12. Final de los vampiros

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—Gracias —agradecí con una sonrisa—. Y usted joven Lockwood se ve muy apuesto —use mi tono encantador—. Solo que, lo que está mal acomodado es su gorro —me acerque y acomode su sombrero—. Listo

—Gracias —me observo detenidamente a los ojos, yo le sonreí—. Tengo que irme —menciono después de unos segundos y desapareció de mi vista.

—¿Hay algo que no me has contado? —escuche la voz de la rubia.

—¿Algo? —pregunte sin entender a que se refería.

—Tyler y tu —respondió.

—¿Qué? —aquello me tomo por sorpresa—. Nada Caroline, solo somos amigos.

—Pues no creo que el quiera ser solo tu amigo —comento con una sonrisa—. Tú le gustas.

—Bueno, si eso es lo que pasa. No es mi culpa ser tan linda —mencione con egocentrismo—. Se que enamoro a cualquiera, pero no cualquiera me enamora a mí —ambas reímos ante aquel comentario—. Pero ya hablando seriamente. Te ves muy hermosa señorita Mystic Falls.

—Tú también te ves muy linda Salvatore —aseguro ella sonriendo—. Pero... ¿Por qué vienes vestida así? Tú no eres nada de la escuela o algo parecido.

—Damon me jugo una broma —respondí—. Dijo que teníamos que venir así para festejar el día de los fundadores. Y acá entre nos —le menciono en secreto—. Como la esposa del alcalde está algo loca, pensé que era cierto.


—Me siento tan estúpida así —me observe de nuevo con molestia—. Esto es tu culpa —golpe el brazo de Damon—. Iré a cambiarme de ropa.

—Te llevo —ofreció—. Es lo menos que puedo hacer por hacerte venir así —aquel idiota soltó una risita con esa estúpida sonrisa suya.

—Muérete Damon.

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—Te ves diferente —dijo una voz a mi costado—. Pero luces bien. ¿Dónde dejaste el pomposo vestido?

—Gracias. Mi vestido ya está en la basura con cosas que debí tirar hace años. Oye tú también luces bien —lo mire de arriba abajo— ¿Has visto a mis hermanos Tyler?

—No —negó—. Ese perfume huele bien. Es muy suave me agrada.

—Gracias de nuevo —sonreí—. Fue un regalo de un amigo.

—¿Jugamos? —ofreció. Por un momento iba a negar, pues desde que llegue de nuevo al centro del pueblo no había visto a mis hermanos ni me habían llamado, pero estos ya son grandes y saben cuidarse solos.

—¿Por qué no? —tome el taco para jugar billar y darle la paliza de su vida.

El tiempo pasaba amenamente, como hace no mucho lo hacía y es que me encontraba jugando un partido de billar con un amigo, mientras bebía una cerveza, la gente alrededor parecía pasarla bien y divertirse, mi celular no sonaba en ayuda de alguien y no se escuchaban problemas algunos. Era un día común y corriente por fin.

— ¿Qué pasa? Ya no sabes que hacer —me burle del chico al estar mirando la mesa por unos segundos. Tyler me miro y después la mesa de nuevo examinando sus posibilidades.

—¿Qué haces aquí? —la tranquilidad y paz que reinaba, se esfumo al llegar el padre de Tyler molesto—. Te dije que te fueras —menciono este de manera de verdad muy molesta.

—Decidí quedarme —menciono Tyler rentando aquel hombre.

—Si te digo que hagas algo. Hazlo —el alcalde tomo a Ty del brazo bruscamente.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Where stories live. Discover now