-Capítulo 40-

3.1K 95 33
                                    

ÚLTIMO CAPÍTULO

Una semana. Una semana llevaba sin dirigirle la palabra a Nathan. Una semana llevaba en cama y el mareo no desaparecía.

-¿Crees que puede ser grave? -le pregunté a Noemi con inseguridad.

-Ya verás como no -acarició mi mejilla, dándome ánimos.

-¿Señorita _________? -un hombre de aspecto anciano me llamó por mi apellido.

-¡Aquí! -gritaron las cuatro chicas a coro, señalándome.

-Pase, por favor.

Estaba asustada. ¿Y si lo que tenía era una enfermedad mortal? Puede que parezca exagerado, pero así era yo en estos casos. Justamente la persona que más esperanzas debería tener... Y ya pensaba en morir.

-Señorita _______.

-____ -le interrumpí-, llámeme _____.

-Está bien. ____, traigo buenas noticias: ¡Ya no está enferma...! -me abracé con fuerza a Noemi, quien me había acompañado hasta la sala. A ella se le veía alegre también- ¡....Está embarazada!

Mi mejor amiga y yo dejamos de dar saltitos y la sonrisa se borró de mi cara. "No puede ser. Yo no puedo estar embarazada" negaba con la cabeza una y otra vez.

-Doctor, tiene que ser un error -reí nerviosa.

-Me temo que no, ____ ¡Es una bendición! -pero para mí no lo era, en absoluto.

Caí sobre mis rodillas al suelo, sin poder creerlo. Empecé a derramar lágrimas sin ton ni son mientras la castaña intentaba tranquilizarme. Me llevé las manos a la cara. No podía haberme quedado embarazada a los dieciocho.

-Calma, calma -me decía una y otra vez, pero sabía que ella también estaba en el mismo estado que yo.

Mis amigas entraron corriendo al escuchar las palabras del médico y se abalanzaron sobre mí. No hacía más que gritar de dolor. ¿Por qué me pasaba esto a mí, por qué?

-____, nos tienes aquí para todo -dijo Saray sin soltarme. Asentí, sin dejar de llorar.

Ahora sí que debía arreglar las cosas con Nathan. ¡Y pronto!

***

-¡Mamá, créeme, fue sin querer, yo no...!

-¡No quiero que vuelvas por casa! -mi madre no dejaba de gritarme, aumentando mi llanto. Temía que sucediese esto, mis padres siempre habían sido así de incomprensibles.

-¡Por favor, Ma....! -me colgó de golpe sin dejarme acabar. Me deslicé por la puerta de mi habitación hasta terminar en el suelo, ocultando mi cabeza entre mis piernas y dejando escapar un grito seguido de un llanto.

-____, no te preocupes, todavía nos tienes a nosotras -me abrazó Noemi, acariciándome la cabeza.

-¿Pero es que no lo entiendes? Mis padres no quieren que vuelva a casa, el padre de mi bebé sigue enfadado conmigo y acabo de joderme lo que me queda de juventud por un maldito descuido -seguía llorando sin consuelo.

-Se acabó, vas a arreglar esto con Nathan de una vez -dijo marcando un número en su teléfono.

-¿Qué haces? -levanté la vista del suelo. Pronunció un "tú espera" mudo y comenzó a escucharse como su móvil comunicaba.

-¿Sí, Nathan? -me llevé una mano a la cara- Hola, mira, te llamaba porque hoy quiero que vengas a casa -hubo una breve pausa-. No, no, no. Ella no va a estar -se quedó en silencio-. De acuerdo, entonces nos vemos en diez minutos. Un beso -colgó- ¿Ves? No es tan difícil. Ahora nosotras nos vamos y solucionáis vuestros problemas. Y ya de paso le cuentas lo del niño.

Mis amigas se marcharon al instante a sabe Dios dónde. El corazón se me aceleró a mil por hora cuando sonó el timbre. Un montón de dudas surgieron en mi cabeza. "¿Me perdonará?" "¿Cómo se tomará que va a ser padre?" "¿Y si al enterarse huye y tengo que criar a mi bebé yo sola, como las madres solteras adolescentes que salen por la tele?"

-Hola -me miró con el ceño fruncido al verme a mí, en vez de a Noemi.

-Nathan... -reí con nerviosismo- Te preguntarás porqué no está aquí Noe -asintió y se cruzó de brazos, poniendo sus labios en línea recta-. Pues verás... Se ha ido. Ella quería que vinieses porque necesito solucionar esto y no como la otra vez.

Me miró dudoso unos segundos y terminó cediendo, sentándose a mi lado.

-Arreglemos esto de una vez -dijo.

-Primero quiero que arreglemos las dudas que te dije y luego... Necesito contarte otra cosa -asintió preocupado-. A ver, ¿por qué no me besaste en el aserradero del viejo Bill? ¡Y quiero la verdad!

-Mira, si no lo hice fue porque pensé que era un beso sin sentimiento -le miré sin comprender-. Quiero decir, que lo hiciste porque el miedo te consumió, no porque quisieras de verdad. Fue el día en el que nos montamos en la atracción de los enamorados cuando descubrí que era a ti a quién quería. No te besé por respeto a Carol, porque ella seguía siendo mi novia. Pero te juro que nunca antes había sentido tantas ganas de besar a una mujer en toda mi vida. Salí con Dionne para olvidarte porque siempre creí que no me veías como nada más que un mejor amigo. No podía soportar esa tortura -sus ojos se cristalizaron, al igual que los míos-. Tampoco te besé cuando estábamos jugando a los videojuegos porque pensé que me estaba precipitando, ¡no quería perderte, joder! -empezó a derramar lágrimas- Cuando le dije a Jay que acostarme contigo aquella noche fue el mayor error de mi vida era cierto, ¿y sabes por qué? -negué con la cabeza, llorando yo también- Porque estaba borracho y por culpa de eso no pude recordar nuestra primera vez. Yo quería que fuese un momento especial ¡no un polvo de esos que los hechas por estar pasado de copas! Y lo último que quiero aclararte, _____, es que pese a todas nuestras diferencias en el pasado, te amo como el primer día. Nunca te dejaré -besó mis labios con ternura. "Nunca te dejaré...." "¡Vamos, ____, ya le has oído! ¡Es ahora o nunca! ¡Tienes que decírselo!

-Nathan, yo... -me separé de él despacio- Tengo que confesarte algo.

-Lo que quieras, amor -esbozó una sonrisa torcida y me cogió de la mano, dándome ánimos para hablar.

Yo... -tragué saliba pesadamente- Estoy embarazada.

Se separó de mi con brusquedad y se levantó del sofá. Observaba cada movimiento suyo. No hacía más que dar vueltas en círculos alrededor del salón, rascándose la nuca y resoplando todo el tiempo. De vez en cuando me miraba de arriba abajo y negaba con la cabeza. Entonces frenó en seco, cogió su cazadora y se dirigió hacia la puerta.

Comencé a llorar. Lo sabía, sabía que le perdería. Ya está, se había terminado. El hombre al que amaba desde hacía cinco años me estaba dejando. Todo cuanto quería se esfumaría. "Todos son iguales", cuanta razón llevaba la persona que inventó esa frase. Ahora tendría que críar a mi hijo solo, sin un padre y sin mi familia. Y todo por confiar en él. No debí haberme entregado a ese chico nunca. En una estúpida noche había arruinado mi vida entera.

Y este fue el último capítulo de la novela. Muchísimas gracias a todas mis lectoras, de verdad que os quiero :'3 no os preocupéis, ahora subiré el epílogo. Pero de verdad, me alegro un montón de que os haya gustado :) un beso a todas, ¡os quiero! <3

We're drunk on love (Nathan Sykes y tú) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora