Joshifer: "...a very different love."

A broken promise (I)

"Eh, eso no es cierto. Aunque me hubiera gustado estar allí con vosotros, no te digo que no." contesta mi mejor amigo señalando a la persona que tengo a mi lado, Josh.

Trago saliva porque sé que no me atrevo a mirarle. Mis ojos siguen puestos en los azules de Liam y asiento con la cabeza sabiendo que dice la verdad. Josh, en cambio, continúa serio y callado. No puedo creer que haga algo así el día que todo esto acaba. Una última entrevista dónde teníamos que fingir una vez que nos queríamos cómo algo que no éramos.

Aunque en realidad no lo fuéramos. Él se encargó de que todo aquello se fuera a la mierda cuando rompió con una promesa que habíamos pactado. Una simple promesa que no fue capaz de cumplir. Una promesa que se formó en Hawaii y se rompió en mil pedazos en cuanto nos presentó a ese nuevo alguien en su vida.

El entrevistador nos da las gracias y nos aclara que con lo que hemos grabado es suficiente. Me levanto de la silla sin mirar a mis amigos, me despido del señor y me dirijo al servicio de mujeres. Una vez dentro, me miro en el espejo y me mojo la nuca con agua fría. Apoyo mis manos en la encimera y agacho la cabeza, haciendo que mi pelo corto me tape parte del rostro. Respiro y las ganas de llorar se me acumulan de tal manera que dejo escapar un par de lágrimas. No puedo permitir que el maquillaje se estropeé porque alguien lo notaría en seguida.

Me meto en uno de los baños y cierro la puerta. Me siento en el retrete y dejo que mi mente viaje a hace tres años y medio. Playa, palmeras, arena, cámaras, sets, guiones, brisa marina, cócteles.

Y Josh.

...

Hawaii, 2012

Mis pies mojados caminaban sobre las laminas de madera. Empapada de los pies a la cabeza y dejando las huellas por el camino, seguí hasta llegar a las duchas privadas del hotel que quedaban para uso exclusivo al lado de la playa. Estaba bien pensado ya que así no teníamos que entrar en nuestras habitaciones llenos de arena y podíamos quitarnos la sal de la playa nada más salir de ahí.

Había sido nuestro día libre en el set así que podíamos hacer lo que quisiéramos. Josh, Jena, Sam y yo decidimos hacer surf. O al menos, intentarlo. Después de haber estado horas en el agua y unas cuantas ahogadillas por parte de Josh y de Sam, decidí que una ducha de agua caliente sería lo más relajante.

Decidí meterme en el último chorro, así podría tener un poco más de privacidad. Las paredes eran igual que el suelo, recubiertas por una madera oscura que combinaba con el verde fuerte de las palmeras que caían justo al lado del grifo. Las duchas eran independientes pero no tenían ni puerta ni techo, aunque la intimidad estaba asegurada y no tenía problema. Además, nadie se iba a meter desnudo puesto que todo el mundo utilizaba el bañador mientras se enjuagaba.

Cogí una de las toallas y la colgué en la parte superior de la pared. Me dí la vuelta y dejé que el agua cayera directamente sobre mi cabeza. Cerré los ojos y suspiré cansada. En realidad nadar agotaba y bastante. Pero no podía estar decaída ya que durante la noche tendríamos una fiesta en uno de los bungalows que la producción había alquilado.

Me lavé el pelo con el champú de muestra que estaba en el rincón del suelo, dejando que mis dedos masajearan la cabellera suavemente. El bikini azul se me pegaba al cuerpo y me incomodaba muchísimo. Intenté coger el pequeño bote de gel pero se me resbaló y cayó tras mis pies. Me agaché de rodillas, dándome la vuelta para cogerlo y me volví a levantar.

Sentí un cuerpo al otro lado de la ducha que casi me mató de un susto. Josh, con los tejanos ya puestos, me miraba fijamente mientras el chorro de agua mojaba parte de mi cabeza oscura. Abrí la boca asustada y le tiré el bote que tenía en mis manos.