XLI

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Holaaaa:D.

Antes que lean, de verdad una disculpa. Ya voy para más de una semana de no actualizar, y de verdad me siento fatal:c. No sé si les pasa que luego no les llega la inspiración de escribir. Pues bien, eso me pasó. Pero aquí estoy, continuando con una historia que ya empecé y que voy a terminar. Ojalá y les gusten estos cortos capítulos. Dejen sus votos y comenten qué les parecieron, me harían muy feliz. Nos vemos en unos días;).

Probablemente la Plaza me quedaba al otro lado de la cuidad, por lo que llegué a la entrada alrededor de las cinco y pico. No esperaba a Pip hasta dentro de una hora, así que me relajé y me senté en una barandilla, fuera de la Plaza.

A decir verdad, no creí que estuviera tan llena. Digo, yo estoy aquí por una cita. Pero, ¿quién no quiere quedarse en su casa, viendo películas caseras y comiendo palomitas de maíz? La gente es una mierda. Lo reconozco. Y es por eso que nunca me invitan a salir.

Estuve en el mismo lugar unos cinco minutos, hasta que, al otro lado de la puerta, me encontré a Pip, quien se recargaba en la barandilla que daba a la fuente principal de agua de la Plaza. Era cuestión de un empujón para que cayera. Pero me había prometido a mí mismo ser otro. Un Craig guapo y respetuoso.

Parecía estar orando o algo así. No estaba seguro. Tal vez estaba hablándose a sí mismo.

Me acerqué a paso lento a Pip sin que se inmutara. Y en un intento de escuchar qué pasaba entre sus piernas, porque su cabeza estaba entre ellas, me agaché hasta llegar a su altura. Sin embargo, sólo llegaban murmullos indescriptibles a mis oídos.

—Pip.

—¡Ah! —gritó Pip, y sacó la cabeza de su entrepierna de un tirón, ocasionando que ella se chocara con la mía—. Mierda —murmuró—. No vuelvas a hacer eso. Entro en pánico muy rápido.

—Perdóname por no poder leer mentes. Y recuerda que jamás habíamos hablado. ¿Yo qué mierda iba a saber?

—Realmente ya no quiero estar aquí. Contigo.

Acto seguido se paró de la barandilla, y comenzó a caminar a paso rápido devuelta a la entrada.

Antes de que tratase de hacer algo más, lo sujeté de la manga.

—Haré lo que sea. Pero tú y yo tendremos una cita. La mejor de tu vida. Y no podrás escaparte de mí...

(...)

¡Ya baja de ahí antes de que tenga que subir yo por ti!

—Antes muerto.

Llegué a mi límite. Con agilidad, tomé el tronco del árbol y comencé a moverlo de un lado a otro, ocasionando que Pip se tambaleara en la rama y cayera al suelo. Tras un chillido, se levantó y se sacudió la ropa.

—Podía haber bajado solo.

—Tenía pereza de subir, perdón.

Me miró y achicó los ojos, con desaprobación.

—Debo estar en casa a las ocho.

Miré mi reloj de muñeca.

—Uy. Son las seis en punto. Una pena.

—¡Quiero irme!

—¿Por qué?

—No me caes bien.

«Y ahí vamos...»

—¿Qué te he hecho para caerte mal, niño rubio?

—Todos te temen en la ciudad. Bueno, eso creo.

—Han de pensar que soy Lucifer. ¿Ah que sí?

—No bromees con eso —dijo, y sacó del cuello de su abrigo un rosario tallado de madera—. No dan gracia.

—Ya basta de tonterías, ¿no crees? En primera, no soy un matón. En segunda, he golpeado a menos personas de las que crees. ¡Pero es porque son unos capullos y se merecen una lección! Y en tercera, le estoy haciendo un favor a alguien, así que, si cooperaras yo...

—¿A quién? —preguntó Pip, con un interés infernal.

—No hablaré de ello. Va a matarme. —Después, guardé silencio, pensando en qué decir— ¿Por qué no vamos por la parte del trato de Butters? Mientras charlamos, supongo.

Un segundo después, la mueca de desagrado que había tenido Phillip en el rostro, había desaparecido completamente. Algo me decía que él ya sabía para quién trabajaba.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Where stories live. Discover now