7. Lección privada

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Sencillamente no podía creer lo que había ocurrido la noche anterior.

Ethan había tomado varios libros prestados de la biblioteca, debido a que no prestó un ápice de atención a la clase del profesor Byron y tuvo que repasar por sí mismo lo que habían visto ese día, aquello le había costado mucho trabajo y no entendió ni la mitad de lo que decía el libro. Por eso cuando se encontró al profesor en el elevador estuvo a punto de escaparse un "no presté atención en clase" y se mordió la lengua inmediatamente, la vergüenza le ganó de solo pensar que el profesor lo supiera. Es decir, no podía simplemente decirle: "Estaba demasiado ocupado viéndolo a usted, por eso no entendí nada".

Hundió el rostro entre las manos de solo recordarlo y lo sintió arder nuevamente, no podría decirle eso, aunque estuviese en su lecho de muerte. Nunca. Además, no era nada apropiado que un estudiante dijese algo como aquello, cualquiera podría malinterpretarlo.

Se dispuso a terminar de hacer la cama y lavarse la cara, su celular sonó en alguna parte de la habitación y fue en su búsqueda, solo para encontrarse con un mensaje de Sebastian donde le decía que se verían en el primer piso con Simon para ir a desayunar juntos. No lo pensó dos veces, terminó de vestirse y dejó sus libros a mano, ya vendría a buscarlos después de comer, el solo andar sin el uniforme por la universidad ya era un alivio.

Mientras Ethan se dirigía a la planta baja, pensó en lo desesperante que debía de ser para la mayoría de los alumnos el estar encerrado en Haverville por un mínimo de seis meses, sobre todo cuando se imaginaba que eran el tipo de chicos que estaban acostumbrados a salir los fines de semana, a los bares o las fiestas. No era como si él no estuviese familiarizado con ello, pero nunca tuvo una verdadera necesidad por salir a alguna parte, principalmente porque no tenía ni el tiempo ni el dinero y cuando Sebastian dejó la ciudad, vivió un tiempo encerrado en su habitación, ya que no se resignaba a su partida. Probablemente eso causó estragos en su forma de ser y ahora le daba completamente igual.

Sonrió al ver a Sebastian y a Simon peleando nuevamente cuando llegó. Discutían algo respecto a las bebidas con sabor a miel y azúcar, por supuesto, Sebastian decía que su existencia era una completa aberración y que era culpa de esas bebidas que los niños crecieran más hiperactivos.

Ethan soltó una carcajada.

—Vaya forma de comenzar el día, discutiendo por las bebidas dulces —dijo colocándose junto a ellos.

—Deberías estar a mi favor Ethan, Simon no acepta que el azúcar es el motivo por el cual ahora es un idiota —dijo Sebastian.

—¡El azúcar no puede causar algo como eso! —respondió Simon exasperado.

—Tienes razón, debe ser de nacimiento —concordó el moreno mientras comenzaba a caminar rumbo a la cafetería.

Él solo se rió sin apuntar a ningún bando en particular, de vez en cuando era gratificante no ser el que peleaba con Sebastian, la mayoría de las veces salía perdiendo.

Cuando entraron a la cafetería se veía más llena de lo habitual, siempre había asientos libres, pero esta vez el bullicio era más intenso debido a que probablemente todos los estudiantes de la universidad estaban ahí, lo único diferente era la falta de uniformes.

—Ethan, ¿quieres ir con nosotros al edificio sur después de comer? Escuché que habrá una gran reunión con los superiores y esas siempre terminan en fiesta —ofreció Simon entusiasmado mientras se servía generosas porciones de comida.

—Eh... gracias, pero quedé de ir a la biblioteca, tengo algo que hacer —respondió Ethan.

No tenía motivos para ocultar la verdad, bien podría decirles que el profesor Byron accedió a darle una clase, pero por alguna razón prefirió no hacerlo. Después de todo, Simon también tomaba esa asignatura.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora