? ¿Qué hizo MinHo...o qué hizo TaeMin?

Ahora se daba cuenta de que jamás había escuchado de la boca del castaño hablar mal de MinHo, nada, ni una sola maldición o grosería, como si no hubiera cometido ningún pecado con él.

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