-Capítulo 26-

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Nada más adentrarme en lo que ella llamaba "caja de zapatos" una colonia empalagosa y fuerte entró por mis fosas nasales. Ese olor me mareaba más que el vómito. Decidí alejar esos pensamientos de mí. "Estamos a lo que estamos, ____" me espaviló mi conciencia. Comencé a abrir cajones sin resultado. Tan solo kilos de pote y... ¿Pildoras anti-baby? No me apetecía nada saber qué hacía eso allí; tan solo de imaginármelas que las usaba con Nathan me daban arcadas. Vale, ya había visto suficiente en aquella zona de la habitación. Comencé a abrir armarios, mirar en la papelera y hasta debajo del colchón. ¿Y qué había? ¡Nada!

"Vamos, ____, esta chica debe tener algo por aquí".

Frustrada y cansada me tumbé sobre la cama de la chica y, sin darme cuenta, me quedé dormida.

***

Desperté en un cuarto que para nada se parecía al mío, cosa que me extrañó. Luego recordé dónde estaba y qué hacía allí. Llevaba allí unas tres horas y por ahora no había nada interesante.

Una bombilla se iluminó mi cabeza cuando vi su portátil sobre su escritorio. Me levanté de golpe, suplicando para que no tuviese contraseña.

-¡¿Qué coño haces?!

Di un salto del susto en el sitio. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

-Dionne, ¿qué haces aquí?

-Eso debería preguntártelo yo a ti. ¡Largo de mi cuarto!

-Tranquilo, aborto de mono, no te he robado nada. Ni tus neuronas siquiera; te las robaría si tuvieras. Y ahora aparta -la empujé hacia un lado para salir de allí.

Al final la operación resultó un fracaso, volví de allí con las manos vacías. Lo único raro que vi fueron unas píldoras para no quedarse embarazada. Pues vaya... Todavía estaba su portátil, pero seguro que apartar de ahora cerraría su habitación con llave para que no entrase. Genial, ____, otro fracaso para tu colección.

Me senté en el sofá del salón, sin ansias de hacer nada. Una vibración en mi bolsillo me exaltó.

-¿Sí...?

-____.

El corazón me dio un vuelco al oír de nuevo su voz. Llevaba tantos días esperando esta llamada. Cuanto había extrañado oírlo a pesar de que lo había visto aún hace dos días. No estaba acostumbrada a estar separada de él.

¿Por qué me llamaría?

-¿Q-qué pasa? -pregunté dudosa.

-Eso me gustaría saber... ¡¿Qué coño te pasa?! -"no, por favor, gritarme otra vez no..." -¡¿Por qué no dejas a mi novia en paz de una puta vez?!

"Mi novia". Nunca había escuchado esas palabras salir de su boca y para la primera vez que se las oía, dolían mucho. No soportaba que me hablase en ese tono ni con esas palabras. Simplemente me lastimaba. "¡____, reacciona! ¡Si él puede tratarte así, tú también!"

-¡Sí, hostias! -le levanté la voz- Es decir, dejo que se quedé en mi casa, que me toque los cojones día y noche¡¿ y me pides que la deje en paz?! -me estaba alterando bastante, y no era nada bueno que me alterase- ¿Sabes que te digo -hablé algo más bajo- ¡Qué te den, Sykes! -esto último lo dije tan fuerte que creí que le dejaría sorda- ¡Estoy harta de Dionne, de tus estupideces, de tu actitud, de tu forma de hablarme y sobre todo de ti! ¡No te soporto, Nathan!

Me quedé muy agusto al decir todo eso, como si me hubiese quitado un peso de encima, una enorme carga.

-Mira, tía, no sé de qué mierdas vas pero esto ya es el colmo, ¿me oyes? -su voz sonaba tranquila, desenfadada. Exacto: sonaba- ¡Porque no tengo que seguir aguantando a una petarda como tú que aún me viene con estas! ¡Qué vas por ahí de niña buena cuando no eres más que una puta falsa, joder! ¡No sé como pude caer tan bajo siendo un día tu mejor amigo pero como ya he dicho en su momento: no quiero saber nada de ti! ¡Qué te entre bien en la cabeza!

Y dicho esto colgó, haciendo que incontables lágrimas brotasen de mis ojos a gran velocidad. Cada vez que hablaba con él, terminábamos peleados. "Los que se pelean se desean", sí, exacto. Me desea; me desea muy lejos de él.

***

-¡Le he hecho la cena a la chica más guapa del mundo! -grité desde las escaleras.

-¿Dónde está mi cena? -preguntó Dionne desde el pasillo.

-¿Y la chica más guapa del mundo? -estallamos a carcajadas.

-Aquí, ¿no la ves? -se señaló a sí misma con vanidosidad.

-¿Dónde, detrás de ti? -no pude contener las lágrimas de la risa.

-Por favor, os creéis que me vaciláis o algo. Pero no, a una chica como yo nadie la vacila.

-Ya, si de verdad fueses una chica, nadie te vacilaría -Carolina rodaba por el suelo ya.

-¿No has oído a Nathan? ¿Por qué no me dejas en paz?

-¿No me has oído? Porque no me da la gana -me encogí de hombros.

-¿Sabes? Es muy patético que me insultes para sentirte mejor.

-Oye, si tú lo dices... Pero yo que tú no hablaría de ser patética cuando te acoplas en casas ajenas porque no tienes donde caerte muerta. ¿Sabes qué? Cómprate un Furbi y tenlo de amigo, pero no te compres dos porque te marginan.

Juraría que nunca me había reído tanto. La cara de Dionne era un poema.

-¡Ay, qué me meo! -gritaba Noemi.

-Eres más tonta que... Bufff... -ya ni sabía que decir la muy idiota.

-¿Qué tú? No, cariño, me temo que eso es imposible -le sonreí cínica- Dionne, Dionne, Dionne -negué con la cabeza mientras apoyaba una mano en su hombro-, la inteligencia te persigue pero... Tú eres más rápida.

Y esa fue la gota que colmó el vaso. No sé como aquella noche los vecinos no se quejaron de jaleo que armamos, porque las risas se oían desde la otra punta del mundo.

-Agh, imbécil -susurró al pasar por mi lado.

-Buenas noches, cerebro de mejillón -le grité desde el comedor.

-Enserio, ¿qué hacemos con esta chica, la quemamos? -se cruzó Lucía de brazos.

-Yo creo que tirarla a un contenedor y que las larvas se coman sus restos es mucho más divertido.

-_____, diría que no llevas razón, pero no me gusta mentir -rió Saray.

Sinceramente, esta semana se me hizo interminable en el más sentido literal de la palabra...

We're drunk on love (Nathan Sykes y tú) TERMINADAWhere stories live. Discover now