Nuestra primera pelea

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El reloj marcaba las seis y cuarto. Mi familia estaba vuelta loca y yo no paraba de mirar mi celular cada cinco minutos. ¿Dónde rayos estás Cameron Sloan? El miedo de que tal vez Cam hubiera cambiado de opinión acerca de mí invadió mi cuerpo. ¿Y si descubrió que en realidad no era gay? ¿Y si ya jamás me quiere hablar por mentirle? Independientemente y cualquiera que fuera el caso, tarde o temprano él iba a descubrirlo. No es como si me fuera quedar soltera toda mi vida (aunque tristemete en algunas ocaciones pensaba eso). Tenía el sueño de formar una familia, tener hijos y un esposo. ESPOSO, masculino.

Uno, dos, tres golpes interrumpieron mis tontos pensamientos. Salí corriendo torpemente hacia la puerta, mi madre me había obligado a usar un vestido rojo de seda y unos tacones altos. En realidad no eran tan altos si se comparaban con los que usaban las chicas de los pubs a los que Cam y yo alguna vez llegamos a ir.

-¿A dónde tan de prisa, Hayley?- dijo el abuelo. Iba vestido casi formal, sus sandalias de algodón y rotas desencajaban con su pulcro atuendo.

-Soy Bayley.- puse los ojos en blanco.- Voy a abrir la puerta, ¿no la has oido?

-Ah, sí.- se quedó pensando unos momentos y luego me sonrió.- Era Cameron.

-¡Qué!.-me pasé los dedos por la maraña de cabello que caía por los lados de mi rostro.- ¿Le has abierto?

-¿Crees que soy un estúpido? Claro que sí, tu novio te está esperando en la sala.-pasó con un leve empujón a un lado de mí murmurando el cómo los jóvenes de ahora éramos unos tontos.

Pasé mis manos por la parte trasera de mi vestido y fue entonces que me dí cuenta que estaban asquerosamente sudadas. Resoplé y me dirigí a paso lento hacia la sala tratando de hacer una gran entrada.

-Pero miren quién viene por ahí.- Cam, me sonrió e hizo que un puñado de mariposas revoloteara dentro de mí.- Te ves bien, Bay.

-¿Bien?- levanté una ceja.- Dios, gracias.

-Hermosa.- carraspeó claramente incómodo.- Te vez hermosa, Bay.

-Tú tambien te vez bien- le sonreí y logré ver un ligero sonrrojo en su cara.

-Venga, no seas pesada.- me extendió sus brazos dándome un abrazo y depositó un beso en la coronilla de mi cabeza.

-Feliz navidad, Cameron.- alcé mi rostro quedando a tan solo unos centímetros de él. Su aliento fresco golpeó mi rostro y tuve unas intensas ganas de volver a besarlo.

-Feliz navidad, hermosa.- inclinó su rostro y posó sus labios en mi mejilla.

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Pasadas las fiestas de navidad y años nuevo, vino lo más esperado del año. La mudanza. Estábamos en Mayo, lo cuál significaba que se acercaban los exámenes de admisión- eso me ponía el doble de nerviosa-, los constantes reproches de mi madre sobre si estaba segura de lo que hacía, y claramente el día de la mudanza.

Debería estar estudiando, debería estar estudiando.

-Dos semanas, Bayley.- dijo mi mejor amigo por la línea telefónica.-¿No te parece increíble?

-Sí, súper.

Debería estar estudiando, debería estar estudiando.

Estúpido Cameron, mañana tenía mi último examen de Ciencias de la Salud, él no me dejaba estudiar debido a sus constantes llamada telefónicas y encima tenía el periodo. Definitivamente no me encontraba en mis mejores momentos, estaba a punto de explotar.

-¡Vamos, Bay? Eres una amargada.-soltó una sonora carcajada, sabía perfectamente que estaba acabando con mi paciencia.

-Cameron, debo estudiar.-hubo un pequeño silencio.- nos vemos.

Gay por conveniencia [ SIN EDITAR ] Where stories live. Discover now