Capítulo 1: Así como es.

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MinHo...

—Amor...

—Yo quiero tener otro papi —había tanta tristeza e ilusión mezclada en sus ojos, en esa voz que rogaba y emanaba esperanza. La sola idea de tener otro padre llenaba de alegría a SooJin, más porque en medio de su inocencia se había dado cuenta de que en aquella casa faltaba algo muy importante para que todo sea como la felicidad que tanto añoraba en su cabecita.

Una niña de cinco años puede anhelar tantas cosas, sin tapujos ni miedos podía mirar a los ojos de su padre y exigir lo que ella creía que no sería difícil de conseguir, así como cuando pide un caramelo y después de muchos intentos logra tener.

No se daba cuenta de que clase de cosa estaba pidiendo.

—Los niños de la escuela siempre van acompañados de su papi y su mami...

—Es que...no es fácil encontrar a un papi que sea bueno y que ame a mi bebe tanto como yo...

—Pero tú también mereces que te amen —al castaño se le formó un nudo en la garganta—, yo sé que quieres a alguien que te ame.

El chico permaneció callado varios minutos antes de volver a sonreír, acto que le valió de mucha fuerza, pues no creyó jamás que su propia hija se diera cuenta de algo que creyó ocultar muy bien. Al sentir que las lágrimas amenazaban con salir sacudió la cabeza, llevándose las delgadas manos a los labios para no soltar un doloroso gemido.

—Bebe —extendió los brazos hacia ella, tomándole aquellas diminutas manos entre las suyas. El escozor en sus ojos no cesaba pero se resistía a llorar frente a ella, no cuando no estaba preparado para hablar de asuntos del pasado, una historia que todavía no podía comprender—, contigo soy feliz, por ahora no creo que necesite a otro papi para ti —al ver la expresión de profunda tristeza en los claros y hermosos ojos de SooJin se sintió pésimo.

—Siempre me pides que te diga la verdad —TaeMin se sintió sorprendido de que la expresión en su tierna cara se transformara tan seria—, pero papi, sé que estás mintiéndome.

—SooJin...

La niña se bajó de la silla en un saltó y corrió tan rápido fuera de la cocina que no le dio tiempo a TaeMin de decir otra cosa, y de todas maneras ¿Qué iba a decirle? ¿Qué demonios iba a responder? ¿Qué lo echó todo a perder? ¿Qué por un acto estúpido SooJin no puede disfrutar de tener dos padres que la amen como ella lo merece?

Estaba en lo correcto, él quería ser amado, lo que no sabía es que ya existía alguien, en algún lugar, lejos de ellos.

Al fin una lágrima cayó de sus aguados ojos y limpiándosela con rudeza se levantó rápido, siguió en dirección a la habitación de su hija, al entrar la encontró donde ya sabía que estaría, en su rincón "secreto" que no era tan secreto: bajo la cama, con el rostro sobre sus bracitos llorando y haciéndole sentir el peor padre de todos.

Soltando un enorme suspiro se sentó sobre la alfombra, apoyando la cabeza sobre el borde de la cama, mirando hacia el mueble donde había una foto de recién nacida de SooJin, con él, sosteniéndola en brazos.

—Bebe no llores...yo...lo lamento, es solo que en este momento no puedo darte al papi que quieres...

Se abrazó así mismo, repitiéndose que de nada servía lamentar lo que ya no tenía solución y que si dejaba que sus errores alcanzaran de esa manera a su hija, en verdad no se perdonaría jamás en la vida.

Se había prometido, ser todo para ella, aunque eso implicara un sacrificio doble, trabajo doble, soledad y amor al doble.

—No es algo que pueda...simplemente encontrar en la tienda de la esquina —sonrió—, no puedo ir al centro comercial y pedir un "papi" para llevar...

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