VIII

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Ese mismo día, el regreso a casa fue un infierno.

—¡Salte de mi habitación, Craig!

—¡Ésta también es mi habitación! —repliqué, ya un tanto molesto.

Trataba de controlarme. Y lo lograba. Pero cuando veía el rostro de Rebecca simplemente se borraba todo mi progreso y tenía que iniciar desde cero.

Aquella tarde me la pasé en la calle, con Kyle Broflovski y su pequeño hermano, Ike.

Estábamos él y yo en el parque, mientras nuestros hermanos jugaban y saltaban alegremente en el pasto sintético.

—Lo siento por ello hermano —me dijo, consolándose por los problemas que pasaba día a día con Rebecca.

Me daba ternura, aunque odiara decirlo, y la gente pensara que esa palabra no existía en mi vocabulario. Se tragaba siempre los problemas de los demás. Siempre que podía, claro. Pero, como siempre, yo no se lo permitía. La única causante de todos mis desvelos era ella. Y no eran desvelos buenos. Tenía que pasarme toda la noche pegado a la puerta para que cuando por fin la abriera me perdonase y todo hubiera vuelto a la realidad. Sin embargo, la única realidad era que estaba cansado. Estaba cansado de que ella viviera conmigo. Estaba cansado de que se apoderara de mis cosas y que hablara mal de mí a mis espaldas. Estaba cansado de ella.

Y no era de menos. Rebecca precisamente no era una buena chica. Antes de mí, pasaron miles. Y ella llegó conmigo con tanta experiencia que trataba de comportarse como una puta. O como lo hacía con mis amigos. Claro que jamás le di el privilegio de hacer eso conmigo. Y se cansó. Simplemente quería una relación estable. Nada más.

—No es tu culpa, Broflovski —dije—. No es tu culpa.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora