-Capítulo 8-

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Lamentándome no conseguiría nada, eso estaba claro. ¿Qué podía hacer para que aquello no me afectase, o por lo menos no tanto?

Después de mucho reflexionar llegué a la conclusión de que lo mejor sería olvidarme de él. Sabía que no sería tarea fácil, pero sí posible.

Ahora tenía una duda que resolver: ¿Carolina estaría enamorada de Nathan? Y si es así, ¿saldrían? ¿Podría llevar bien que estuviesen juntos? Lo más probable es que no.

Fui al baño y me lavé la cara a conciencia. Tenía un aspecto horrible con todo el rímel corrido y tan despeinada... No quería que ellas me viesen así.

-¿Te encuentras mejor? -me preguntó Carolina nada más bajé las escaleras. Instintivamente un sentimiento profundo de asco hacia la rubia se vio reflectido en mí. Si ya empezábamos así sin ni siquiera haberle dicho aún de lo de Nathan, no me quiero imaginar cómo me llevaré con ella si salen.

-Sí, gracias -sonreí de la manera más cínica que puede haber.

-¿Y no piensas contarnos por qué estabas así? -saltó la curiosa Saray.

-Lo siento, no tengo ganas ahora mismo de hablar del tema.

-No te preocupes, lo comprendemos -sonrió Lucía.

-¿Sabes lo que creo que te vendría bien para animarte? -negué con la cabeza- ¡Una tarde de chicas!

-No es mala idea -admití.

-¡Pues en marcha!

Fuimos a un centro comercial que se encontraba a tan solo unas manzanas. Nuestras tarjetas de crédito ya echaban humo, pero eso no importaba; por lo menos así me distraje toda la tarde y no pensé en Nathan, pero al caer la noche...

-¿Qué tal si jugamos a "prueba o verdad"? -propuso Saray.

-Por mí... -sonreí conforme.

-Eso sí, hay que ser sinceras: estamos entre amigas -sentenció Noemi.

Cogimos un bolígrafo y Lucía lo hizo girar. La velocidad de este fue disminuyendo hasta que se detuvo frente a Carolina.

-Verdad.

-Vale, yo pregunto -y tenía bien claro la cuestión que le iba a plantear ya desde un primer momento-. ¿Te gusta Nathan? -sonó más como una frase afirmativa que como una interrogativa.

Las demás me miraron confusas por la pregunta tan repentina que acababa de hacer. Noemi ya se lo esperaba y supe que todo el día había estado intentarlo, siempre desviando cualquier tema que pudiese tener relación con él.

-N-no -su tartamudeo la delató.

-Recuerda que no se puede mentir, Carol -le lancé una mirada asesina.

-Está bien... -suspiró- Sí, me gusta un poco, pero tenía miedo de que no te lo tomaras bien. Por favor, no te enfades.

Intenté analizar lo que acababa de decir y de sonar lo menos afectada posible.

-¿Por qué me tendría que enfadar?

-¿No estás enfada? -dijeron las cuatro al unísono.

-Pues no -me encogí de hombros.

-Pero pensé que a ti te gustaba...

-Carol, Carol, Carol -negué con la cabeza mientras posaba una mano en su hombro-. Qué poco me conoces.

-No entiendo -frunció el ceño la rubia.

-Si de verdad me conocieses, sabrías de sobra que me olvidé de él hace mucho tiempo... -mentí.

We're drunk on love (Nathan Sykes y tú) TERMINADAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن