Swear words and Lies

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Un ladrido me sobresalta lo suficiente como para poder despertarme de la parsimonia generada por el cansancio acumulado de los últimos días. El agotamiento me lleva a tal exceso que ni si quiera puedo agarrar firmemente la correa de Driver, que corre entusiasmado hacia la puerta principal de nuestra casa. Tira de mí y me empuja con él, hasta tal punto que casi choco contra la pared de ladrillo.

Driver se sienta y observa fijamente la puerta blanca mientras su cola se mueve de un lado a otro con frenesí. Sonrío al saber que está esperando impacientemente a que abra con las llaves y así poder entrar siendo el primero. Una vez me hago con ellas, el pitbull de ojos azules vuelve a ponerse a cuatro patas e insiste una vez más estirando de la correa.

"Driver, no," murmuro mientras entro la llave en la cerradura.

Pero éste hace caso omiso a mis palabras porque en cuanto se crea una pequeña ranura al abrir la puerta, Driver estira de mí con toda su fuerza y la correa se escapa de mis manos.

Él siempre tan impaciente como la dueña de nuestras vidas.

"¡Driver!" digo en voz baja cuando lo veo desaparecer por la cocina dónde seguramente haya ido para beber agua.

Suspiro derrotado y cierro la puerta despacio una vez estoy más calmado. El silencio de la casa me llena de gratitud y tranquilidad por lo que me quito las botas para hacer el mínimo ruido posible. Camino descalzo hasta encontrarme de nuevo con Driver, que observa inquieto uno de los armarios lacados en blanco de la cocina. Frunzo el entrecejo y encaro una de mi cejas pero al ver su bol de metal vacío en el rincón, entiendo a la perfección qué es lo que desea.

"Tienes hambre, ¿eh?"

El perro de pelaje grisáceo me mira y vuelve a mover la cola con excitación. Justo cuando voy a abrir el armario, Driver ladra y hace que me gire bruscamente mientras cojo la bolsa de su comida favorita.

"Shhh..." susurro molesto cuando me dirijo al bol para depositar el alimento.

No obstante Driver olfatea en el aire y se dirige hacia mí agitado por la emoción que recorre en su cuerpo al saber que va a llenar su estómago con su pienso preferido. Por eso, en un pequeño salto, sus patas pasan a apoyarse en la zona baja de mi barriga mientras su nariz se acerca a la bolsa que contiene su manjar.

"Tranquilo, Driver," digo cuando empiezo a notar molestia por sus pezuñas clavadas en mi camiseta.

Acaricio su cabeza pero eso no da el resultado que yo pretendía. Esta vez, un ladrido mucho más fuerte hace eco entre las cuatro paredes de la habitación y eso hace que deje de echar comida en su bol. El pitbull vuelve a sentarse y antes de que pueda reñirle por su conducta, me ignora por completo mientras se deleita con su comida.

"Driver, no seas así de ago..."

Sin embargo un berrido proveniente de la planta de arriba me interrumpe. Cierro los ojos mientras un par de maldiciones se escapan de mi boca junto a una exhalación desmesurada.

"Mierda," bisbiseo cuando comienzo a caminar hacia el salón.

Pero antes de llegar a mi destino, una voz que suena a la altura de las escaleras me sorprende.

"¿Josh...?"

Su tono es cálido y seguro, pero en él se refleja el cansancio que ambos sufrimos desde que nuestro bebé llegó al mundo hace una semana.

Sí, suena increíble pero es cierto. Nuestro bebé. Un precioso niño con cabello castaño claro que no tardará en ponerse rubio tal y cómo imaginamos. El vello de sus pequeñas cejas no es notorio, así que es más que probable que el color de su cabello sea el mismo que el de Jennifer.

Joshifer: "...a very different love."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora