Sangre y Aullidos.

Capitulo. II. Fran.

Lucas

Siento como mi corazón se vuelve nada al ver que tienen una hija adolescente, ver al amor de mi vida con ese idiota me enferma, pero no pude negarme a su pedido, enseñar a su hija.

__ Bianca a veces eres tan cruel. –susurro en lo oscuro de mi habitación.

No hay nada más doloroso que ver feliz a los demás mientras tú te pierdes en un laberinto de recuerdos del pasado. Llevo mis manos a mi cara y revuelvo mi ordenado cabello.

__ ¡Soy un idiota! Es definitivo... ¿Cómo pude caer en mi propia perdición? Ahora tengo que lidiar con una chica problemática que sólo le preocupa verse bien y lucir linda para los chicos. –cierro los ojos necesito calma, mucha calma.

Y para completar mi caótica vida tengo que ir por Fran el hijo de Ana, otro adolescente descontrolado. Sin más me rindo ante el sueño.  El despertador me hace dar un salto de la cama, miro la hora y con pocas ganas entro al baño, después de asearme bajo. Mi hermana tiene una cara de alegría que no se la quita nadie.

__ ¡Oh querido ve por mi bebé! –expresa dándome un abrazo. –Hoy luces extremadamente guapo. –dice acomodando mi corbata.

__ Gracias hermana. –miro mi celular. – Ya es tarde, debe estar por llegar. Nos vemos. –Le doy un beso en la frente.

Al salir pongo en marcha el auto, enciendo la radio y busco algo de música, ya que el camino es largo, al parecer hoy va hacer un día largo.

Detengo el auto y bajo busco con la mirada a ese mocoso de melena revuelta, una voz me distrae.

__ ¡Tío! – esa voz, me giro para encontrarme con un chico alto de cabello rubio muy parecido al mío.

__ ¡Fran! –Exclamo abrazándolo. – ¡Mírate eres todo un hombre!

__ Y tú más guapo que antes. Mi madre debe estar ansiosa por verme. –Indica con una gran sonrisa.

__ Ni te lo imaginas. Ven por acá tengo el auto.

Me alegra ver lo sano que creció mi sobrino. Leonard y Ana se separaron cuando el apena era un chiquillo. Durante el camino hablamos de diferentes temas y lo mucho que se divirtió viajando por América. Al llegar Ana sale a recibirlo.

__ ¡Hijo!

Cristal

Estamos todos sentados en la mesa desayunando; papá, mamá, James, Karla y Claudia. Mi padre me lanza una mirada de enojo mientras que mamá trata de calmarlo.

__ Así que mi hija tiene un comportamiento inapropiado en el colegio. –respira hondo. –estas castigada hasta nuevo aviso. –dice firme.

__ ¡Pero papá! –lo miro suplicante. –Pasado mañana hay una fiesta y quiero ir.

Él rodea los ojos para hablarme luego.

__ No, es no. No consentiré malos comportamientos. Ve al auto y al salir el chofer te esperara en la entrada y hay de ti si llegas tarde.

Sin más que decir camino hasta el auto. Es la primera vez que lo veo de tan mal humor. Yo de verdad quería ir. El chofer pone en marcha el auto. Mis pensamientos se llenan de nada ¿Qué sentido tiene vivir así si no puedo hacer lo que más deseo? Sé que no he sido la mejor estudiante en este último año, pero mi padre está exagerando al dejarme encerrada en casa.

El ruido del motor se detiene sacándome de mis aturdidos pensamientos. La puerta del auto se abre permitiendo la entrada de luz del sol, sin bajar la mirada salgo con gracia y estilo del auto, un licántropo como yo no debe ser débil ante nada. Todos me miran y comienzan a susurrar cosas de mí, pero no presto atención de chismes baratos.