Alternativo; Suchen (1/1)

5.4K 333 103
                                    


-¿Qué?

Junmyeon apretó fuertemente la taza que tenía entre sus dedos. Hace apenas un minuto que le habían traído su bebida y, aunque está endemoniadamente caliente, éste no lo sentía. Sus ojos no se apartaban le individuo que le sonreía tímidamente desde el otro lado de la mesa, normalmente Jongdae estaría bromeando y parloteando aquí y allá, pero ahora mismo está demasiado serio. Pero Jongdae no es serio. Jongdae no puede existir siendo serio y es por eso el mánager vuelve a preguntar.

-¿Qué?

Jongdae parece tragar duro, como si las palabras que le había dicho antes de por sí ya hubieran sido difíciles y vergonzosas como para volver a repetirlas. El menor tomó una gran bocanada de aire para volver a decirlo y así sacar de dudas a Junmyeon.

-He dicho que me gustas -murmuró, extendiendo la última palabra sólo para proseguir-. Me gustas Junmyeon.

Y ahí es cuando finalmente Junmyeon recapacita y explota. Su corazón revoloteó ferozmente, sintió el fuerte calor -incluso más que con el café- recorrer todo su cuerpo y sus ojos salen de ese estado hipnótico que lo tuvo tan aturdido. Soltó repentinamente la taza y pasó sus manos sobre el rostro, frotándolo y dejando escapar un suspiro de alivio que había estado sosteniendo desde hace ya tres días.

-Entonces eso quiere decir que... -Su voz fue disminuyéndose esperando a que Jongdae complete la oración.

El chico en cuestión lo miró directamente a los ojos, el mánager no comprendía cómo es que el más joven podía hacer eso si él mismo estaba muriéndose con la simple presencia del otro. Jongdae soltó una risilla, tomando de su malteada de fresa para terminar encogiéndose de hombros.

-Yo te gusto y tú me gustas. ¿Qué crees procede? Y no es sexo salvaje toda la noche, eso es después -le guiñó el ojo.

Ahí está el usual Jongdae, Junmyeon pensó y no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Toda la situación era tan extraña pero agradable. Por Dios, estaba siendo aceptado. Aceptado por su amor imposible y cliché, mierda.

-Yo... -Junmyeon volvió a detenerse aún siendo incapaz de decir nada. Negó con la cabeza, claramente no porque esté negando algo, sino porque no puede creerlo-. Yo... ¿Por qué? Quiero decir-¿Cómo? N-No-Wow -terminó estúpidamente, pasando su mirada de sus nerviosas manos a la fija mirada de Jongdae.

-Fue difícil -escuchó cómo el otro continuó-. Pero me di cuenta de lo que en realidad siento por ti. Es diferente, a todos, por eso me lo pensé mucho y descubrí lo que ya te he dicho. Así que, Junmyeon...

Oh Dios.

-Sal conmigo.

Junmyeon no lo pensó demasiado al asentir con la cabeza y murmurar un fuerte Sí, mierda, claro que sí. Realmente, realmente quiere preguntarle cómo es que esto acaba de suceder, incluso si de verdad está sucediendo. Quiere preguntar por qué él y no Minseok, qué le hizo cambiar de opinión y qué es eso que ama tanto de él.

Pero no va a preguntarlo. No ahora. Tal vez otro día, pero ahora simplemente se dejó arrastrar por la corbata para que Jongdae le diera un profundo pero inolvidable beso en los labios. Pudo sentir la fresa en la boca del otro, lo saboreó extensamente importándole nada si las personas alrededor comentan o se sienten ofendidas por ver a dos chicos besándose con esa intensidad. Sintió la mano zurda del menor pasarse a su cabello sólo para acabar con ese caliente encuentro con un mordisco en sus labios junto con una suave risa.

Al separarse, Jongdae miraba sus labios y pasó su lengua por los propios.

-No le has dado ni un sorbo a tu café, se va a enfriar. -Sabía que el menor estaba jugando con sus nervios cuando le susurró eso al oído. La pierna de Jongdae estaba ahora frotándose por debajo de la mesa muy cerca de la entrepierna del mánager-. Mhm, ¿Jun?

-A la mierda el café -gruñó, poniéndose de pie y tomando la mano de Jongdae para que se levantara. Éste sonreía con los ojos encendidos y esa esencia que volvía endemoniadamente loco al mayor.

-Uh, ¿entonces qué vamos a hacer?

Jongdae miró cómo Junmyeon dejó el pago en la mesa.

El mánager le sonrió de vuelta, llevándoselo a la puerta para salir de ese jodido lugar e ir al que tanto imploraban los dos: la cama. Junmyeon batalló para abrir el gran paraguas, no obstante, después de intentarlo un par de veces más, mandó a la mierda esa cosa y empujó a su actual novio para empezar a caminar bajo la lluvia.

-Sabes que amo tu lado salvaje, ¿no? -dijo Jongdae fuertemente para que la lluvia no lo silenciara del todo.

Junmyeon observó hacia atrás para responderle, no obstante, su hombro chocó repentinamente con otro cuerpo. El golpe no le hizo caerse ni tambalearse, pero instintivamente se volteó y detuvo sus pasos para mirar a la persona con quien había chocado.

-¿Estás bien? -cuestionó con ojos curiosos. Aunque estuviera malditamente caliente en ese momento, no le afectaba del todo para olvidarse de los modales-. ¿Te lastimé?

El chico frente a él había perdido su paraguas con el choque. Jongdae -quien estaba un par de pasos detrás de ellos- intentó agarrarlo, pero la ventisca fue demasiado fuerte como para detenerlo. En cuestión de segundos el chico más alto se había empapado mientras miraba detenidamente el par de personas a un lado de él y más específicamente a sus manos entrelazadas.

-Estoy bien -susurró el hombre con un acento extraño, siendo apenas audible para los otros dos chicos. Miraba aún las manos entrelazadas, pero en un par de segundos miró al mánager.

Junmyeon lo reconoció. Era un chico del hockey, compañero de Jongdae. Normalmente se quedaría para charlar, pero tenía asuntos que resolver con Jongdae por lo que asintió sin más.

-Lamento lo de tu paraguas -dio un par de pasos al frente y Jongdae lo siguió-. Luego cuando nos veamos compraré uno para ti, ¿bien?

El chico asintió, metiendo las manos en los bolsillos, echando un extraño y lastimero suspiro aunque tenía una pequeña sonrisa.

-No importa. De todas maneras esto da un efecto más dramático. Tirar el paraguas al suelo y caminar sin rumbo, todo tiene sentido al modo de cómo me siento ahora.

Junmyeon se extrañó con las palabras, no entendió del todo. Sin embargo, cuando Jongdae le dio un pequeño apretón en la mano, olvidó esos pensamientos.

-Bien. Entonces te daré otro -respondió de una manera confundida aunque decidida para terminar la conversación.

-Yixing -Jongdae llamó al chico-. ¡Nos vemos!

Con un simple asentimiento del chino, los otros dos salieron disparados hacia la universidad.

Yixing se quedó allí, mirándolos desaparecer y apretando fuertemente los puños en sus bolsillos.

Yes or NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora