Sangre y Aullidos.

Capítulo. XXI. Vida no deseada.

Cristal

Mis dedos resbalan por el frío vidrío de ventana. La vista que tengo desde mi nueva habitación no es para nada linda, sólo puedo ver un motón de árboles secos, es tan decadente y lamentable, suspiro mientras bajo la mirada. El sonido de la puerta abriéndose me hace dar la vuelta para encontrarme con Andrea.

__ Espero la habitación sea de tu agrado –miro sus manos donde trae una bandeja con algo de comida –esto es para ti, ya que no has comido nada desde ayer.

Debió la mirada a un lado. La verdad no deseo comer nada, así que me abrazo a mí misma. Él se acerca dejando la bandeja sobre la pequeña mesa en el medio de la alcoba.

__ Come algo por favor –se da la vuelta y sale.

Mis ojos se van a los lados contemplando el lugar, las paredes vino tinto son horrendas y sin mencionar la decoración, todos esos muebles de un tono ocre me dan ganas de perder la vista y sin mencionar los aterradores cuadros ¿Quién demonios son esas horribles personas? Le doy una mirada a la comida y hago un gesto de asco.

__ Eso no me agrada para nada –digo en voz baja –como extraño mi casa. Quiero ver a Lucas.

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Han pasado ya varias semanas desde que llegue a este terrible lugar. Este casa no me agrada para nada todo es tan oscuro y sombrío. Una de las empleadas me pide que la acompañe al salón, así que la sigo en silencio. Ella hace una reverencia.

__ Mi señor aquí está la señorita –dice antes de marcharse.

Andreas me dedica una sonrisa, la cual no correspondo. Él se acerca y sostiene mis manos.

__ Debes ser menos tímida, recuerda que dentro de poco seremos marido y mujer.

Sin reservas retiro mis manos de las suyas. Doy un paso atrás y lo miro con desaprobación.

__ No me interesa estar casada contigo, yo no siento lo mismo que tú, así que no comprendo eso de que soy tu compañera, pues para mí no lo eres. Si me disculpas no me siento nada bien.

Cada que estoy cerca de él me siento asqueada y molesta, me irrita tener que mirarle. Subo rápido, en mitad del pasillo veo la figura de una persona, al verla me echo atrás, pero una voz me deja inmóvil.

__ Tiempo sin verte ¿Me has extrañado?

__ ¡Halk! –vocifero. Él deja salir una carcajada.

Da un paso hacia mí.

__ Tus padres son tan inocentes. Ellos creyeron en eso de que ese mocoso es tu pareja –suelta otra carcajada –pero bueno, lo que importa que dentro de poco todo este teatrito se va acabar. Ya estoy emocionado esperando los acontecimientos.

Una sonrisa torcida se dibuja en sus labios. Aprieto mis puños, tengo ganas de golpearlo hasta no más poder. Él toca mi cabeza con delicadeza.

__ Sólo debo esperar el momento. Tú y yo seremos aliados.

__ No cuentes con ello –digo firme.

Halk me dedica una leve sonrisa y desaparece ante mis ojos. Mis pies pierden la fuerza de sostener mi cuerpo, dejándome caer en frío piso. Tengo miedo y mucho.

__ Lucas...

Es lo único que puedo mencionar, el nombre del hombre que amo.

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