Taoris: Strike 3 [3/3]

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Tao intentó zafarse de las garras que lo aprendían, pero era imposible.

Yifan lo sostuvo a un lado, casi arrastrándolo por todos los pasillos a plena luz de día. Jamás había tenido tanto miedo en su vida. Se recriminaba una y otra vez el por qué había sido tan tonto como para hacer eso con Jongin -cuando, bueno, en realidad ni siquiera hacían nada malo- pero esconderse en un pequeño cuarto en donde se llevaban muchos encuentros no lo dejaban como alguien inocente, no del todo. Sin embargo, por más que su estómago se revolviera por lo que pudiera llegar a ocurrir, no estaba seguro si esa opresión en su pecho era por algo más.

Algo que, tal vez, muy inconscientemente estuviera deseando.

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-Sepárate. -Un gruñido mucho más gutural de lo que debería salió de los labios de Yifan mientras encajaba su mirada en la de Tao-. No voy a repetirlo de nuevo.

-¡Me niego!

-Zitao.

-¡No! -afirmó sus brazos alrededor de aquel poste. Prácticamente su cuerpo se había adherido a él como un koala intentando por todo lo posible no hacer que Yifan lo llevara a la perdición-. ¡No me toques! -chilló en el momento que Yifan empujaba más hacia atrás, haciendo que el cuerpo del chico dejara ese pedazo de metal.

-¡Te lo estoy advirtiendo, Tao! ¡Puedo hacerte una escenita, no me importa si estamos en público!

-Déjame -imploró, fusionando todo su cuerpo en el material.

-¡Mocoso!

-¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Auxili-!

Yifan envolvió la cabeza de Tao entre sus brazos haciendo que dejara de hablar por el momento. Llevaba pegado allí unos buenos diez minutos, tuvo suerte de que el mayor solo lo haya sostenido primeramente de un brazo, así pudo aferrarse al algo más con la otra dándose tiempo para pensar en algo y escapar. Pero no funcionaba. Su cuerpo era ancho, pero débil, así que tras otros tres empujones más Yifan logró librar un brazo del chico.

El rubio gruñó -ya ni llevaba la cuenta- logrando volver a tomar uno de los brazos de Tao. Sabía perfectamente que con un empujón más podía hacer que el otro chico soltara el poste, pero la visión de Tao con el ceño fruncido y a punto de llorar por la frustración le hacía sentir un poco cohibido. Pero no había tiempo para eso, el necesitaba que Zitao conociera de una vez por todas el mundo real y los beneficios que puede tomar de él.

Así que, cuando miró que Tao se había medio relajado en el lugar, jaló con fuerza haciendo que se despegara totalmente soltando así un chillido.

-¡Sé que esto va en contra de mis derechos! -demandó renuente-. ¡Voy a gritar!

-¿No lo estás haciendo ahora? -murmuró con una risilla acomodando más el cuerpo de Zitao en su hombro. Si bien, el chico era pesado pero no lo suficiente como para rendirse y hacerlo caer. Los dormitorios estaban a dos minutos por lo que tampoco le tomó importancia por ese lado-. Y, Tao, tus derechos valen mierda en este lugar.

El cuerpo de Tao se movía de arriba hacia abajo, pareció haberse rendido en la opción por golpear.

-Yo no estaba haciendo nada -susurró sobre su espalda-. ¡Yo solo lo abracé porque estaba feliz!

-No me importa si Jongin ganó un Oscar y por eso lo abrazaste.

Yifan tomó su llave de acceso del bolsillo y maniobró con el cuerpo de Tao para no hacer que chocara contra el marco de la puerta. Por suerte la puerta se cerraba sola y no le tomó demasiado tiempo dejar la tarjeta por algún lugar. Sintió el cuerpo de Tao tensarse en algún punto de su camino al dormitorio. Finalmente, cuando llegó a la habitación, dejó caer al menor sobre su cama. Éste rebotó el su lugar, sus mejillas coloradas y una mueca aún presente.

Yes or NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora