35 ¦ Rozadura

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Jimin entró a la habitación cuando Hoseok aun se estaba cambiando de ropa.

—Oh, Dios —exclamó Jimin, riéndose y tapándose los ojos—, perdona.

El menor procuró estar tapándose bien el culo y se apresuró a ponerse la ropa.

Jimin cerró la puerta y avanzó con su silla hasta mitad de la habitación.

Hoseok se apoyó en la cama y dejó la mirada fija en el suelo.

—¿En qué piensas? —le preguntó Jimin.

—En mamá.

—Ella está bien, llegará de madrugada.

—No es eso lo que me preocupa—
aclaró Hoseok, subiendo la mirada hasta cruzarla con la de Jimin—. Me preocupa lo sola que sienta.

—Sabe que estamos pensando en ella —sonrió Jimin, ladeando la cabeza —. Estará bien, está acostumbrada, ¿no?

—Papá te ha contado, ¿verdad?

—¿Cómo lo sabes?

—Se te nota en la mirada. Por cómo me miras. Si quieres saber mi opinión respecto a esto...

—No trataba de incomodarte. —se disculpó Jimin.

Hubo un silencio un tanto incómodo, que Jimin rompió rápido.

—Ayúdame a ponerme el pijama, por favor.

Esta vez Hoseok fue eficiente. Sin vergüenza ni pudor, porque le había prometido a su madre que sería fuerte y cuidaría de todos. Desvistió a Jimin, lo volvió a vestir y, cuando estaba terminando de subirle los pantalones, la mano de Jimin lo paró.

Acercó sus labios a los de Hoseok y los rozó suavemente. El corazón de Hoseok se disparó.

Jimin, en cambio, no paró en ningún momento. Sus carnosos labios besaban con lentitud los de Hoseok, reafirmando el cosquilleo que este ya empezaba a sentir cuando tenían contactos de ese tipo.

Dejarse llevar por el momento, eso era lo que estaba haciendo. Y no quería que Hoseok se sintiera mal por ello, ni que pensara que estaba jugando con él.

—¿Por qué haces esto? —jadeó Hoseok, contra sus labios.

Jimin subió una mano a su mejilla para acariciarla. Miró los labios de Hoseok, luego fue subiendo la mirada por su nariz hasta llegar a sus ojos.

—Déjate llevar... —respondió Jimin, antes de volver a besar sus labios con suma ternura.

Hoseok, sin poder evitarlo, profundizó el beso inclinándose más sobre él. Sus lenguas empezaron a jugar dentro de sus bocas, de las cuales se escapaba de vez en cuando alguna suave risa.

—Qué juguetona... —dijo Hoseok, con las mejillas más rojas que nunca.

—Es increíble lo rojo que te pones siempre —añadió Jimin, riendose—. Eres muy sensible.

—Me pasa desde pequeño... —aclaró el menor, apartando la mirada.

—No me apartes la mirada.

—Ahora no quiero mirarte.

—¿Será posible?

Jimin agarró con fuerza la barbilla de Hoseok y empezó a comerse sus labios sin permiso. Los besos comenzaron húmedos y calientes, y acabaron convirtiéndose en pura excitación.

—Llévame a la cama. —dijo Jimin con los ojos entrecerrados y entre jadeos.

—Jimin... —Hoseok intentaba pensar y recapacitar antes de hacer nada de lo que pudiera arrepentirse — ¿Tienes sueño?

—Hoseok... —El menor tragó saliva al escucharlo gemir su nombre.

La mirada de Jimin estaba completamente perdida en Hoseok. En ese momento, todo había desaparecido para él: la diferencia de edad, su discapacidad, la compasión, la pena y Taehyung.

No, ahora el cuerpo de Jimin palpitaba bajo su ropa, se moría por tocar y ser tocado.

Hoseok lo ayudó a subirse a la cama, porque hasta sus brazos temblaban y sabía que se caería.

Una vez lo hizo, se inclinó sobre la cama y volvió a besar a Jimin, tomando la iniciativa. Bastó con el simple tacto de la lengua de Hoseok para que su cuerpo volviera a tocar el cielo.

El menor estaba asustado. Era la primera vez que besaba a alguien así o que se disponía a tocarlo de aquella manera. No quería hacerlo mal, ni hacerse ver muy novato, pero lo que menos quería hacer era herir a Jimin.

—Sube... —le susurró Jimin.

Hoseok subió una rodilla a la cama y se impulsó. Rápidamente se colocó y se sentó sobre el vientre de Jimin.

El pelirrojo no pudo creer lo excitante que se le hacía ver a Hoseok encima de él. Lo vio tragar saliva, parecía que él también estaba sintiendo lo mismo.

Hoseok se sostuvo sobre sus rodillas y bajó la cadera hasta ponerla a la altura de la de Jimin. Empezó a frotar su miembro contra el suyo. Un suspiro se escapó de los labios de ambos, un suspiro que, después de unos segundos, se convirtió en gemido.

Notar el miembro de Jimin tan duro y caliente por encima de la ropa hizo que el menor sintiera la horrible tentación de arrancarle los pantalones.

Pero nada más ocurrió, porque la mente de Jimin lo traicionó y obligó a Hoseok a parar.

Taehyung. Estaba pensando en Taehyung. No sabía ni cómo, pero su novio había sustituido la cara de Hoseok durante unas fracciones de segundo.

—¿Qué ocurre, Jimin? —preguntó Hoseok, jadeando aun y arrugando la frente — ¿He hecho algo mal?

Jimin se tapó los ojos, odiándose por haberle preocupado, por haberle hecho parar, por no ser capaz de luchar contra Taehyung.

No hicieron falta palabras para que Hoseok entendiera lo que estaba pasando. Pero no le sentó mal, lo comprendió y se tumbó sobre el cuerpo de Jimin, para abrazarlo.

—Shh... —lo consoló— No pasa nada, Jimin. Todo pasará.

—Ho...

—Te quiero, Jimin —dijo, haciéndolo callar—. Te dije que esperaría.

—No quiero hacerte daño, Hoseok.

—Llegas muy tarde para eso, ¿sabes? —respondió él, levantando la cabeza y dedicándole una sonrisa.

—Ven aquí, por favor. —dijo Jimin, abriendo ligeramente un brazo.

Hoseok se tumbó a su lado y se acurrucó bajo su brazo. Jimin abrazó su cabeza y besó su frente varias veces.

—Mañana —se limitó a decir, y luego añadió —: Le dije que mañana iría a verle.

—¿Vas tú solo? —preguntó el castaño, asustado.

—Sí.

—Ni de broma, voy contigo.

—Esto es algo entre...

—Estoy tan involucrado en este asunto como tú —se defendió Hoseok—. Y no quiero que vayas solo.

—Está bien, ven conmigo.

—Recogeré algunas de tus cosas mientras habláis.

Jimin se separó un poco de él para poder mirarlo.

—¿Recoger?

—Te quedas aquí, Jimin.

Jimin no dijo nada, no iba a negarse inutilmente otra vez cuando sabía a la perfección que eso era algo que ya habían decidido en aquella casa.

Tampoco supo lo que se escontraría al día siguiente en su casa, así que simplemente le dio otro beso a Hoseok en la frente y le dijo:

—Está bien.

HopeMin ➼ DiscapacidadWhere stories live. Discover now