Ojos color primavera.

Prólogo.

No sale con amigas, no busca chicos, no se esmera en destacar entre sus amigos y detesta las injusticias.

Ama leer libros, utiliza cada tiempo libre para terminar o empezar uno nuevo. Añora su música en todo momento, rememora en su cabeza las notas de las canciones que adora y las canta silenciosamente en cada lugar, sin vergüenza de que alguien se percate del movimiento que sus labios hacen al expresar la letra. Canta bien, con una voz peculiarmente dulce y raspada que hipnotiza; pero de igual manera, nunca lo hace frente a nadie. Le gusta observarlo todo con detenimiento, como si cada paisaje fuera una pintura exquisita ante sus ojos. Su lealtad, a veces extraordinaria, no tiene límite ni preferencia; ella promete y siempre cumple su palabra.

Sus ojos, siempre sinceros, te muestran lo que ella te deja ver. No es para nada un libro abierto. Sabía que ella se definía a sí misma como una de las personas que al mundo le gusta odiar, porque ella trataba a cada uno de una forma única y diferente.

Es amable y educada. También es supersticiosa y muy temperamental. A veces te sonríe. A veces se te queda viendo; analiza todo con su mirada y eras una persona con suerte si ella te hablaba después. No le importa el físico, trata a todo el mundo por igual. Ella siempre despeinada, el pelo atado o simplemente suelto, no alardea sobre su belleza. Parecía no importarle las apariencias y no se esforzaba en querer ser notada por los demás.