XXX

858 128 63
                                    

Después de tratar de convencer a Kenny en vano de que nos largáramos de allí, y de esperar a que todos estuviéramos en el auto (apretujados por cierto), manejé hasta llegar a la plaza central de la cuidad. Diamond's Steel estaba hasta reventar, por lo que me costó un huevo y medio buscar un lugar cerca de la entrada para que las "señoritas" no se cansaran. Y cuando por fin encontré uno, la voz que sonó atrás me incitó a suicidarme.

—¡Eh, Craig! ¿Por qué venimos aquí? Conozco un bar cerca de mi casa. Está barato y es cómodo. Podemos ir ahí.

—¿Por qué mierda no me lo dijiste antes?

—Tus labios saben a fresas —mencionó Kenny, mirando a Rebecca como si fuera no más que un ángel.

Revoleé los ojos.

—¿Tú qué opinas, Wendy?

—Siempre y cuando esté contigo, por mí no hay problema.

«Mierdaaaaaaa.»

Y cuando por fin logré salir de aquel mundo de autos caros y no tan caros, manejé tan rápido como mis zapatos me permitieron hasta llegar a la esquina de la casa de Rebecca.

BAR XSPX
SÁBADOS Y DOMINGOS DE PROMOCIÓN
HABITACIONES GRATIS DE 17:00 A 18:00

—Llegamos a tiempo —dijo Rebecca, mirando el horario.

—Ya me entraban las ganas —le siguió Kenny.

Aparqué el auto a un lado del pavimento. Bajamos del auto y caminamos hasta la puerta de entrada. Rebecca se adelantó.

—Cuatro boletos, Rick, por favor.

Rebecca le acarició el hombro al guardia y éste le entregó cuatro boletos desgastados. Después se volvió hacia nosotros y nos hizo una seña para que la siguiéramos.

Las paredes estaban conformadas por ladrillos naranjas, y el piso no era más que mármol oscuro. Las mesas y las barras eran de madera, y esto parecía más un antro que un bar.

—Oigan —dijo Wendy, mirándonos a mí y a Kenny—. ¿Por qué no van a buscar una mesa mientras nosotras compramos algo en la barra?

—S-sí —asentí, y jalé a Kenny de la manga—. Vamos.

Cuando estuvimos un poco alejados, me acerqué a su oído.

—Ni se te ocurra tomar más de tres copas.

—Ni que fueras mi padre.

—Estoy seguro de que tu padre jamás te dijo eso.

Me miró de soslayo.

—Mmm, tienes razón.

—Ve, no has tomado nada y ya pareces el ebrio del mes.

—No me insultes —pidió, e hizo un puchero con la boca.

Localizamos una mesa para cuatro personas, y jalé a Kenny más fuerte hasta llegar allí.

—Sólo... siéntate y no te muevas.

Vi cómo asintió y se cayó de la silla. Me paré a levantarlo, pero cuando me di cuenta, Rebecca ya lo estaba haciendo.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora