Us against the world

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El viento suave pero a la vez helado choca contra mis mejillas rasposas por el gélido tacto del aire en mi piel. Me escondo aún más si es posible, entre la gruesa lana de mi bufanda mientras que mi pelo baila haciéndome cosquillas en la zona de la nuca.

Camino con mi fiel compañera al lado, que con sus patitas corre sin parar hasta llegar a nuestro hogar  por el tacto húmedo del asfalto. Sé que se muere por refugiarse en la manta tan calentita que le espera al lado de la chimenea.

Este frío me recuerda que mis vacaciones comenzaron hace poco más de dos días. Las ojeras son parte de mi atuendo por el cansancio de los últimos meses gracias a la promoción de Passengers junto a Chris.

No voy a decir que no estoy orgullosa de haber formado parte de esta producción pero no me siento lo suficientemente llena por dentro. Es una sensación rara que lleva en mi interior desde los primeros días de entrevistas. 

O en otras palabras, aguantar los dolores de estómago al escuchar esas preguntas sobre mi vida amorosa que, por cierto, a nadie le debería importar una mierda.  

A pesar de los años que llevo en este mundo, no soy capaz de encontrarme totalmente cómoda cuando me siento en una silla y dejo que me hagan cuestiones de cualquier tipo. 

Algo que no te esperas, algo que no está planeado y por lo tanto debes de contestar con lo primero que se te pasa por la cabeza. Pero, lamentablemente, yo no puedo hacerlo. Lo único que me queda es callar, sonreír y bajar la cabeza para mirar a otro lado. 

O también contestar con algunas de mis respuestas que al día siguiente se encuentran como lema en varias páginas de internet. Supongo que cualquier cosa que haga o diga va a ser criticada de todas formas, así que en este caso no me preocupo mucho porque resulta que ya estoy curtida en mil batallas.

Pero la debilidad es una realidad. Me hallo exhausta y a la vez encerrada en un bucle que no consigue salir de mi cabeza. Es como si la mente se hubiera convertido en un color oscuro donde no tropiezo con la claridad. Para ser sincera, adoro con toda mi alma el trabajo que realizo; no obstante cada vez me considero menos fuerte para afrontar lo que me viene encima en el momento que hago una promoción de una de mis películas.

Sin embargo y a pesar de eso, me encuentro bien. Pero no bien de estable sino un bien de sentirme descansada al mismo tiempo. El aroma de Kentucky me llena de energía y de optimismo. Estoy tranquila porque sé que estoy en casa y en el lugar donde me siento protegida de cualquier mal. 

Sonrío mientras recojo la correa de Pippi y saco las llaves para abrir la puerta principal. El sonido de éstas hace que mi amada perra empiece a mover su pequeña cola y ladrar con un tono casi insonoro. En estos últimos paseos noto que ella pasa frío así que intento que no duren mucho porque no quiero que se resfríe. 

"Ya Pippi, ya... sé que estamos heladas. ¿Vamos dentro a calentarnos un poco?" pregunto con la típica voz dulce que utilizo siempre a la hora de dirigirme a ella. 

Una vez en el recibidor, Pippi desaparece como alma que lleva el diablo y yo sólo inspiro el olor a chimenea que me tele transporta a mi niñez en estas fechas tan señaladas. Vuelvo a sonreír mientras me quito la bufanda y el abrigo de color gris cuando me dirijo al comedor para acomodarme en el sofá. El ambiente es cálido y agradable por las diferentes luces que me envuelven. 

El fuego de la chimenea y las luces del árbol de navidad se mezclan en las sombras para crear ese espíritu esperado por todos a finales de año. Las mantas de diferentes tamaños y colores decoran parte de los sofás mientras que en la chimenea cuelgan los calcetines rojos repletos de chucherías y chocolates para mis desastrosos sobrinos. 

Joshifer: "...a very different love."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora