Capítulo 42

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—¿Por qué tengo que ir a la escuela?—dijo Angelo haciendo puchero mientras Adele lo vestía.
—Para que veas a tus amigos mi amor. Te festejarán tu cumpleaños y te vas a divertir mucho, ya lo verás. Mete tu manita.
—Pero quiero quedarme aquí—dijo metiendo su manita a la pequeña camisa.
—Cuando acaben las clases iremos muy temprano por ti.
—¿Mucho?
—Si, mucho muy temprano. Estaremos ahí antes de que toquen el timbre cielo.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo—dijo y acarició su nariz.
—Esta bien—Angelo bajó su cama de un salto tomándose de la mano de Adele.
Después de desayunar, Simon y Adele lo llevaron a la escuela.
Luego de varios esfuerzos Angelo por fin soltó la mano de Adele y entró a la escuela. Adele y Simon esperaron hasta que Angelo ya no podía verlos para volver al auto.
—Perfecto. Vamos—dijo Adele poniéndose con cuidado el cinturón de seguridad.
—¿Segura que quieres ir? Puedo ir yo por las cosas y tú te quedas en casa para...
—Simon—Adele tomó su mano y lo vio con una sonrisa. Le gustaba que se preocupara por ella—. Estoy embarazada, no enferma. Puedo ir.
—Okay Okay—dijo Simon besando su mano—. Entonces vamos. Pero cualquier cosa...
—Simon...
—Jajajaja Okay Okay vamos.

•Narra Adele•

—Creo que esto es todo ¿no?—me incliné sobre el carrito para verificar que lleváramos todo lo que necesitamos.
—Si... Creo que si—dijo Simon viendo mi garabateada letra en la lista que hice esta mañana.
Al querer agacharme para quitar unas cosas del carrito sentí como el bebé de la derecha me pateaba y choqué con el carrito. El dolor fue causante de un pequeño grito.
—¡Adele! ¿Estás bien?—dijo Simon tomándole la mano.
—Si Simon, estoy bien. Solo fue una patadita que me tomó por sorpresa.
Respiré hondo y traté de mantener la estabilidad de mis respiraciones. Estoy sudando a chorros y mis pies me están matando pero no quiero que Simon crea que no puedo hacer las cosas. Claro que puedo, solo que... Con un poco más de trabajo.
—Ven, vamos a que te sientes un momento.
—No no. Mejor...—me solté de su agarre y me detuve del carrito fingiendo total normalidad. No me duelen los pies, no estoy empapada de sudor, no me están pateando los bebés. ¡Todo bien!—. Paguemos todo esto de una vez y vamos a comprar lo demás.
—Bueno—dijo Simon resignado. Tomó el mando del carrito y nos dirigimos a las cajas para pagar.
Amo a Simon pero a veces puede ser un poco sobre protector. Lo que me gusta es que me tiene consideración. Por ejemplo, mis pasos son bastante cortos y lentos porque me canso más rápido y él me espera y camina al mismo ritmo que yo. Es impresionante que con cinco meses, casi seis, ya este así. Tener dos bebés dentro de mí es mucho más difícil de lo que creí.

Mientras esperábamos en la fila para pagar tomé una revista y empecé a ventilarme con ella.
—Quítate el suéter Adele—dijo Simon y volteé a verlo—. Si, no creas que ese movimiento desesperado por aire pasa desapercibido.
—Voy a arrojarte esto en la cara—dije sonriendo. Dejé la revista y me quité el suéter. ¿Ayudó en algo?... La verdad no.
—¿Crees que este encendido el aire acondicionado?—dije viendo hacia el techo.
—Si, de hecho esta bastante fresco.
—Oh...
Me agaché para distraerme en algo y olvidarme del calor cuando sentí aire fresco a mi lado. Volteé y Simon había puesto un pequeño ventilador de juguete justo al lado de mi mejilla. Lo sostenía con una sonrisa.
—Jajajaja eres un tonto—dije tomando el ventilador y poniéndolo frente a mi.
—Pero funciona ¿no?
—Si—dije sonriendo. Me acerqué a él para darle un beso pero este fue interrumpido por la estupida de Mónica. ¿Qué rayos hace aquí y por qué aparece justo en este momento?
—Simon, ¿Qué tal?—dijo con su estupida voz de tipa engreída. Simon apretó los puños en el carrito.
—Hola Mónica—dijo sin verla. Avanzamos un poco en la fila y ella nos siguió—. ¿Qué no deberías estar en el trabajo?
—Claro, para allá voy pero vine a comprar una botella de agua. Hace bastante calor ¿no lo crees?
Solo cuando vi su botella de agua me di cuenta de que muero de sed. La botella se ve helada y Mónica casi la pone frente a mí como un dulce a un niño. Abre la botella y toma un gran trago que a mí me hace tomar un trago de saliva. Desvío la mirada apenada por haber caído en su estupido jueguito. Cuando vuelvo a verla puedo ver cómo se burla de mí. Maldita desgraciada.
—¿Quieres una botella de agua?—me dice haciéndose la inocente.
—No gracias—dije enojada y le di la espalda. Mis mejillas están Rojas por la vergüenza.
—Pero es tan refrescante... Y puedo ver que tienes bastante calor. Esos niños han de estar...
—Mónica, basta—dijo Simon por fin defendiéndome.
—¿Qué?—maldita—. No estoy haciendo nada. Oye y ¿qué no deberías estar en la oficina tu también?
—Es el cumpleaños de mi hijo, no tendré tiempo y le pedí a Cassidy que me informara todo. Así que si nos disculpas...
—Oh... Es el cumpleaños del hijo de Adele. Felicidades—dijo con una sonrisa fingida. La maldita lo está disfrutando. No le voy a dar el gusto.
Con la mirada puedo ver su pie bajo el carrito con su perfecta pedicura. Sería una lástima que...
—Gracias—dije apretando los dientes y moviendo el carrito. Pude sentir su pie y después ver su cara de dolor y el grito exagerado de niñita tonta.
—¡Ouch! ¡Oye!
—¡Ay lo lamento! ¿Te lastimé?—dije sarcástica.
No dijo nada. Salió de la fila y se fue con paso "decidido". Pero puedo notar como cojea un poco.
—Adele...—salí de mi momento de satisfacción. Volteé a ver a Simon y lo vi con la mano estirada frente a mi—. Bien hecho—dijo sonriendo.
Sonreí ampliamente y chocamos los cinco.

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