Capítulo doce

55 1 0
                                    

✖NO DIGAS NADA✖
------------------------------------------------------

Un año y tres meses antes...

- ¿Cómo te sientes con eso?

Pregunta Alondra señalando el aparato conectado a mi nariz que hace que respire normal.

- Me da igual, supongo que me estoy acostumbrando.- digo restandole importancia para tranquilizarla.

Nunca me ha gustado que me miren con lástima o me traten como enferma. Alondra lo sabe, pero no la culpo si a veces se le sale esa mirada de pena.

Alon sonríe y se sienta a mi lado.

- Siempre tan fuerte, eres tan admirable.- dice con sus ojos conteniendo lágrimas.

- Oh, ¡basta Alon! Me harás llorar. Y no, no lo soy. Fuerte es una persona que perdió a su persona favorita y sigue adelante, pisando la vida como una mierda y sacándole el dedo a todos sin importar nada. Eso es ser fuerte.

Digo refiriendome a ella y la muerte de su padre, ella lo nota enseguida. Era un muy buen hombre y excelente padre, ella lo perdió a los dieciséis años.

- Te quiero tanto, perra literaria.

- Ay, me haces llorar zorra fresita.

- ¡Puta!- grita señalandome y riendo. Yo río con ella.

- Te quiero más.

***

- ¿Por qué Alex tiene que venir a visitarme? No quiero a Alex. No quiero que ponga su culo al lado de mi.

- Él es lindo contigo Ayleen, a parte de que fue él quién quiso venir. Eso es ser lindo.- dice mi mamá mientras hace el almuerzo, mientras yo estoy sentada en el pequeño desayunador de la cocina siguiendo sus movimientos con los ojos.

Acabamos prácticamente de llegar del hospital, me había alterado un poco pero ya todo está bien. Todo bien por ahora.

Es difícil pensar que casi no tengo posibilidades de vivir, pero supongo que ya me acostumbré a la idea, sólo trato de vivir mi vida al máximo, bueno, la poca vida que me queda.

Sacudo mi cabeza olvidandome de esos pensamientos negativos, es lo último que necesito en estos momentos.

- ¿Cómo te va con Chelsy, mamá?- pregunto sonriendo, sé que ella siempre ha tenido problemas con su compañera de trabajo y cuando le pregunto de este siempre termina diciéndome cuanto odia a Chelsy y sus malos hábitos.

Ella frunce el ceño y hace una mueca. Río.

- Ella sigue igual de perra. No soporta que yo tenga un sensual marido y una hermosa hija, entonces siempre me hace enojar cuando llama a uno de sus prostitutos para que le resuelva en el baño.

- ¿Sus prostitutos?- río. Ella también lo hace mientras se voltea a verme.

- Si. Son como siete diferentes. Claro, uno para cada día.- dice rodando los ojos. Río más. Amo tanto a esta mujer.

- Hey, ¿de qué hablan pequeñas chismosas?- pregunta mi papá entrando a la cocina y uniéndose a la conversación.

- De tu culo.- dice mi mamá y él ríe.

- ¿No sería más entretenido hablar del tuyo?- pregunta con una ceja alzada.

- Bien, es hora de irme. No quiero saber como me procrearon.- digo parandome y haciendo una mueca de asco. Ellos ríen y cuando salgo yo también lo hago.

Amo mi familia.

***
Suena una vez más el timbre y yo me paro resoplando. Realmente no me quería parar, ya que estoy segura de que es Alex.

¿Quién es Alex? Simple, un granito de azúcar que cayó del cielo, demasiado empalagoso. Ese es su único defecto que conozco.

Abro la puerta y cuando me encuentro con esa cara jadeo.

Ian Levnin está en mi casa.

Ian Levnin está en mi casa.

Oh, Dios.

No Digas NadaWhere stories live. Discover now