Compañeros de universidad

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Un mensaje me despertó, miré la hora en mi reloj digital: tres de la mañana ¿A quién en su sano juicio se le ocurre despertarme a esa hora? Quien quiera que sea debería estar asustado, Bayley con sueño podría ser una persona un tanto salvaje y gruñona. A regañadientes y maldiciendo, me acerqué a mi celular. La iluminada pantalla casi hace que me quede ciega y una vez deseé que cierta persona muriera. Mi sorpresa fue cuando tenía tres mensajes de Cameron, dos de ellos los había escrito hace quince minutos, y el último lo había escrito hace apenas tres.

De: Crustáceo avergonzado Sloan.

Hey Bayley, ¿estás despierta?

De: Crustáceo avergonzado Sloan.

Vale, ya entendí que no es así.

De: Crustáceo avergonzado Sloan.

Bayley, será mejor que abras tu maldita ventana y me dejes entrar a tu cuarto. ¡Me estoy congelando!

Con mucho amor, tu mejor amigo congelado.

Eso último me hizo sonreír y me dirigí rápidamente a mi ventana, la abrí dejando que una ráfaga de aire entrara por mi cuero cabelludo y me hiciera sentir escalofríos.

-Puedes dejar tu actitud bohémica y ayudarme a subir.

Bajé la cabeza y unos grandes ojos azules me estaban observando. Cameron usaba sólo su piyama que, incluso por el espesor de ésta, era ligera parra el frío que hacía.

-Eres un idiota- solté una carcajada y me incliné par mirarlo mejor.- Bien podría llamar a la policía, te llevarían y ahora no me metería en problemas nunca más. Sería la niña buena de mi familia.

-Sería una decepción, puesto que ser una niña buena no va con la actitud de mi Bayley.- Sonrió y yo puse los ojos en blanco.

Cameron comenzó a trepar por un árbol que estaba cerca de mi ventana y en cuanto es tuvo casi a la altura suficiente para poder entrar en ella, me hizo un gesto con las manos para que me quitara. Tomando un poco de balance, saltó hacia el interior de mi habitación. Se hizo un gran estruendo en cuanto cayó al suelo, escuché unos pasos acercándose a mi habitación.

-Bayley, ¿todo en orden?- la voz de mi madre nos alertó a mi mejor amigo y a mí.

-Bien, excelente madre.- traté de que mi voz sonará tranquila, pero Cameron se estaba acercando a paso corto hacia mí.

-¿Qué fue ese ruido?- la perilla de mi habitación comenzó a girar, y en ese momento lo único que pude hacer fue meter a Cameron debajo de mi cama.

- Ni se te ocurra hacer ningún ruido, Cameron.- le susurré y él sólo me dedicó una de sus magníficas sonrisas inocentes. Para cuando me levanté, Elizabeth ya estaba dentro de mi habitación mirándome extrañada.

-¿Qué es lo que haces en el suelo, Jessamine?- segundos después miró la ventana que estaba abierta; se acercó, miró hacia afuera y le cerró.

-Yo...-me aclaré la garganta- Me caí, de la cama, me golpeé tan fuerte que se me salió todo el aire, así que quise tomar un poco de aire.

-Bien, quiero creerte- dejó que el silencio nos inundara unos segundos, casi creí que mi mamá podía escuchar el cómo Cameron respiraba por debajo de la cama.

-Bien.- moví un poco mis pies para poder acercarme a ella.- tengo bastante sueño y quisiera dormir el poco tiempo que me queda, ya sabes...

-Cariño, lamento ser tan dura contigo.-me abrazó desprevenida.- es sólo que no quiero que mi hija no tenga un futuro, me preocupas ¿Lo sabes?

Gay por conveniencia [ SIN EDITAR ] Where stories live. Discover now