Capitulo. I. El chico rubio.

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Cristal.

El sonido de la alarma taladra mis oídos; aun con la cabeza mentida en la almohada busco el despertador. Odio las mañana siempre es lo mismo, después de un minuto de lucha he logrado apagarlo. Rápidamente me cubro con la manta, pero para mí desgracia la voz de Ann llena la habitación.

__ Señorita, su madre espera por usted. —Mi madre siempre manda a Ann a lidiar conmigo todas las mañana.

__ Ann déjame sólo cinco minutos más. —Digo con voz aguda.

__ Niña Cristal. No soy su madre, ya que ella no se puede negar a sus suplicas, conmigo no funciona. —Dice firme.

Con pereza me siento en el borde de la cama, y la miro con cara de cachorro abandonado, pero ella me toma del brazo y me arrastra al baño.

__ ¡Ann eres malvada! —grito desde el baño. Suspiro y entro a la ducha.

La verdad no deseo ir al instituto hoy, detesto ese lugar con sólo la idea tener que ver a Peter me enferma; ese idiota no me deja ni respirar. Al salir veo mi uniforme sobre la cama. Después de vestirme bajo para encontrarme con mi madre en el salón.

__ Cristal mi dulce niña, tu padre y yo te estamos esperando. —sin pensarlo corro a los brazos de mi dulce mamá.

__ Te amo madre. ¿Será que hoy me puedo quedar en casa? ¿Sí? —ella me mira con una sonrisa.

__ No, mi hija no será una vaga. —la voz de papá llena el salón.

__ Pero papá. —Me quejo. Él se acerca y besa mi frente. —Cristal recibí la semana pasado tus notas y créeme nos  para nada buenas, sobre todo en matemáticas y física. —sin dejarme de mirarme se sienta en el sillón. —Si no veo mejoría no tendrás ese viaje a Francia al finalizar el año escolar.

Miro a mi mamá y le hago un puchero.

__ ¡Mamita ayuda! —ruego. Ella hasta donde mi padre.

__ Claro amor que te ayudaré. Tu padre me permitió conseguir un tutor para ti y uno de suma confianza.

Mi papá abre los ojos al parecer él conoce muy bien de quien habla mi madre.

__ No quiero quejas amor. Él es el indicado.

__ Si lo veo mirándote de manera impropia o tocándote lo mato. —sentencia papá.

Suspiro y me acerco a ambos.

__ Bien me marcho. —Antes de dar el primer paso Ann ya está frente a mí.

__ Muy bien la acompaño hasta el auto. —Dice caminando delante.

La verdad no me agrada para nada el colegio, no tengo amigos en realidad, nadie quiere juntarse con la chica de cabello extraño... sí, es plateado como mi padre y mis ojos son grises como los de mi madre. Desde pequeña siempre se han burlado de mí, la única con la que me llevo bien es Claudia, se podría decir mi mejor amiga.

Al llegar bajo inhalo y levanto mi cara, siempre debo lucir fuerte ante todo y todos sobre todo un lobo jamás deben ser débiles y descuidados. Los gritos de las chicas me hacen girar.

__ ¿Qué demonios les pasa? —tomo mi bolso y camino hasta la entrada.

Me paro firme aliso mi melena y sigo mi camino. Rápidamente subo las escaleras, ya que mi salón esté en el tercer piso. reviso mi casillero y le doy una vista a mi horario, a la primera hora tengo la materia que más detesto física, aparte el profesor es un idiota lo único que hace es coquetear con las ilusas de mis compañeras.

Entro al salón y saco mi celular; esto si es diversión. De repente siento como alguien sujeta mi celular.

__ Muy bien señorita Towsend así es como pasa usted mis horas distrayéndose en mis clases. Bien hoy le toca quedarse después de clase la veo en el salón de castigos.

Sangre y Aullidos.Where stories live. Discover now