Capítulo cuatro

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✖NO DIGAS NADA✖
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Un año y cinco meses antes..

Después de salir de la biblioteca decidí ir donde mi mejor amiga, Alondra. La conozco desde el jardín de niños y realmente siempre ha sido gran parte de mi vida. Al ella no tener un padre y tener una madre totalmente ocupada, pues, mis padres siempre la han aceptado como otra hija más, y yo, como una hermana que siempre había querido tener.

Voy caminando por la acera mientras el viento choca contra mi rostro una y otra vez por oleadas de segundos. La casa de Alondra no es que se encuentre lejos, pero tampoco está muy cerca como para llegar en cuestión de segundos.

La calle hoy se encuentra tranquila y silenciosa, con muy pocas personas transitándola, algo muy raro.

Y entonces me encuentro con una cara conocida, una cara que posiblemente era la que no me quería encontrar, no por ahora.

Él se termina de acercar a mi y me ve profundamente a los ojos sin dejar de verme tan sólo por un momento. Me intimido.

- Ayleen.

Dice sin dejar de observarme.

- Royers.

Digo poniéndome recta y apartando todo pensamiento de inseguridad porque eso es lo que menos necesito ahora mismo.
Nos quedamos mirándonos por un momento hasta que yo decido hablar.

- Tengo prisa, ¿qué quieres?

Digo cruzándome de brazos.

- Ayleen.. Por favor, lo estuve pensando y lo nuestro no puede acabar así.

- ¿Ah no? Y, ¿por qué no pensaste eso antes de introducirte en cualquier falda andante? Ya hablamos sobre esto y no creo que haya algo más que hablar. Ahora, si me disculpas, me tengo que ir.

Es lo último que digo antes de hacerme a un lado y comenzar a caminar hacia mi destino, Alondra.

***

- ¿Cómo está mi persona favorita?

Pregunta Alondra dejándome pasar a su pieza.

- ¿Cómo estás tú?

Pregunto evadiendo su pregunta.

- Um.. Eso me huele a que no estas muy bien, literatura encarnada.

- ¿Sabes en cuantas cantidades me subes el ego cuando me llamas así?

- En muchas. A ver, cuéntame que tiene a mi literatura favorita así.

Suspiro. No es que tenga un gran problema, realmente no me siento mal del todo porque las cosas que me pasaron no son de gran magnitud comparadas con muchas más cosas que les pasan a otras personas. Pero ya que a Alondra le cuento hasta los sueños..

- Un imbécil se llevó el libro que tanto esperé..

- Uh, con razón estas aquí y no en la biblioteca devorando ese libro.

- Realmente tenía ganas de leerlo, duré meses esperándolo.

- ¿Y...? ¿No sabes quién fue?

- Si, o sea, sé su nombre pero no lo conozco.

- Googlealo.

Dice señalándome su portátil. Me paro de un brinco de la cama y me siento en su escritorio para proceder a encender la portátil y buscar en google su nombre: Ian Levnin.

Me aparecen millones de resultados, como siempre. Abro la pestaña de imágenes y veo una cara conocida, es el estúpido que se quedó mirándome y que yo como la gran idiota que soy también lo hice.

Abro la página de Web y abro un enlace que dice: Ian Levnin: Facebook.com.

Me encuentro en su perfil y de inmediato le mando una solicitud de amistad, pero, se me olvida que la portátil está con la cuenta de Alondra, así que, Alondra se la mandó..

Bien, hablaré con el y me devolverá el libro y todo saldrá bien y nadie saldrá herido..

No Digas NadaWhere stories live. Discover now