Liam mientras tanto me observaba apoyado sobre el marco de la puerta a través del espejo. No me había fijado hasta ahora en su pelo, que estaba más revuelto de lo habitual, y eso, aunque me avergonzara pensarlo, le hacía parecer aún más sexy de lo que ya era.

—Y así, Liam, es como se peina a alguien sin hacerle daño —dijo Katy haciéndole burlas. Se dio la vuelta aún sobre el taburete y se quedó mirándolo con los brazos cruzados y una sonrisa maligna.

Él puso sus ojos en blanco al mismo tiempo que negaba con la cabeza. Al escucharnos dar nuestra primera carcajada por su reacción, dio un paso hacia atrás y se fue del baño.

—¿Se habrá enfadado? —preguntó Katy.

—No creo. Tu hermano, aunque quiera, no puede enfadarse contigo.

La tomé en brazos y salí con ella de allí en dirección a la cocina. Al llegar nos encontramos a Liam ya bien peinado y vestido con unos vaqueros algo rasgados y una de sus camisas de cuadros. Él iba de un lado a otro preparando lo que parecía el desayuno. Quise ofrecerme para ayudarle, pero en el momento en que fui a proponérselo me di cuenta de que ya había terminado, por lo que no pude hacer otra cosa más que sentarme al lado de Katy en otro de los taburetes de la barra y esperar por él.

—A desayunar —anunció dejando delante nuestra dos vasos de leche y un plato con muchas tostadas.

Katy en seguida acercó hasta ella el plato de tostadas y comenzó a comer desesperadamente. Yo sin embargo, me quede quieta observándola a ella ingerir con ansias, tratando de no mirar a Liam porque sabía que me regañaría.

—_____, come —casi me ordenó con seriedad.

—No tengo hambre.

—¿Has desayunado ya? —preguntó.

—No —le respondí encogiéndome en mi asiento.

—Entonces come, por favor —me pidió suavizando su tono. Alcanzó un cuchillo que tenía por allí cerca, salvó una de las tostadas que estaba a punto de ser devorada por su hermana y la partió a la mitad ofreciéndomela—, aunque sea este trozo.

Sabía que no me quedaba otra opción que hacerle caso, porque aunque él no quisiera admitirlo, era igual de cabezota que su hermana. Cogí el vaso de leche tratando de ocultar mi mala gana y me lo bebí entero de un tirón. Luego acepté la media tostada que me tendía y me la comí con más tranquilidad.

—_____ —me nombró Katy dando tironcitos a mi camisa.

—Dime.

—¿Te apetece venir hoy a nuestra noche de películas?

—¿Noche de películas? —pregunté frunciendo el ceño extrañada.

Liam rió.

—Se lo acaba de inventar.

—¡Eso es mentira, yo no me invento nada! —gritó de pronto Katy enfadada golpeando la encimera con sus puños. Tanto Liam como yo nos quedamos impactados por su comportamiento— ¿Ya no te acuerdas de cuando nos pasábamos las noches enteras viendo películas, nosotros dos solos? —preguntó con reproche remarcando la última palabra— Desde que empezaste a salir con Danielle dejamos de hacerlo —murmuró triste.

La cara de Liam cambió radicalmente al oír ese nombre, y la mía también. Katy no debía haberla mencionado. Él la tenía aún muy presente y sabía que escuchar hablar sobre ella le dolía mucho.

—Yo... claro que me acuerdo, Katy —susurró él rodeando la barra y acercándose hasta nosotras. Se arrodilló frente a Katy y le cogió las manos afligido—. Sobre lo de Danielle... tú sabes que me arrepiento muchísimo de lo que hice, sabes que me arrepiento completamente de no haberte prestado toda la atención que requerías como mi hermana pequeña, ¿verdad que lo sabes? —ella asintió cabizbaja— Cometí un gran error, pero te prometo que no volverá a ocurrir, nunca más —le aseguró besando sus nudillos con ternura.

Te NecesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora