Capítulo 5: Raro.

444 35 39
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Eh, Levi! -Lautaro me saludó al instante-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Eh, Levi! -Lautaro me saludó al instante-. ¿Qué onda, amigo?

-Hola, Lautaro.

-Qué raro vos llegando tarde. Te estás mal acostumbrando mucho, eh -dijo con un tono bromista mientras me codeaba y guiñaba el ojo izquierdo.

No respondí al chiste malo que había hecho y lo miré inexpresivo. Él era copado y muy fiestero. La mayor parte del tiempo se la pasaba hablando de hacer una fiesta, o de hacer una salida en grupo. Yo iba a veces, pero me aburría con facilidad. Así que dejé de ir y me quedé siendo el chico que se queda a escuchar las anécdotas de los demás.

Desde la lejanía pude notar que Miquéas venía corriendo hacia nuestro sector. Al llegar hasta nosotros, todo agitado, apoyó sus manos sobre sus rodillas para recobrar el aliento. Lautaro se retiró al notar el estado en que se encontraba y a Mique no le importó. Él se incorporó y me miró con preocupación.

-Levi, tenés el trabajo de Geografía, ¿verdad?

-Si...

Miqué soltó aire, aliviado por mi respuesta y fruncí el ceño al adivinar lo que él me pediría a continuación.

- ¡Qué bueno! -festejó-. ¿Me la prestás?

-Pero Miqué, nosotros hicimos ése trabajo en grupo. Se suponía que ya lo tenias que tener.

-Eh... bueno... -balbuceó nervioso-. Yo... no lo pude copiar.

- ¿Cómo?

Miqueas, un poco reacio a contestarme, repitió lo mismo que había dicho anteriormente, con la diferencia de que en ése momento lo hizo con un poco más de violencia y, ¿vergüenza?

-Me distraje con otras cosas y... no lo pude copiar -repitió entre dientes.

Solté un suspiro cansado mientras miraba el techo de metal que se encontraba sobre nosotros. Habíamos hecho el trabajo en mi casa, lo habíamos terminado y copiado. Pero Miqueas se habia convertido en ese "menos uno" que no lo había hecho por "x" razones. Justo cuando bajé la mirada para decirle que no le iba a prestar nada, me rendí al ver que me imploraba con los ojos mientras mantenía sus manos unidas con cara de perrito desesperado y..., acepté internamente.

Ojos color primavera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora