41 ¦ Venganza

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—Ya nada tiene sentido.

Hoseok interrumpió los pensamientos de Jimin, quien miraba el cielo al lado de la ventana.

—Hoseok. —susurró Jimin.

—Esto es surrealista. Ya nada es real para mí.

Hacía tan solo dos semanas había perdido también a su hermana pequeña.

Su padre, al igual que Luda había hecho, había dejado de comer bien, y ya ni siquiera hablaba. Con la muerte de Jinna, tuvo un decaimiento horrible, pero fue capaz de sobrellevarlo por sus hijos y por Jimin, porque debía ser fuerte por ellos. Pero la niña de sus ojos, el bebé que andaba de un lado para otro en pañales, que lo llamaba papá sin saber todavía que él sólo la había criado. Esa niña ahora estaba muy lejos de él, en un sitio inalcanzable. Pensó que no merecía la pena seguir teniendo fuerzas.

La culpa abrumaba el corazón de Jimin, y se vio incapaz de seguir manteniendo aquella mentira. Sabía que Taehyung era el causante de todo. Y debía decírselo a Hoseok.

Cuando se lo dijo, sus ojos se abrieron gradualmente. Jimin sintió un miedo horrible al verlo así.

Pero Hoseok no hizo nada, se quedó quieto y estuvo en silencio al lado de Jimin un rato más hasta que volvió a su habitación.

No hizo nada ese día, porque fue al día siguiente cuando Jimin, al despertar, encontró un papel a su lado que decía "Las cosas deben acabar como empiezan" .

Con esa única frase, Jimin supo a dónde había ido.

Se sentó en su silla tan rápido que se hizo daño. Se impulsó hasta la habitación de Namjoon y lo abrió de par en par, despertando al padre, que dormía con la ropa del día anterior, sobre el suelo.

—¡Namjoon! —le gritó, y este reaccionó enseguida, asustado.

—¿¡Luda!? —preguntó, agarrando los hombros de Jimin.

—¡No, Namjoon! ¡Hoseok! ¡Hay que ir a buscarlo!

—¿Dónde ha ido?

—¡No hay tiempo! Tenemos que ir en coche, deprisa.

Namjoon acató sus órdenes y enseguida estuvieron en el coche preparados. Jimin le dio las indicaciones de cómo llegar hasta el sitio y en poco tiempo llegaron al acantilado, donde vieron a Hoseok y a Taehyung hablando cara a cara.

***
Unos minutos antes

—Taehyung. —dijo Hoseok, cortante, haciendo que el susodicho se diera la vuelta para mirarlo.

—Me sorprende que me hayas citado aquí.

—Pensé que sería familiar.

—Veo que has intimado mucho con Jimin. —Su tono de voz parecía molesto.

—A diferencia de otros —explicó Hoseok—, se puede llegar a conocer mucho a una persona viviendo con ella.

—Chico, no sabes nada de nosotros. No intentes ser superior a mí en eso, porque no puedes.

—Fui superior a ti desde el primer momento. —aclaró Hoseok.

—Jamás podrás hacer que Jimin se enamore de ti.

—Me da igual lo que Jimin piense de mí. Yo estoy enamorado de él.

—Qué bonito, pero... —Taehyung hizo un puchero— ¿puede eso mantenerlo con vida?

—Tú lo estabas matando lentamente.

—Eso parece —dijo, y apretó los dientes. Miró a Hoseok de reojo—. Últimamente estoy muy acusado de matar personas.

La sangre de Hoseok empezó a hervir y sus ojos se inyectaron en adrenalina.

—¿Fuiste tú?

—Otro igual. Hace poco me enteré de que murieron tu madre y tu hermana. Lo siento.

—Si no fuiste tú, ¿cómo sabes eso?

Taehyung se mordió la lengua.
Fallo suyo.

El puño de Hoseok fue directo a su cara, rompiéndole por lo menos el tabique nasal.

—¡Hijo de la gran puta!

Los gritos de Hoseok retumbaron por todo el mar mientras reventaba, sobre la hierba, la cara de la persona que le había arruinado la vida.

—¡Aquella vez! ¡Cuando fui a tu casa, estabas tan tranquilo! —Sus lágrimas caían sobre la cara ensangrentada de Taehyung, quien trataba de quitárselo de encima —¡En realidad era todo mentira! ¡Eres un asesino! ¡Te tenía que haber matado la primera vez que te vi!

—Y aún así yo tengo el corazón de Jimin.

Hoseok paró sus ataques y lo cogió de las hombreras del abrigo, para atraerlo hacia sí.

—Jimin jamás volverá a mirarte de la misma forma. Sabe que fuiste tú.

—No lo sabe, lo duda. ¿Y sabes por qué? Porque todavía cree en mí.

Hoseok le propició otro puñetazo, esta vez dejándolo sin fuerzas.

—No aguantaré escuchar tu nombre una sola vez más.

—Hoseok —dijo él, con la voz temblorosa ahora, cosa que le puso los pelos de punta—. No sería capaz de matar a una persona.

—¡Quisiste matar a Jimin!

—Si de verdad lo hubiera querido matar, hace mucho lo hubiera dejado solo...

Cada palabra que decía se hacía más repugnante a los oídos de Hoseok. Lo levantó del suelo, aun agarrándolo de las hombreras y lo llevó hasta el borde del acantilado.

Taehyung sintió miedo al verse tan cerca de su muerte.

—Te reconoceré que estoy loco, pero yo no quise matar a tu familia, Hoseok.

—¡TAEHYUNG! —gritó Jimin a lo lejos.

El escuchar su voz, hizo que Hoseok perdiera la fuerza en las manos y soltara el abrigo de Taehyung.

Su penúltima mirada fue hacia Jimin. Una mirada cargada de recuerdos y, en definitiva, de amor y devoción. Con aquella única mirada Jimin escuchó las palabras que Taehyung le había dicho el día que habían ido a recoger sus cosas.

"Así es como debía ser, ¿no?".

Taehyung no abrió la boca, tan solo tenía los ojos un poco humedecidos, y cayó hacia el vacío de espaldas, sosteniéndole en todo momento su última mirada a Hoseok.

Cerró los ojos y asumió su muerte tan rápido como su cuerpo se clavó en las rocas de abajo, provocándole la muerte al instante.

Namjoon empujó la silla de Jimin hasta estar a la altura de Hoseok. El menor había caído de rodillas al suelo y lloraba desconsolado. Cuando vio las piernas de Jimin frente a él, se abalanzó sobre su regazo y siguió llorando allí.

—¿Estás loco? Podría haberte perdido. —Jimin abrazó su cabeza y la besó una y otra vez.

—¡Jimin, lo siento tanto!

Namjoon fue el único que se asomó al acantilado. Aquella imagen sería tan desagradable, en todos los sentidos para Jimin, que era mejor que no la viera.

—No quería lanzarle... No quiero ser un asesino.

Jimin siguió acariciando su cabeza y susurrándole cosas que sólo lo hacían llorar más. Luego envolvió la cara de Hoseok en sus manos y le obligó a mirarlo a los ojos.

Ambos lloraban.

—Sé por qué lo has hecho, Hoseok. Sólo has hecho lo que creías correcto.

Se abrazaron.

Aquello no era hacer lo correcto, pero cuando el amor te hace perder la cabeza, las cosas dejan ser correctas o incorrectas para empezar a ser justas o injustas.

Y la justicia que Hoseok buscaba en el fondo residía en la muerte de Taehyung.

Por fin su hermana y su madre descansarían en paz.

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