XXXVII

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Realmente no sabía si aquella cita saldría tal y como me la esperaba. Sólo pensaba en preguntarle sobre sus gustos. Hablar sólo de él. Nada de mí ni nada de Damien. Supongo que Damien mataría si supiera que hablamos de él a escondidas. Era mejor no arriesgarse.

Ahora mismo iba camino a la casa de mis padres. Allí, Stripe descansaba en su gran jaula, en la habitación de Ruby. Bueno, eso creo. Realmente me daba rabia no poder llevármelo, pero el tiempo para cuidarlo no me era suficiente. Era mejor que alguien más lo tuviera.

Estacioné el auto frente a la casa. Aquella ya no era más mi antigua casa. Las paredes estaban recién pintadas de un rojo bastante fuerte, y las ventanas estaban polarizadas.Probablemente los muebles y los cuartos ya habían cambiado de lugar, como cada año. Y mi cuarto lo habían ocupado como una sala de spa o algo por el estilo.

Ya estando frente a la puerta, toqué tres veces con los nudillos hasta que Ruby me abrió. Se veía fatal. Y no es porque de verdad se viera así, sino porque era mi hermana y era una regla verla de tal forma. Básicamente, llevaba una putifalda que hacía que pareciera que aquella eran sus bragas, y su blusa escotada no era de menos. Ahora que lo pienso, creo que de verdad iba en ropa interior.

—Te ves fatal.

—Gracias, gracias. ¿Qué quieres?

—Dame a Stripe.

—¿Qué? ¿No?

—¿Y por qué no? —dije, empujándola a un lado para entrar. Acto seguido comencé a subir las escaleras.

—Porque es mío.

—¿De qué hablas? Es mío.

—No puedes llevártelo así porque sí. Lo he cuidado todo este tiempo.

—Lo ha cuidado mamá. Tú siempre andas de puta en los antros y esas cosas.

Para eso ya estaba entrando al cuarto de Ruby.

—¿Dónde está? —pregunté, al no encontrarlo por ningún lado.

—Mmm. Sí, hablando de eso, no lo tengo.

Me volví hacia ella.

—¿Qué? ¿Cómo que no lo tienes?

—Se lo di a Ike, el hermano de Kyle, ¿recuerdas?

—Pero él se fue con Kyle.

—Entonces supongo que lo tienen sus padres.

«Mierda.»

—¿H-hablas de Sheyla?

—O Gerald.

—Sabes que Sheyla me odia.

—Tal vez ya no tanto.

Y es que aún desconocía por qué me odiaba. La última vez que la vi, trató de golpearme con el sartén de cocina que llevaba en la mano derecha hasta desangrarme. Tal vez se había creído la historia del matón.

—Además, ¿para qué lo necesitas? Llevas tiempo sin verlo.

—Exactamente por eso. Hace mucho que no lo veo. Quiero saber como está, quiero acariciarlo, quiero...

—No se lo darás a Tweek, si es lo que tienes en mente.

—Si se lo doy es por algo, ¿está bien? —dije, y salí a paso rápido de la habitación—. Esa vez no le hizo nada. No sé de qué te quejas.

—Oh, claro. Que si no hubiera llegado a tiempo, sus padres se lo hubieran comido pensando que sería la cena.

Ya estaba saliendo de la casa, tomando mi abrigo y las llaves, cuando dije:

—¿Y qué pasó? Oh, que llegaste a tiempo.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Where stories live. Discover now