Kentucky rain

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Ese día en Kentucky diluviaba. Las gotas de agua caían en abundancia mientras chocaban contra el tejado y provocaban el ruido relajante que me encantaba escuchar por las noches antes de dormir. Observé cómo las nubes opacas de un color gris oscuro decoraban el cielo a través de las ventanas de la cocina, recubiertas de infinitas chispas de agua. Pensé que lo describiría como el típico día dónde lo único que te apetece es estar en el sofá con una manta y una buena película. Pero nada de eso, nada de tranquilidad. Imposible con todo lo que tenía encima.

Bufé desesperada al divisar todas las cajas de cartón que había a mi alrededor. Pippi había estado mordiendo una de ellas y la había dejado hecha un desastre. Volví a taparla con la cinta aislante puesto que ahí se encontraba parte de mi ropa y la tenía que llevar arriba. La verdad es que sólo quedaban unas siete cajas de la mudanza pero aún las tenía esparcidas por toda la planta inferior de la nueva casa. Y es que tenía tan poco tiempo que me era imposible organizarme de manera efectiva. Al menos las habitaciones principales estaban perfectamente colocadas, a excepción de mi ropero en dónde solamente se encontraba la poca ropa de mi marido.

Al coger el vaso de plástico rosa con leche con cacao y el paquete de galletas, escuché una pequeña risa que provenía del salón. Rápidamente llegué al lugar del dulce sonido y la busqué con la mirada para ver qué era aquello que le hacía tan feliz. Sonreí al divisar dos coletas rubias con ondas naturales cerca de una de las sillas de la mesa. Se apoyaba sobre la superficie del asiento con una de sus diminutas manos para aguantar el equilibrio y así poder llegar a su destino.

Nunca me cansaría de observarla. Inquieta, alegre, coqueta y nerviosa. Justo como yo a su edad, según mi madre. Intentando correr de un sitio para otro, con su juguete favorito en la mano. No lo soltaba aunque de vez en cuando se lo llevaba a la boca, simplemente para calmar el dolor de la encía. Los dientes le estaban empezando a salir y era algo que ni le dejaba dormir. Por eso todas las noches, la pasábamos a nuestra cama para que pudiera descansar tranquila en nuestros brazos. Al menos en ese día lluvioso no lo estaba pasando tan mal con el dolor porque no cogió ni una vez el mordedor helado que le calmaba. Vi como tiró el juguete al suelo ya que le estaba estorbando y volvió a su ingenioso plan.

Acababa de despertarse de la siesta y ya estaba provocando un huracán en el salón de casa. A veces se entretenía con las cajas de la mudanza y las abría y cerraba sin parar haciendo que la cinta aislante se despegara. Para ella era lo más divertido del mundo mientras yo sufría por si se hacía daño con el cartón. Intenté explicarle más de una vez que aquello no se podía hacer, pero era incluso más cabezota que yo. Pocas veces se enfadaba y pocas veces lloraba, sin embargo era tan testaruda que a veces se me hacía imposible lidiar con ella. Un carácter intranquilo muy parecido al mío, según Josh. Aunque estaba segura de que yo era más fácil de impresionar que ella.

Cuando dejé su merienda en la mesita y la llamé para que se acercara, ella se iba paseando por la alfombra intentando seguir el ritmo de la cola de Driver sin hacerme caso. Aquel era su objetivo, aquella parte del animal que se movía de un lado para otro a causa de la excitación. Al ver que no conseguía lo que quería ya que era muy difícil para ella, hizo un gesto de enfado frunciendo el ceño que me recordó bastante a su padre. Sonreí cuando vi que corrió torpemente hacia a mí para abrazar una de mi piernas. Señaló a nuestro animal y en sus labios se formó un pequeño puchero.

"Cariño, deja descansar a Driver. Lo tienes agotado." susurré poniéndome a su altura.

Coloqué bien su sudadera azul cielo sin capucha, porque ella las odiaba, y subí sus mallas para que estuviera más cómoda, metiendo su camiseta interior dentro de éstas. Llevaba las mismas Adidas que un día Josh nos regaló a ambas, de color blanco y algunos detalles azul pastel. Aunque la única diferencia es que las suyas eran sin cordones debido a su número diminuto de pie.

Joshifer: "...a very different love."Where stories live. Discover now