Capitulo cuarenta y seis:

Začít od začátku
                                    

-En cualquier guerra se pierden vidas inocentes pero lo único que puedes hacer es que aquellas muertes valgan la pena. -Sonrió, sonrió como únicamente el podía y sentí que estaba otra vez frente al hombre que conocía-. Tan solo no cargues con una culpa que no te corresponde únicamente a ti.

-Gracias por esto -dije mientras lo veía colocarse de pie y buscar su chaqueta-. Supongo que lo necesitaba.

-No lo he hecho tan solo por ti, Jazz -dijo mientras volteaba a verme-. No soy tu enemigo tan solo por la sangre que corre por mis venas. Las cosas se han vuelto complicadas entre nosotros pero no por eso deje de ver por ti. En algún momento me sentaré y te explicaré mis motivos pero por mientras tan solo debes confiar en mi.

Y ahí estaba el Bastian que había visto hace un par de horas, aquel que quería enredarme en reflexiones hasta llevarnos a su terreno y hacerme sentir de alguna manera como si nada hubiera pasado.

-Te he dicho que no confío en ti.

-Lo sé, realmente lamento eso. -Caminó hacía la puerta cuando dirigió su mirada hacía mi-. Quedate con ella esta noche ¿si? Por la mañana yo la cuidaré pero necesito irme ahora.

-Hazlo. -Me miro como si quisiera explicarme aquello, como si estuviera a segundos de rendirse ante mi pero algo se lo impedía y el no quería pelear contra eso-. Tan solo vete, Abaddon.

-Espera un segundo. -Vi como quitaba un arma de la zona baja de su espalda y caminaba hacía mi-. ¿Recuerdas como manejar una?

-Si -respondí mientras colocaba el arma en mi mano, demasiado fría al tacto-. No necesito un arma.

-El hijo de puta que entro a tu habitación podría intentarlo otra vez y no te dejaré desprotegida, tan solo no caigas en un sueño profundo. Debes estar alerta.

-Le pediré a Agramon que venga pero no quiero un arma, no me gustan. -Vi como sus facciones se endurecían y sus ojos se mantenían fijos en los míos. Quería gritar muchas cosas y era capaz de sentirlo, la sola mensión de Agramon le molestaba-. ¿Qué?

-Nada.

Me preguntaba si Bastian tenía un don para irse mientras evadía las explicaciones porque nuevamente lo hizo como si sintiera la necesidad de correr lejos de las preguntas que estaba dispuesta a soltar.

Deje el arma a un lado de la cama mientras me subía y ocupaba el lugar que Bastian había dejado minutos antes. Sentí a Sophia acurrucarse contra mi y quise despertarla para pedirle perdón por todo lo que había sucedido. Quería disculparme por no haber preguntado el día anterior cuantas personas habían perdido la vida cuando los Mortiferis habían escapado. Quise disculparme por no haber querido saber más del tema o por simplemente no haber dirigido mi curiosidad por primera vez hacía un sitio correcto.

Acaricie su cabello mientras me prometía que iba a cuidarla cuanto tiempo me fuera posible. Sophia tenía a Alexander y el jamás la dejaría pero hasta la vida de Alexander estaba peligrando en ese momento por mi culpa y me mantendría firme a mi idea. Si me quedaba allí era para evitar una matanza a sangre fría.

Cerré mis ojos mientras intentaba arrastrar a Bastian fuera de mi mente. Tenía tanto que hacer, y tan poco tiempo que no podía centrarme en el pero la idea de el yendose todas las noches me estaba causando demasiada curiosidad.

¿Qué tal si eso podia ayudarme a avanzar en aquella locura? ¿el podría estar ocultandome algo que me permitiera encontrar al niño puro de la profecia? No lo sabía pero estaba dispuesta a seguirlo la noche siguiente.

(...)

Las nubes grises parecían cubrir todo a su paso, incluso gran parte de los árboles que me rodeaban. Estos parecían atravesarlas para no encontrar jamás un final, parecían internarse en un gran hoyo sin fin. Miré a mi alrededor para encontrarme con una inmensidad de árboles al igual que con una gran humedad que parecía envolver mi cuerpo. Sentía que me cubría para alcanzar el mismo nivel que el miedo que me provocaba estar allí.

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