16. Los ángeles también mienten

39.9K 3.2K 106
                                    

Jeremy se encontraba completamente en las nubes, sumido en su propio mar de pensamientos mientras añadía más detalles con el pincel a la pintura, la inspiración simplemente había llegado cuando se dio cuenta de que necesitaba despejar su mente, era una forma de drenar sus emociones y pensamientos para mantenerse en equilibrio.

La forma en la que el pincel resbalaba por todo el largo del lienzo, impregnando el color que le daría vida a una única imagen en su cabeza y siguiendo los trazos de su fantasía, era simplemente exquisita. "Pintar" era una palabra muy pequeña para todas las emociones que podía transmitirle al artista esa acción, era demasiado corta para explicar la forma en la que se plasmaba algo que solo podía salir de dos lugares: la imaginación y la mirada. ¿Juntarlas a las dos? Resultaba en una perfección catastrófica, las obras de arte salieron de esa magnífica combinación, un poder aterrador. Si alguien podía confirmar la locura de los artistas, era Jeremy.

Se había hecho ajeno a todos los sonidos, hasta que escuchó un par de voces a su espalda, y cayó en cuenta de que un pequeño grupo llevaba un buen rato mirándole, todos parecían absortos mirando su lienzo. Normalmente no le daba la espalda a sus estudiantes, pero la técnica requería que ellos viesen directamente lo que estaba haciendo.

Y lo hacían, pero el punto es que siguiesen trabajando, no que estuviesen idiotizados mirándole.

—¿Ocurre algo? —preguntó con amabilidad.

Varios chicos se miraron entre ellos y se acercaron más al profesor, mientras señalaban el lienzo.

—¡Es increíble! La técnica es muy realista, es como si pudiésemos extender la mano y tocar la flor —alabó uno de los chicos.

—¿Profesor, está seguro de que nos está enseñando esa misma técnica?

—Ni en un millón de años podremos llegar a ese realismo, váyanse haciendo a la idea...

—¡Pero es que no puede estar hecho simplemente de pinturas al óleo!

—¿Utilizó algo más para agregarle tantos detalles?

—De acuerdo, de acuerdo, deténganse un poco —respondió el rubio riendo, mientras alzaba las manos para hacerlos callar—. Es la misma técnica, la diferencia es que yo no estoy pensando en aprobar el semestre, simplemente me dejo llevar.

—Oh vamos, eso no puede ser todo —se quejaron los chicos.

Hubo gemidos de protesta y quejidos al escuchar su explicación, pero él simplemente se limitó a rodar los ojos mientras dejaba la paleta y el pincel a un lado para poder acercarse al resto de los trabajos.

—Aunque no lo crean, lo es. Háganme caso cuando digo que no es cuestión de pensarlo demasiado —les recordó divertido—. ¡Ah, pero no por eso ignoren la técnica! Saben que me gustan las cosas bien hechas.

Varios alumnos se rieron y, para sorpresa de todos, la clase había terminó pronto. Aunque el más sorprendido fue Jeremy, él apenas y había notado que la clase comenzó. A veces pensaba que podía pasarse días enteros con una sola pintura y la idea le aterraba, las probabilidades eran tan altas que no sabía lo que haría el día que eso sucediese.

Miró hacia la ventana con una mueca algo irritada, el día estaba nublado nuevamente y el sol no daba muchas señales de vida, siempre terminaba por encender las luces a pesar de que fuese de medio día. Y aún no era hora del almuerzo, por lo que no podía escapar a la cafetería o su departamento. Para sumarle otro punto negativo, no podía ver a Byron porque estaba en horas de clase y parecía presionado con la idea de terminar su manuscrito antes de la fecha límite, por lo que estaría trabajando en él apenas terminase con sus clases. Por supuesto, le había dicho que podía hacerle compañía mientras escribía, pero el rubio no disfrutaba mucho de esos largos silencios en los que solo podía ver a Byron teclear como poseído con centenares de libros de filosofía e historia rodeándolo.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora