-Capítulo 6-

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-¡Bella durmiente, por fin despiertas! -sonrió Max nada más entré en la cocina.

"Despertar no es la palabra..." -pensé- "...No he pegado ojo en toda la noche".

-Tienes pinta de haber resucitado de entre los muertos -bromeó Carolina.

-Pues casi casi, eh -respondí sincera.

-¿Y Nathan? -preguntó Saray.

-Ha salido a tomar el aire, estaba muy raro esta mañana -contestó Nareesha, frunciendo el ceño.

-Hostia, ¿y eso? -se incorporó a la conversación Tom.

-Ni idea, pero ya debe de estar al caer.

Y dicho esto, el timbre sonó.

-Hablando del rey de Roma... -dijo Jay, a la vez que le abría la puerta.

-¡Hola! -llegó sonriente adonde estábamos.

-¿Dónde estabas, Baby Nath? -arqueó una ceja Kelsey.

-Por ahí -se encogió de hombros sin dejar de ver esa sonrisa que tanto me gustaba-. Oye, ___, ¿podemos hablar un momento? -susurró a mi oído, provocando que se me erizase cada centímetro de mi piel.

-Cl-claro -tartamudeé nerviosa.

Me arrastró de la muñeca a uno de los sofás del salón. Permanecía en silencio, como tratando de encontrar alguna manera de decirme lo que fuera que me quería decir. Antes de hablar, tomó una bocanada de aire.

-¿Podemos vernos hoy?

-¿Para? -intenté no sonar borde, porque la curiosidad me estaba comiendo por dentro.

-Necesito... Hablar contigo, en privado.

-¿Y no puede ser aquí?

-No, prefiero que sea en un lugar más alejado de ellos -señaló a los chicos, quienes nos miraban extrañados desde el comedor.

-Está bien -suspiré-. ¿Dónde y a qué hora?

-En la cafetería de la esquina, donde desayunamos la otra vez. Nos vemos allí a las cinco.

***

-Solo quiere hablar -intenté no delatar también la emoción que sentía.

-¡Ya sé, ya sé! ¡Te va a pedir salir! -dio saltitos Noemi en el sitio.

-¿Por qué no te pones esto? -sacó Carolina de mi armario un vestido rojo.

-A ver, a ver, no es una cita. Tengo que ir informal.

-¡Nada de eso! ¡Hazle caso! -corroboró Lucía.

-¡Qué no, y punto! -elevé el tono de voz demasiado y se exaltaron- ¡Llevaré lo que yo quiera porque es MI "cita"! -resalté la palabra "mi" e hice énfasis con los dedos en "cita", ya que no tenía muy claro lo que era aquello.

-Vale, vale -corearon asustadas las cuatro.

-¡Voy a llegar tarde! -exclame al ver que eran menos cuarto y aún no estaba lista.

-¡Pues apúrate! -exclamó Saray a mis espaldas

Y eso hice; en cuestión de milisegundos ya estaba lista.

-¡Suerte con tu cita! -gritó Noemi desde la entrada y negué sonriente. Qué tontas podían llegar a ser estas chicas a veces, pero igualmente las quería.

Bajé a toda prisa las escaleras y poco más y me desnuco. ¿Es qué no tenían pensado arreglar el ascensor nunca o qué?

-Vaya, has sido rápida eh -sonrió el de ojos verdes, quién se levantó nada más verme.

-Y da gracias, que eso de ser puntual no es lo mío -le correspondí la sonrisa.

-Siéntate, anda -aparto la silla e hizo que me sentase en ella, como un caballero a su dama en un restaurante. Qué amor de persona, jo,

-Bueno, ¿y qué era de lo que me querías hablar?

-Verás, es sobre el asunto de la otra noche -se rascó la nuca nervioso. Qué adorable se veía así.

-Ajá -apoyé los codos sobre la mesa para darle a entender que le estaba atendiendo.

-Bueno, pues el caso es que... Creo que me he enamorado -sonrió como si se acabara de quitar un gran peso de encima.

El corazón comenzó a latirme a una velocidad que creía que en cualquier momento reventaría, y sobre todo al recordar que ayer había dicho que lo que le preocupaba tenía que ver conmigo. Una sonrisa de idiota se me dibujó en la cara y sin verlo, sabía que tenía un brillo especial en los ojos.

-¿Entonces...? -dije ansiosa, esperando que me pidiese lo que yo creo que me iba a pedir. Mis estúpidas amigas tenían razón después de todo.

We're drunk on love (Nathan Sykes y tú) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora